Capítulo 27 Tristes sentimientos

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—Lo último que me contó mi amiga fue que Mary Jane fue expulsada de su prepa anterior porque la descubrieron con el tal Flash haciendo cosas en los baños, ya te imaginaras que fue... —añadió Nelly sin contar explícitamente lo que había pasado. Gwen sintió asco, quedando sorprendida y al mismo tiempo no, no podía creer que aquella ramera llegara a tanto pero al mismo tiempo era tan obvio —Los expulsaron a los dos y mi amiga me dijo que la mayoría de las chicas se sintieron felices de que esa idiota se fuera, que se lo merecía por todo lo que había hecho.

—Por meterse con otros ¿verdad?

—Sí, porque ella se metía con quien quisiera, sin importarle si esos idiotas tuvieran novia o no, como yo... —dijo con tristeza —De alguna forma siempre termina obteniendo lo que quiere.

Gwen tembló, cada vez escuchaba con más detalle como esa pelirroja lograba tener éxito y meterse con quien quisiera, teniendo más miedo sobre si podía perder a Peter, como si todo a su alrededor le dijera que así sería.

—¿Oye estas bien? —preguntó la chica del cabello negro.

Gwen parpadeó y volvió a ver a la chica.

—En realidad no lo sé —confesó teniendo la mente revuelta —Nelly perdón.

—¿Por qué?

—Pues... te recordé lo que hizo Mary Jane, siento que reabrí una herida. —Ahora la que pareció desconectarse de la conversación fue ella. —¿Nelly?

—Descuida, no es tu culpa, sino de ellos. —se detuvo un momento y luego continuó —Sabes... yo la verdad creí que ya había encontrado el amor con Evan, sentía que era perfecto. ¡Qué error! —admitió con dolor.

Gwen la compadeció, temiendo que ahora la historia de Nelly se repitiera con ella y Peter, pues Gwen definitivamente pensaba eso mismo, sentía que ya tenía al amor de su vida con Peter y que él era perfecto para ella. Y ahora, escuchar como a alguien que pensaba exactamente lo mismo le rompieron el corazón de esa forma, realmente la lastimaba.

—Pero ahora me doy cuenta de que siempre estuve enamorada de una mentira, siempre quise a un chico que realmente jamás existió, porque yo lo había idealizado en mi mente por lo mucho que lo quería. Lo tenía en un pedestal y yo sola me había creado una imagen grandiosa de él cuando no era verdad, idealizándolo demasiado. Pensé que al ser tan guapo y divertido debía ser perfecto, pero no lo era y había tantas señales que me decían justo lo que en verdad era y yo las ignoraba porque estaba realmente... pérdida. —aceptó mirando a la nada. —Evan era alguien con quien podías reírte y sentirte bien de ser tú misma pero... si te dabas la vuelta podías escuchar cómo se burlaba de ti, y muchas veces eso me pasó, y llegué a ser consciente de eso y aun así... ignoraba aquellas situaciones, porque era una tonta. Y es que él era un gran mentiroso, era muy hábil en eso.

Recordó con tristeza.

—Él podía hacerte sentir especial... pero al mismo tiempo... Con sus bromas y comentarios estúpidos muchas veces me hacía sentir inferior, pero siempre dejé pasar aquello por lo que sentía por él, y por lo que pensé que él sentía por mí.

Respiró hondo y continuó, aun llorando, pero ahora de forma silenciosa. Inmersa en su historia.

—Aguanté tantas cosas por amor hasta que me di cuenta que lo de él no era amor. Incluso cuando Mary Jane me envió esas fotos no reaccioné de inmediato contra él, esperé lo que tuviera que decir. —Hizo una pausa y siguió —Las fotos fueron más que la gota que derramó el vaso, porque no solo descubría su engaño sino que también... entendí de la peor forma todo lo que Evan había hecho durante nuestro noviazgo. Tantas cosas que me hacían daño y no quería aceptarlas, esperé hasta que él fuera a verme para entonces confrontarlo y cuando lo hice... me di cuenta de que desde hacía mucho tiempo yo estaba cometiendo el error de seguir con él. Porque aunque en apariencia parecía perfecto... desde antes ya sentía qué no valía la pena, aunque estaba cegada. Y es que las apariencias engañan.

Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora