Capítulo 34 Dejándose llevar

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Por alguna extraña razón se sentían casi tan nerviosos como en su primera vez, siendo que ya habían hecho el amor dos veces, puede que al final si fuera culpa de luz, y es que a diferencia de las anteriores entregas, todo había dio paso a paso, pero ahora ya ni siquiera estaba la barrera del brasier entre el busto de Gwen y la vista de Peter, únicamente esa transparente y sensual blusa que inevitablemente los hacía más atrevidos. Ella miró una vez más la mancha que había en los pantalones de Peter y, de forma completamente involuntaria recargó la mano en ese lugar.

—¡Gwen! —gritó Peter intentando evitar lo que ella ya había hecho, pues aún se avergonzaba de esas eyaculaciones precoces, pero al siguiente segundo su voz se cortó por completo por el apretón que había sentido en su virilidad, pues Gwen, desde su zona baja, apretó un par de veces la dureza que encontró bajo esa mancha.

Ella gateó hacia él recargando los brazos a los costados de los hombros del hombre bajo ella, mirándolo directamente a los ojos, ambos respiraban tan marcadamente que se escuchaba claramente cuando inhalaban y exhalaban, para terminar besándose con locura.

Beso que cada vez se volvía más agitado hasta que finalmente Peter metió la mano bajó la ropa de la chica apretado directamente el trasero de Gwen, con tanta firmeza que la había excitado de tal manera que el ardiente beso acabó rompiéndose, provocando que Gwen separara su boca de la de él.

—¡Peter...! —dijo la agitada voz de la rubia suspirando al decir ese nombre que amaba, aun teniendo la placentera sensación de las manos del chico apretándole el trasero y del ardiente beso consumiéndole los labios.

Miró al castaño, y sus azules ojos se llenaron de la increíble imagen que él ofrecía, pues sí que era un chico guapo, musculoso y completamente antojable, y lo mejor era que era suyo. El nerviosismo por la luz o su poca experiencia en esto desapareció por completo de aquellos jóvenes amantes.

Peter tomó a su chica por la cintura haciendo que cambiaran de posición, pues ahora él estaba sobre ella, contemplando la hermosura de esa mujer. La blanquizca y suave piel de su novia parecía brillar, su cintura pequeña y su delicado busto aún estaban envueltos por la trasparente blusa que apenas impedía que todo ese delicado torso estuviera a plena vista de Peter, las mejillas de la chica estaban rojas y sus labios se veían aún más rojos que cuando tenían el labial, ya que esa fricción no solo los había coloreado, sino que los había encendido.

El castaño jugueteó un poco, pasando los dedos por el cuello de su novia, haciéndola suspirar, luego le dio un beso en la clavícula, haciendo que ella suspirara aún más, entonces bajó los dedos y delicadamente deslizó uno de los tirantes de la blusa de Gwen descubriendo uno de sus hombros para luego bajar el otro tirante, dejando más piel de Gwen a la vista, cada vez estando más cerca de sus atributos.

Pasó la yema de sus dedos sobre los pechos que acababa de destapar, escuchándola reír de forma adorable, entonces Peter hundió levemente la boca en el pecho de Gwen, haciéndola sonreír con mucho gusto y disfrutando de la delicia que era tener los labios de Peter besándole los senos, la chica rodó los ojos cuando la tibieza de la lengua de su novio le rozó el pezón con delicadeza, amaba cuando él la consentía de esa forma y le hacia el amor a sus senos. Peter chupó con más firmeza un pezón en Gwen y ahora ella sí gimió, sintiendo como el calor le recorría el cuerpo.

—Quítame la ropa —balbuceó Gwen, sumida en los placeres de que su novio le daba.

Peter Parker obedeció y terminó de desnudarla, encontrando una hermosa feminidad que ya ardía por él. Y ella a él también lo desnudó, terminando por arrancarle los apretados pantalones del traje dejando al aire a ese mimbro que tanto le gustaba.

—Hagamos el amor...

Él abrió más la boca y literalmente empezó a devorarle el pecho, Gwen sonrió de placer, ya que mientras Peter le comía un pecho le apretaba el otro. Peter empezó a comer de pecho izquierdo de su novia y ella simplemente no podía parar de disfrutar, soltando jadeos muy vibrantes, sin embargo, los besos en su pecho pararon y ahora él volvía a besarle la boca, esto hizo que la lengua de Gwen recordara algo que realmente deseaba hacer otra vez.

Se subió a Peter y empezó a besarlo con velocidad, luego de eso le dio un beso en la barbilla, luego en la clavícula, bajó a su torso, lamió unos cuantos cuadritos y después Peter gimió al sentir como las manos de Gwen empezaban a rozarle la virilidad.

—Esta duro. —dijo ella como toda una traviesa, mordiéndose el labio al ver como su forma de frotarle el pene derretía a Peter. Gwen se acercó y le dio un beso en la punta del miembro, solo como principio, porque luego, ahora era ella quien le hacía el amor a la masculinidad de Peter con lamidas que derretían al pobre... o más bien suertudo chico.

—¡Oh Gwen! —gimió el muchacho lleno de placer al sentir como era saboreado por la boca más traviesa que conocía.

Valla recompensa que tenía Peter Parker por ser Spiderman.

Valla recompensa que tenía Peter Parker por ser Spiderman

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Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora