Capítulo 16 Rindiéndose a su olor favorito

567 31 38
                                    

Sin dejar de abrazarla se alejó un poco y otra vez la miró a la cara.

—Pero créeme cuando te digo que no tienes por qué sentir celos de nadie, absolutamente de nadie, si alguien tendría que tener celos es ella de ti, no al revés, porque yo solo te quiero a ti, solo tengo ojos, corazón... y cuerpo para ti.

Al fin, lo había conseguido, las comisuras de la boca de Gwen se alzaron en una ligera sonrisa, tranquilizándolo por completo.

—¿Y por qué pasó eso...? —Preguntó Gwen con la voz un poco quebradiza y al mismo tiempo con decisión —¿Cómo es que llegaron a estar así?

El triunfo de Peter pareció debilitarse, pues con eso último no estaba del todo seguro que ya todo estaba bien entre ellos, agachó la cabeza y empezó a narrarle lo sucedido desde lo del gimnasio hasta lo de ahora, con todos los detalles que sabía que ella debía conocer para que luego no hubiera malos entendidos.

Gwen pareció aceptar las palabras y la promesa de su novio de no volver a ser tan idiota, pero aún se veía molesta, luego le dijo que debían irse de ahí, pues pronto sonaría la campana y los cacharían fuera de clases.

Peter se sintió impresionado por ella y lo lista que era, pues a pesar de todo, ella aún tenía cabeza para recodar lo que los rodeaba y las consecuencias que podían tener, algo que él no era capaz de hacer. Lo único malo, es que a pesar de lo que él le dijo y que parecía que ya todo se había arreglado, ella se fue por su cuenta sin permitirle que la acompañara.

 Lo único malo, es que a pesar de lo que él le dijo y que parecía que ya todo se había arreglado, ella se fue por su cuenta sin permitirle que la acompañara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

...

Peter tenía la cabeza revuelta, ya había pasado una semana desde ese día en que conoció a esa pelirroja y que todo ese caos pasara, y desde entonces Gwen había estado muy sensible. Aún no podía creer que esa estúpida pelirroja le trajera tal problema con Gwen, y como siempre hacia cada que algo lo irritaba, le dijo a Harry lo que pasó, y por suerte a él se le ocurrió un gran plan.

—Valla, valla Romeo —dijo Peter impresionado, dándole unas palmaditas a su amigo. —Teniendo esas ideas me sorprende que no tengas novia.

—Es que estoy esperando a la que me vea como el número uno, así como Gwen te ve a ti.

Un rubor coloreó las mejillas de Peter sintiéndose levemente avergonzado, luciendo extremadamente inocente.

...

Gwen estaba en el patio, hablando con Jack, su compañero de laboratorio, hablando maliciosamente sobre como el doctor Connors se le quedaba viendo a la bibliotecaria, cuando de repente unas sorpresivas manos le cubrieron los ojos, y antes de que el "extraño" hablara, ella ya sabía quién era.

—Adivina quién soy... —dijo la voz de un chico bastante conocido para ella, hablando en tono cariñoso y juguetón.

—Un chico que aún está en problemas —respondió ella con ironía y sonriendo burlona. Se quitó las manos de los ojos con cierto enfado y volteó a verlo, viendo como su novio sonreía con encanto y llevaba consigo un ramo de rosas, haciendo que su semblante sarcástico cayera y se transformara a una expresión de asombro y ternura, donde en su mirada ya no había rastro de enojo.

 Se quitó las manos de los ojos con cierto enfado y volteó a verlo, viendo como su novio sonreía con encanto y llevaba consigo un ramo de rosas, haciendo que su semblante sarcástico cayera y se transformara a una expresión de asombro y ternura, do...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Una rosa para otra rosa. —dijo Peter teniéndole el ramo con entusiasmo. —O mejor dicho 12 rosas para la más bonita de las rosas. —corrigió con un nerviosismo que lo hizo aún más tierno a los ojos azules.

—Yo mejor me voy, siento que hago mal tercio —dijo Jack retirándose de inmediato y viendo con gracia la escena que había entre el castaño y la rubia.

Gwen siguió al pelirrojo con la mirada por un momento, pero luego le fue inevitable ver a Peter, que seguía extendiéndole el ramo con entusiasmo. Sin querer, pero al mismo tiempo queriendo hacerlo, aceptó el ramo, teniendo que luchar con su deseo de besarlo, por qué... ¿Qué chica no querría besar a su novio cuando él le regala flores?

—¿Quieres salir conmigo? —preguntó acercándose provocativamente a su novia, viendo como esto causaba justo el efecto que él esperaba: Una sonrisa coqueta y un par de mejillas sonrojadas.

—¿Quieres salir conmigo? —preguntó acercándose provocativamente a su novia, viendo como esto causaba justo el efecto que él esperaba: Una sonrisa coqueta y un par de mejillas sonrojadas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué haces? —preguntó Gwen sin poder ocultar lo conmovida que se sentía, intentando ocultar su sonrojado rostro con las flores.

—Necesito que mi chica vuelva a verme de esa bonita forma —¡Travesura realizada! Peter se salió con la suya consiguiendo más de lo que se había propuesto. Pues ella no se resistió ni un segundo más y fue a abrazarlo para besarlo, rindiéndose por amor.

—Eres insoportable niño bicho. —dijo Gwen teniendo un gesto de niña berrinchuda mientras le daba otro beso.

—Lo sé, pero así me quieres. —contestó burlón para luego plasmar sus labios en la frente de la chica.

—Cállate y dame otro beso. —como todo un mandilón que hace lo que su novia le dice, el niño bicho obedeció.

—Entonces... —dijo abrazándola más —¿Salimos luego de la escuela? —Gwen lo miró arrugando la nariz, un gesto que él adoraba.

—Si no te quisiera tanto Peter... Pero sí, sí quiero salir contigo. —él sonrió triunfante y aliviado.

 Volvieron a abrazarse y ella respiró con gozo ese hermoso olor que impregnó su nariz, aunque no era el de las flores que aun sostenía con cariño, sino que el aroma que respiraba con placer era el del hombre al que ama, el cual olía a ropa limpia, a playera recién lavada. Solo eso le hacía falta, una simple y bonita escena en la que podía abrazarlo y respirar su aroma para que de nuevo cayera rendida al amor incondicional que le tenía. 

—Te amo niño bicho. —dijo inhalando profundamente esa limpia fragancia natural de Peter, el cual era su aroma favorito.

Sin saber que mientras se abrazaban, cierta chica de ojos verdes los fulminaba con la mirada.

Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora