Capítulo 23 Amargo despertar

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—Buenos días princesa —saludó Peter despertando con aire soñador, el cual pronto se perdió por el semblante duro que tenía la rubia. Quien estaba sentada en la cama, con los brazos cruzados sobre sus rodillas ocultas bajo la sabana —¿Qué pasa? —preguntó preocupado, y más porque ella no lo miraba.

—¿Peter tú me engañas?

Peter se congeló por un momento, sintiéndose en un largo túnel que cada vez lo alejaba más y más de ella

—¡¿Qué?! —Exclamó horrorizado, siendo invadido por una la intensa punzada que era su sentido arácnido, estaba al límite de la alarma que daba —¡Por supuesto que no! —se defendió enderezándose enseguida. Acababa de despertar y lo primero que encontraba era a su novia creyéndose engañada —¡¿Por qué piensas algo así?!

—Mira tu teléfono —volvió a decir con la voz seca y fría, mirando fijamente hacia el frente.

—Pero Gwen... —insistió el castaño, moviendo su mano para tocarla, pero ella se alejó un poco. Impotente, Peter se movió y tomó su celular, viendo que en sus mensajes, un número desconocido le había enviado varias imágenes, abrió el mensaje y vio que eran fotos de MJ en ropa interior, posando de forma muy sexy, y que al pie de la última foto había un texto que decía:

 Impotente, Peter se movió y tomó su celular, viendo que en sus mensajes, un número desconocido le había enviado varias imágenes, abrió el mensaje y vio que eran fotos de MJ en ropa interior, posando de forma muy sexy, y que al pie de la última fo...

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"Si quieres verme completamente desnuda para ti, solo hay que volver a vernos"

Los ojos de Peter se desenfocaron, como su sus pupilas se hubieran contraído, inmediatamente volvió al vista hacia su novia, apretando inconscientemente el teléfono, viendo como ella escondía la cara entre los brazos.

—Creí que era tu tía queriendo saber dónde estabas —murmuró Gwen con el tono suave y roto que daba la tristeza, aunque aún no había llanto, pero sus ojos empezaban a empañarse. —Pero claramente hice mal en tomar tu teléfono.

—¡Gwen esto no es cierto! —dijo con una retumbante ansiedad en el pecho en un intento desesperado porque ella le creyera, temiendo que esto causara lo que probablemente ya venía en camino: lágrimas. —¡Gwen por favor no! —se movió y la abrazó, estando agradecido de que ella no lo esquivara y aceptara su abrazo, aunque no lo correspondió.

—¿Entonces?... —preguntó ella débilmente.

—Mi amor... esto no es cierto, —dijo teniendo los labios pegados al cabello de la chica mientras la abrazaba con fuerza, aun sin recibir lo mismo —yo jamás he tenido que ver con ella ¡Lo juro!

Gwen no dijo nada, aun teniendo el mentón pegado a uno de sus brazos, mirando hacia sus pies que se asomaban por debajo de la sabana. Pensando cientos de razones malas por las que en la noche anterior él solo quiso dormir... sin intentar hacerle el amor.

Por otro lado, la cabeza de Peter empezó a punzarle de dolor, y no precisamente por su sentido arácnido, sino porque su mente colapsaba en cientos de ideas que se cruzaban en su cabeza, pues odiaba con mayor intensidad a Mary Jane, al mismo tiempo que intentaba evitar que su novia sufriera, sin tener la menor idea de que hacer: Salir corriendo a arrancarle el cabello a la pelirroja o permanecer ahí con Gwen para que ella entendiera que él estaba con ella. Al final la respuesta le fue muy obvia.

—Mi amor... ese mensaje... —empezó a decir, con la voz temblándole al mismo tiempo que todo el cuerpo —solo demuestra que jamás he tenido algo con ella —ni él entendía como había asegurado eso pero igual era verdad.

—¿A qué te refieres? —murmuró Gwen también temblando y sintiéndose culpable por no querer moverse de ahí y seguir recibiendo con cariño el calor que le daba Peter con su abrazo, pues por mucho coraje y dolor que sentía, quería creer en él, quería ver que él era inocente, quería escuchar la explicación de Peter y poder seguir queriéndolo sin sentirse horrorizada por creer que sería incapaz de dejar alguien que la engañaba.

Peter pensó en un segundo que podía decirle para demostrar lo que quería demostrar sin encontrar la forma, pero al final, su inteligencia le permitió unir las piezas que comprobaban la falla del mensaje.

—Para empezar, ni siquiera tenía registrado ese contacto, es el primer mensaje que recibo de ese número y, el mismo mensaje demuestra que jamás la he visto como... —Peter se cortó un momento, pues le calcinaba la lengua tener que hablar de la desnudez de MJ, y mucho más si la conversación era con Gwen —como ella piensa que me gustaría. ¡Pero no! —enfatizó para seguir demostrando que él jamás la traicionaría.

—¿Y qué hay de la parte en la que habla de volverse a ver? —murmuró con tristeza la desvencijada voz de Gwen, que avisaba con más intensidad un posible llanto, que ya empezaba en sus ojos.

—Puedo asegurarte... —empezó —que ella podría estar lo suficientemente loca como para inventarse que algo si paso o... —estrechó más su contacto con Gwen, sonriendo aliviado cuando ella recargó ligeramente su cabeza sobre su brazo derecho, señal de que estaba aceptando todo lo que él le decía. —en eso podría referirse al hecho de que nos vemos en la escuela, o a cualquier otra cosa menos a que hayamos tenido algo, porque te juro mi vida, que yo soy hombre de una sola mujer tú. Tú y nadie más mi Gwen.

Una de las manos de Gwen lo sujetó del brazo, acariciándolo con su pulgar. Pero cuando Peter creyó que ya todo estaba bien, finalmente la escuchó llorar a lágrima viva.

 Pero cuando Peter creyó que ya todo estaba bien, finalmente la escuchó llorar a lágrima viva

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—Gwen... —el chico movió el brazo que ella no le sujetaba, la tomó del rostro e hizo que se vieran, pero de inmediato ella movió el cuello evitando su mirada. —No Gwen... —suplicó el muchacho teniendo un vacío en el estómago.

—Solo... necesito un momento. —se levantó de la cama y se dirigió al baño, sin verlo, cerró la puerta y su llanto se intensificó.

Inmediatamente Peter se levantó para seguirla, y tras la puerta escuchó como ella lloraba, por lo que sus ojos también empezaron a empañarse, se llevó las manos a la cabeza, apretándose el cabello, incrédulo de como esa estúpida pelirroja arruinaba su relación sin él tener la más mínima culpa.

—¡Maldita Mary Jane! —maldijo el castaño entre dientes, teniendo un gesto sombrío en el que se combinaba la tristeza con la rabia. Intentó abrir la puerta pero estaba cerrada. —Gwen por favor... —suplicó, teniendo los ojos rojos e hinchados.

—Vete.

Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora