Capítulo 32 ¿Era culpa de la luz?

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Los moretones de Peter no duraron mucho, pues el joven tenía la virtud de curarse mucho más rápido que cualquier otra persona gracias a sus poderes.

Estaban sentados uno frente al otro sobre la cama, pasando el tiempo en el acogedor y romántico ambiente que siempre se formaba cada que estaban solos, aunque eso mismo causaba que la atmosfera que los rodeaba se volviera más que solo romántica, y por eso la ventana ya estaba cerrada, pues Gwen ya había aprendido que mantenerla abierta era sinónimo de exhibirse y que como bien le habían dicho, había recordado que había niños, y aunque por el momento el sonido que emitían eran solo palabras cálidas y uno que otro ocasional roce de labios, era mejor estar preparada para cualquier cosa que pudiera ocurrírsele al escandaloso de su novio.

Peter le acariciaba la mejilla, mimándola, viendo como Gwen sonreirá con dulzura, le dio un beso en la frente y después besó sus rojizos labios cubiertos con un intenso colorete, luego vio como ella reía cómicamente.

—¿Qué? —preguntó Peter amando su adorable risa.

—Tienes de mi labial en tu boca —contestó ella pasando su pulgar por el labio inferior del muchacho.

Él sonrió alzando levemente las cejas, luciendo completamente atractivo, provocando un suspiro en ella.

—Si ese es el precio a pagar por besar tus hermosos labios, píntame mi amor —Gwen alzó los brazos tomándolo por la nuca, atrayéndolo hacia ella, capturando su boca y pintándolo como él le había pedido.

El muchacho se alejó un poco de ella cortando su beso, ahora sí que su boca se había coloreado con los rojos labios de su novia, por lo que Gwen sonrió apretando los labios y ahogando la risa. El chico se pasó la mano por su propia boca, viendo que efectivamente tenía los labios pintados, volvió a mirarla provocativamente, acercándose a ella como si fuera su presa, luego le susurró en la boca:

—¿Sabes dónde más quiero de tu labial? —se miró abajo y entonces ella lo entendió.

—¡Peter Parker! —rio Gwen resaltando su lado pervertido, ahora provocándolo a él.

Gwen lo tomó de la mano para colocar un beso en cada uno de sus dedos, causando que él sintiera tanta ternura, cariño y amor por ella que hasta se le olvidó la parte pervertida.

—Gwen... —suspiró él, totalmente cautivado, pues acababan de tener un momento de bastante picardía que con fluidez se había tornado bastante tierno, de besos en la mano —¿Cómo haces para que después de haber sido Spiderman...? —mencionó pensando que hacía menos de 2 horas había impedido una redada usando cierto traje rojo y azul. —¿Me sienta como un cachorrito indefenso cuando estoy contigo?

Terminó de hablar mirándola como embobado, mientras le volvía a acariciar la mejilla con la mano que ella no le besaba.

—No lo sé, —respondió la rubia mirándolo y teniendo el dedo índice de Peter acariciándola sobre su boca —Tal vez es porque me quieres de verdad.

Peter sonrió radiante.

—Eso ya lo sabía mi amor —contestó sin poder evitar mezclar su emoción con las palabras, viendo a su novia como si fuera una diosa. —Pero aún me asombra cuanto te quiero y la forma en la que tus encantos me dominan.

—¡Wow! ¿Te domino? —preguntó Gwen sorprendida, sonriendo orgullosa de sí misma, cuando vio que Peter se sonrojó encogiéndose de hombros notó que eso había sido porque él se había sentido algo apenado, entonces a la chica se le ocurrió una idea para quitarle la pena a su chico y convertirlo en algo mejor para ambos —Y dime Peter Parker —dijo mientras se incorporaba, acercándose a él, poniéndolo nervioso, Gwen puso una de sus manos en el firme pecho de Peter y, mirándolo a los ojos, le susurró con la intención de seducirlo —¿Cómo es que te domino?

Los nervios del muchacho se pusieron en punta, hasta se le había erizado el vello de la nuca, amaba cuando Gwen entraba en modo seducción.

—Gwen... —tartamudeó Peter, completamente nervioso, incapaz de dejar de verla y de sentirse tan atraído hacia ella —estoy sintiéndome otra vez como un cachorrito indefenso —dijo apenas, sintiendo un cosquilleo muy intenso en la entrepierna.

—Qué curioso —contestó Gwen aun manteniéndose en tono, mordiéndose el labio, tensándolo y excitándolo al mismo tiempo, aumentando la satisfactoria sensación en su entrepierna —porque yo justo ahora me siento como una leona. —En ese momento, la virilidad de Peter dio un brinco, aunque confinada dentro de sus pantalones —Te vez nervioso. —dijo notando lo que le pasaba, gustándole mucho, comenzando a desabrocharle los tres botones del cuello. —Qué tal si para quitarte esos nervios jugamos a que la leona debe perseguir al cachorrito. —empezó a juguetear con su dedo sobre el pecho del chico.

—Me parece... bien... —tartamudeó el muchacho.

Sintiendo (a pesar de todo lo que ya habían vivido) que debía reprimir todas las sensaciones que ella le provocaba, siendo otra vez que ella quería que él hiciera lo contrario. Y probablemente ese sentimiento de Peter se debía a la claridad tan intensa en la estaban envueltos, que resultaba un poco intimidante, pues en las dos veces anteriores la noche era su ambiente, pero ahora los fuertes y relucientes rayos del sol de la tarde eran el manto que los cubría. Y aunque durante sus "buenos días" también había habido travesuras, la luz no era tan reveladora como la de ahora.

Eso o que es a pesar de todo él seguía siendo un novato.

—Entonces hay que empezar a jugar Peter —murmuró Gwen recargando ambas palmas en el muchacho, sintiendo la tibieza de sus pectorales. —Pero... —advirtió sabiendo perfectamente que es lo que deseaba de él y, teniendo la seguridad de que esta vez no lo escucharían, actuando como toda una chica sexy y dominante, añadió: —Solo con la condición de que el cachorrito... se convierta en todo un ANIMAL cuando la leona este sobre él.

Peter volvió a sentir como otro escalofrió le recorría el cuerpo, haciendo que su piel ardiera, impacientando su erección así como su deseo por ella.

Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora