La temporada deportiva llegó, y con ella, nuevas integrantes en el equipo de fútbol femenino. Las chicas trotaban alrededor de la cancha de practicas mientras supervisaba el calentamiento del grupo de chicas nuevas en la disciplina. Agotador, agotador porque había sido escogida por la entrenadora oficialmente como la "Asesora y encargada" de las chicas nuevas.
Perfecto, como si el pasar gran parte de mi día rodeada de chicas en leggins le hiciera mucha gracia a mi novia.
Lexa se había tomado mi nuevo puesto medianamente bien, las sesiones publicitarias a penas le habían dejado espacio en su agenda para exclamar un fuerte "¿No encontraron grupos de chicas más feas para que entrenes, Griffin?" Como si fuese posible que alguna de aquellas chicas tuvieran oportunidad contra aquellos labios, o sus cabellos ondulados, y ni hablar de sus ojos.
En fin, el chiste es que a penas le quedaba espacio en su día para tener que lidiar con celos injustificados, por lo que el poco tiempo que restaba en nuestra compañía lo administrábamos de mejores formas, pocas palabras y muchos más besos.
La compañía de Lexa se había convertido en algo sumamente preciado, ya que estaba convirtiéndose en una chica muy aclamada por el mundo de la moda, su rostro seguía adornando las calles de las ciudades enteras y jamás se lo confesaría pero, comenzaba a ser agotador lidiar con el club de fans que comenzaba a formarse a su alrededor. Club de fans que encabezaba una persona.
-Ashley, trata de tocar la punta del zapato y no fingir que lo haces mientras arruinas tu columna.-Comente distraidamente mientras observaba el desastre que surgía a mi alrededor. ¿Es que aquellas chicas pensaban entrar en el equipo con aquella forma de trotar? si es que casi cabalgaban.
-Entrenadora Griffin, no se como hacer éste ejercicio...-Raven espetó masajeandose los pechos mientras alzaba las cejas repetidamente.
-Tal vez la Srta Jones pueda serte de mucha ayuda.-Espeté empujándola hacia la dirección donde Luna yacía sentada estirando los brazos.-Y deja de intentar envenenarle la mente a Lexa diciéndole que "las chicas le miran el trasero cada vez que entrenamos en el campo, Lexa"
-¡Es verdad! si hasta tu misma te fijaste como la tal Jane te miro en los vestidores... ¡Y ni creas que se me olvida que desde ese día no entras! ¿Eh?
-Si le dices a Lexa te juro que...-Comencé la amenaza señalándola con el indice pero una chica nueva clamo mi atención. Devolviendo mi vista hacia ella me la encontré en cuclillas y observándome de manera poco decorosa mientras hacia reventar una bomba de chicle sin desviar la mirada de mi.-Te mato.
-La única que va a morir va a ser miss simpatía cuando te observe de esa forma frente a Lexa.-Comento mientras continuaba con el calentamiento "normal" y sin movimientos inapropiados.
-Cierra el pico.
Raven tenia razón, lamentablemente para mi desgracia. Muchas de las chicas nuevas no paraban de insinuar cosas mientras las guiaba en los calentamientos previos a las practicas. Lexa no era especialmente celosa, pero si llegaba a ver aquel tipo de escenas seguramente alguna fibra de su aparente confianza flaqueaba. Y estaba mucho mas decir que era completamente indiferente a las provocaciones de las nuevo ingreso, porque ni en un millón de años se fijara en ninguna de ellas, claro a menos que alguna se llamase Lexa y se apellidara Woods.
Varios guiños y comentarios impropios después, culminaron las practicas y me dirigía hacia las duchas, pero rápidamente descarte la idea al recordar la descarada mirada sugerente de Jane. Habia decidido no comentarle nada a Lexa por el bien de su paz mental, pero Raven también lo había notado, por lo que probablemente le iría con la nueva noticia en cuanto tuviese oportunidad.
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La Delincuente Perfecta
RandomA los 19 años de edad, Lexa Woods, hija de reconocidos padres en el mundo de la moda, y dueña de sobresalientes en la facultad de Derecho. Se verá envuelta en una escalofriante situación. Y es que la aparición de cierta rubia la hará conocer lo mas...