Dividida.
Así me sentía. Dividida y confundida entre la avalancha de sentimientos encontrados en los últimos meses. Tratando descifrar lo que realmente sentía, escarbando cómo los perros, tratando de encontrar una pista que descifrar, pero mientras rebuscaba, amontonaba los restos a un lado nuevamente, empezando de cero. Un círculo sin fin.
Normalmente aclarar lo que sentía no era un problema, pero es que se trataba de Clarke, y con ella nunca había sido "normal". Lo cotidiano se convertía en súper diferente. Especial.
Especial, no era la definición en este caso, diferente, tal vez. Ahora se trataba de algo diferente, único. Descifrar lo que sentía por ella era mucho más fácil hacía unos meses atrás.
Verla feliz, plena. Era lo único que importaba, era lo único en lo que podía pensar, ayudarla a ella y ayudarme a mi en el camino, porque siempre había sido así, siempre lo sentía el doble con ella, ayudarla significaba ayudarme y sanar junto a ella. Tal vez por eso dolía tanto, verlo hacerse realidad. Pero la realidad era cruel y devastadoramente dolorosa ahora.
***
Tras culminar la larguisima clase del señor Martín, me apresuré a guardar algunos libros desperdigados sobre la mesa con rapidéz, la última vez había alargado la clase de derecho mercantil veinte minutos más, esta vez no cometería el mismo error de quedar de última y ser el blanco de su entretenimiento a bases de "señorita Woods ¿No le gustaría integrarse al grupo de estudio que dirijo todos los domingos?".
Si, ya, estese esperando.
Cinco minutos después, me encontraba ya fuera del aula porque era firme creyente de eso que decían de no tropezar con la misma piedra mas de dos veces.
Pasaba las estructuras de la facultad de derecho, una gran balanza dorada, cuando sentí una mano aferrarse con violencia contra mi pierna. Un fuerte grito agudo emergió de mi garganta antes de poner una mano sobre mi pecho al ver a la idiota de Luna incorporarse.
-¿¡Estás loca!?-Le golpee el brazo con fuerza y se quejó entre risas.-Casi me matas, no es gracioso.
-No tanto como tu cara, no sabía que podías gritar así.-Levantó una ceja con perversión.
-Cierra la boca.-Recuperé el camino con las nuevas voces de Monty y Harper uniendose al grupo.
-¿Pueden creer que la nota del parcial del viernes será la definitiva de la materia? Puta vida.-Resopló Monty.
-¿¡Que!? Eso no es verdad ¡Maldicion! ni siquiera me dio tiempo de estudiar para derecho mercantil, tendré que arreglar cuentas con Martín.-Bufó Luna y Harper Monty y yo la miramos con el ceño fruncido.
-¿No es como la quinta vez que te reportan por tutear a los maestros?-Harper preguntó.
-Si bueno, a Martha le encantan los formalismos.-Murmuró encogiéndose de hombros.
-Le dijiste que se metiera en sus asuntos a la supervisora del departamento estudiantil.-Aporté aún frunciendole el ceño.-Y no la llames Martha a menos que...
-A menos que quiera suspender si, tambien leí la observación.-Suspiró volteando los ojos.-El punto es... Necesito recuperar la nota de Martín y necesito tu ayuda, eres su favorita.
-Y tú eres imposible.
Continué caminando hacia la residencia, cuando repentinamente alguien tropezó contra mi en medio de la plaza común.
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La Delincuente Perfecta
RandomA los 19 años de edad, Lexa Woods, hija de reconocidos padres en el mundo de la moda, y dueña de sobresalientes en la facultad de Derecho. Se verá envuelta en una escalofriante situación. Y es que la aparición de cierta rubia la hará conocer lo mas...