La Nueva

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Acababamos de llegar de la estúpida excursión en la que casi perdía la vida por culpa del idiota de Liam, cuando a Echo se le había ocurrido la maravillosa idea de visitar el famoso pub donde trabajaba Raven. Evidentemente me negué pero es que a veces Echo podía ser demasiado pesada.

Al llegar me dirigí hacia la barra donde se encontraba Raven y me senté frente a ella, le había avisado con anticipación de mi visita, por lo que no hizo un escándolo de los que estaba acostumbrada al verme.

-¿Por qué hueles...?-Se acercó hasta mi cuello invadiendo completamente mi espacio personal y la empujé levemente con el hombro.-¿...a tierra con jabón?

-Ugh, estaba... en el bosque y antes de venir aquí me duché pero...-La vista se me desvió hacia la mesa más cercana y casi entro en pánico al ver el grupo de amigos de Lexa, con Lexa, hablando y riendo, con Lexa, como si no hubiese una delincuente cerca. 

-¿¡Por qué no me dijiste que ellos estaban aqui!?-Pregunté alarmadamente.

-¿Que? tampoco es como si los tuviera que correr del club cada vez anuncia su presencia, alteza.

-Raven te suplico que saques a Lexa de aquí antes de que...-Echo se posicionó a mi lado evaluando a Raven con la mirada.

-La belleza no se pega con la mirada ¿Que me ves o que?.-Raven espetó con sorna.

-Lo único que se me puede pegar de tí son los piojos.-Contraatacó Echo.

-Dudo que los piojos quieran entrar entre esa maraña de pel...

-Bueno basta ya.-Sanjé.-Son unas bebes.

-Como sea, ella empezó a mirarme como loca...-Raven se defendió pero la llegada de la persona más inoportuna del mundo me hizo reaccionar y abrir los ojos en gesto de "alerta roja". Porque Echo no podía conocer ni de lejos a Lexa Woods. No iba a permitirlo.

-Clarke ¿Que haces aquí?.-Ugh Lexa me estaba mirando con sus ojos verdes, como si fuera lo más importante de su vida e iba a hacer que nos mataran a todos si no borraba esa expresión de su rostro.

Miré a Raven rápidamente y pareció comprender lo que ocurría.

Cinco puntos Raven, mi chica inteligente.

-Cariño Clarke está algo ocupada, será mejor que nos vayamos a la pista.-Raven salió de la barra y le sujetó el codo en gesto de instarla a bailar, pero Lexa no tenía esos planes, simplemente frunció el ceño y le colocó medía sonrisa al oírla decir aquél mote.

-¿Qué?-Preguntó con diversión. Echo permanecía a mi lado contemplando la mediocre escena y yo sólo quería agarrar a Lexa y encerrarla en una caja de cristal para protegerla.

-Bebé ya te dije que no me hagas insistirte en bailar un rato...-A este punto Raven ya estaba colocándole muecas a Lexa para que le siguiera el juego, pero la morena parecía no entender.

-Creí que tu estabas con ella.-Echo frunció el ceño dirigiéndose a mí.

No puede ser, se lo había creído.

-Claro que no, Raven y... Lexa, están saliendo.-Aclaré como si fuera la noticia más vieja y aburrida del mundo.

Lexa me dirigió una mirada extrañada y decidió aclararse tomando un trago con expresión desorientada. En ese momento Raven, se abalanzó sobre ella y le estampó un beso en los labios.

Raven estaba besando a Lexa, justo frente a nosotras. Tragué saliva al corroborar que Echo levantaba las cejas y ponía los ojos en blanco como si fuera lo más común y aburrido que había visto el resto de la noche.

La Delincuente PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora