Sentía el pecho y la garganta arder, no podía respirar y unos golpes en el pecho comenzaban a querer hacerme vomitar. Una repentina tos se apoderó de mis pulmones y escupí gran cantidad de agua,logrando hacerme despertar de la inconsciencia en la que me sumía, sentí unos labios posarse sobre los míos mientras una cantidad de aire hacía funcionar mucho mejor mi respiración.
Abrí los ojos al momento en el que escuchaba varias voces y sirenas de fondo. Sólo podía distinguir un techo muy elegante en el cuál no presté demasiada atención, me encontré con unos ojos familiares y fruncí el ceño al identificarlos.
-¿Echo...?-Intenté preguntar pero un nuevo ataque de tos me los impidió.
-¡Esta bien, Echo! ¡Ahora muévete!-Esa era la voz de Miles, parecía apurarla.-No la dejaría si no supiera que está perfectamente...
-No se ve bien, Miles...-Me observó con algo más que preocupación, algo que no pude definir.-No puedo dejarla...
-Si no vienes ahora va a ser a tí a la que atrapen, Clarke es lista, sabrá qué hacer... Ahora mueve el trasero que ya no tenemos tiempo.
No supe exactamente que pasó a continuación, solo fui consciente de que las sirenas se hicieron más audibles y los ojos se me cerraron antes de sentir nuevamente los labios de Echo presionarse suavemente contra los míos, ahora no con el fin de reanimarme.
Echo acababa de besarme sin ningún motivo aparente.
Volví a caer en la inconsciencia. Gritos, balas y llantos eran los únicos sonidos que lograban llegar a mi mente, entre aquél caos no podía dejar de preguntarme si Lexa estaría entre el descontrol de la situación. Sólo podía ser consciente del dolor en mis pulmones, la garganta la sentía irritada al igual que las fosas nasales.
No sé cuánto tiempo pasó después de haber estado medio consciente, ahora me sentía mucho más cómoda y la respiración la sentía más liviana.
Con los ojos aún cerrados, permanecía semi acostada en una cama muy cómoda, un leve sonido en la estancia que desconocía lograba llamar mi atención. Parecía el sonido que emitian los microondas al pulsarlos, pero éste "Bep" era mas consecutivo y rítmico... Como los latidos de un corazón.
Intenté moverme pero lo que percibí como unos pequeños cables me lo impidieron. Parecían estar en todas partes, los sentí en mi pecho y brazos. Una especie de máscara cubría mi rostro, aportandome una agradable nebulización que ayudaba bastante a que no tosiera en busca de aire. Me queje cuando intenté incorporarme nuevamente, pero lo logré. Al abrir los ojos repasé la gran habitación, me encontraba en una camilla, siendo monitoreada por aparatos que podía reconocer por los libros de medicina que solía leer en mis tiempos libres de la universidad.
Parecía una vida diferente ahora.
Observé el manojo de tubos y la mascarilla que tapaba la mitad de mi rostro. Intenté recordar como diablos habia llegado hasta allí pero fue inútil, no recordaba nada más desde las sirenas en el sitio donde se encontraban Echo y Miles.
La pequeña habitación era grande pero acogedora, observé el alrededor, identificando el contador Coulter el cuál marcaba las pulsaciones de mi corazón en tiempo real, el dueño del pequeño "Bep" que había llamado mi atención en un principio.
Me senté con algo de dificultad, ya que sentía una leve sensación de ardor en el pecho y un fuerte mareo repentino que nublaba mi vista. Observé mis brazos, se veian enrojecidos con leves raspaduras, así o peor debía de tener el rostro. Las circunstancias de las últimas semanas habían dejado marcas no sólo en mi cuerpo, sino también en mi mente.
Allí, en medio de aquella gran habitación de lo que parecía un hospital, me pregunté qué demonios estaba haciendo, justo cuando la gran puerta del ampliado espacio se abría y dejaba pasar a...
ESTÁS LEYENDO
La Delincuente Perfecta
AcakA los 19 años de edad, Lexa Woods, hija de reconocidos padres en el mundo de la moda, y dueña de sobresalientes en la facultad de Derecho. Se verá envuelta en una escalofriante situación. Y es que la aparición de cierta rubia la hará conocer lo mas...