El tercer pasillo de la biblioteca entre el ala B y C, era una zona que raramente los estudiantes visitaban. Ya sea por la iluminación, la falta de asientos, mesas... El hecho era que la forma en la que Clarke estaba besándome entre los pasillos, comenzaba a aumentar unos cuantos grados entre los libros de medicina que nos rodeaban.
-Clarke... Ya.- era la cuarta vez que lo repetía mientras continuaba revolviendole el pelo mientras la sentía besar mi cuello entre besos húmedos.-Se supone que tengo que estudiar.
-No, no tienes...-Murmuro contra mi oreja y un escalofrío envolvió mi columna al sentirla masajear mi cintura.-¿Nunca lo has hecho en la biblioteca?
-¿Qué?-La observé morderse los labios mientras bajaba sus manos a mi trasero.-Clarke...
-Shhh, sólo no hagas ruido y nadie va a darse cuenta.- Musitó sin inmutarse e hizo ademán de agacharse pero la detuve sujetándola del cuello de su chaqueta.
-¿Estás loca? Claro que no voy a dejar que hagas nada en un lugar público.-Susurre mientras la veía voltear los ojos y pegarse a mí nuevamente.
-Será algo rápido Lex...-Volvio a masajear mis glúteos y no pude evitar la corriente eléctrica en mi entrepierna.
-¿Y si alguien nos ve?-Sonrio de medio lado al verme dubitativa, esa era su sonrisa de suficiencia, y salía a relucir cada vez que sabia que iba a salirse con la suya, por lo que anticipé un poco y me mordí el labio.
-No nos verán, nadie viene hacia acá.-Dijo mientras volvia a agacharse frente a mi. Ésta vez no la detuve y la miré desabrocharme el pantalón en silencio. Lo bajó hasta la mitad de mis piernas y las acarició levemente. Me mordí el labio al sentirla bajar mi ropa interior.
Me recosté sobre la estantería y sentí cómo la respiración de Clarke chocaba con mis muslos, comenzó a besarlos y la sensación era realmente agradable pero no tenía tiempo para ser demasiado romántica.
-Clarke dijiste algo rápido.-La apure escuchando su risa.
-Como guste, doña patrona.-Le jalé un mechón de pelo como reprimenda y Clarke hizo contacto directo con mi entrepierna, por lo que eché la cabeza hacia atrás aguantando un gemido.
Su lengua entró en juego y comenzó a estimularme rápidamente. Jadee y la sujeté contra mi en esa posición. Las posibilidades de que alguien entrara y nos viera aceleraba más mis pulsaciones y convertía todo extrañamente en adrenalina que lo empapaba todo en deseo. Esa sensación sólo la conocía con Clarke.
No se lo había confesado nunca, pero ese tinte de rebeldía y desobediencia que destilaba lo encontraba sumamente sexy y atractivo.
Clarke movia su boca francamente bien contra mí allá abajo y las ganas de gemir se estaban convirtiendo en una necesidad, por lo que me mordi el labio para silenciar cualquier sonido delator.
La sentí levantar una de mis piernas y posarla sobre su hombro, justo antes de sentirla comenzando a introducir su lengua dentro de mí y un pequeño gruñido lleno de deseo se escapó de mi garganta.
-Shhh...-Clarke se tomó el tiempo de callarme y volvió a lo suyo. Sentí la presión húmeda de su lengua dentro de mí y sus dedos entrando a juego, estimulandome mientras se mantenía dentro de mí. La fuerte presión comenzó a ser insoportable, por lo que tape mi boca con la palma y comencé a moverme contra ella. La estantería se movía un poco por el impulso de mi cuerpo contra el de Clarke y aferré una mano a sus mechones rubios. Los movimientos eran enérgicos y silenciosos, la apreté entre mis piernas mientras jadeaba con su cara pegada a mi, su lengua seguia moviendose dentro de mí y terminé violentamente restregándome contra su cara sin cuidado. Si hubiese podido hacer ruido habria gemido su nombre y decirle unos cuantos improperios. Mi cuerpo se relajó y descansé la cabeza en el estante de libros mientras recuperaba el ritmo cardíaco normal.
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La Delincuente Perfecta
RandomA los 19 años de edad, Lexa Woods, hija de reconocidos padres en el mundo de la moda, y dueña de sobresalientes en la facultad de Derecho. Se verá envuelta en una escalofriante situación. Y es que la aparición de cierta rubia la hará conocer lo mas...