Capítulo 2: ¿Lo ves?

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La siguiente vez que nos reunimos en el estudio empezó de manera habitual; Freddie como siempre llegando tarde con Prenter a su lado, para ello, Roger, Brian y yo ya habíamos hecho pruebas de sonido con instrumentos y micrófonos y habíamos discutido algunos arreglos, aunque había sido en vano pues Brian era muy difícil de convencer.

Nuestra sala de ensayos, exclusiva para Queen, se encuentra en el séptimo piso, es amplia, al fondo tiene una tarima donde caben la batería con todos sus tambores y platillos, varias guitarras y bajos, micrófonos y un piano vertical. Hay un piano de cola, pero ese está abajo de la tarima. Enfrente tenemos unos sofás con varias mesas de varios tamaños, papeles por donde quiera, revistas y juegos de mesa debajo del ventanal de la cabina de control, donde usualmente es el lugar de Jim y los dos ingenieros de sonido. Por los costados de la habitación hay varias ventanas; las del lado izquierdo tienen vista hacia la ciudad, se abren empujándolas desde la parte inferior hacia afuera, las del lado derecho, tienen vista al pasillo que conecta a otros estudios, salas de ensayo y cabinas de grabación, esas son corredizas pero solo una pequeña parte de arriba.

Cuando Mercury llegó, calentó su voz y comenzamos a practicar nuestras canciones. Poco tiempo después Fred pidió un descanso; hacía varios meses que llevaba enfermo; tenía mucha tos, se agitaba demasiado por casi nada, a veces le era difícil respirar, se cansaba muy rápido y tenía ataques de tos por lo que las canciones se interrumpían y parabamos constantemente.

Por esa misma razón habíamos acordado no hacer giras ni conciertos, solo nos dedicamos a componer y hacer álbumes, eso incluía vídeos y alguna que otra entrevista.

La prensa comenzó a hacer sus propias especulaciones y esparcieron chismes respecto a la salud de Freddie; principalmente decían que tenía sida. Lo peor era The Sun, ese diario nos odiaba por lo que esparcieron rumores a diestra y siniestra como si nos conocieran. Habíamos acordado no hacer caso de lo que dijeran pero aún así era frustrante.

Freddie decía que ya había ido con los médicos y que llevaba al pie de la letra los tratamientos, tal vez era cierto porque había dejado de beber drásticamente, había cambiado su alimentación y tomaba varias píldoras con regularidad. Pero, ¿por qué no estaban funcionando? Tal vez no seguía sus tratamientos como él decía o porque no eran los tratamientos adecuados o tal vez necesitaba descansar. Aunque para ser sincero, siempre creí que era algo más que él no nos decía. En fin, mi amigo cada vez adelgazaba y palidecía aún más. En repetidas ocasiones ofrecimos parar con nuestros proyectos pero él se negó, era muy terco, decía que no había tiempo que perder y eso hacía que mi frustración aumentara.

Poco antes de que el descanso terminara Jim atrajo nuestra atención:

—Desde hoy y por un tiempo tendremos la presencia de alguien aquí en el estudio— dijo.

—¿De quién se trata?— preguntó Roger.

—No quiero reporteros, Miami— contestó Fred.

—No se trata de ningún reportero...— el sonido del teléfono de Jim interrumpió su respuesta obligándolo a salir a atender su llamada.

Continuamos con lo nuestro y retomamos posiciones arriba de la tarima donde se encontraban los instrumentos. La sorpresa me dejó atónito pues justo cuando Rog nos daba la entrada apareció Jim y detrás de él, la niña del cabello teñido. Supongo que mis amigos también se sorprendieron pues un silencio incómodo se esparció por varios segundos.

La niña, que está vez iba mejor vestida con tennis y chaqueta blancos y pantalón rojo vivo se adentró en el estudio para detenerse justo enfrente de nosotros.

—¡Hola! Un gusto conocerlos, soy Luna— saludó con cortesía.

—A partir de ahora, eh... Luna trabajará con nosotros.

En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora