20

28 9 36
                                    

Seguí a Lunna hasta el último salón, no fue hasta que ella cerró la puerta cuando recapacité qué estaba haciendo ahí. Me relajé tanto en mi almuerzo que lo había olvidado.

—Ah... Lunna... Yo no canto— no sé cuántas veces lo dije pero quería que quedara muy claro.

—¡Relájate! Solo vamos a divertirnos...

—No, es que no lo sabes, pero de verdad canto horrible, no creo que sea capaz de hacer todo eso que tú haces para Emperor's.

—¿Ya lo has intentado?

—Varias veces pero nada me ha funcionado.

—¿Qué te parece... una vez más?- intentó animarme.

—No te vas a rendir hasta que acepte, ¿verdad?

—Verdad.

—Solo dime qué hacer— dije imitando a Roger.

—¡Confía en mí..! Bueno... Te vas a divertir.

¿Qué fue eso?

—Bien ahora vamos a jugar, si en noventa segundos me atrapas, te dejo ir, pero si yo te atrapó, harás todo lo que yo diga- no había perdido ningún juego y aún así ya hacía lo que ella decía. -¿Hecho?

—¿Eso me hará cantar?— dudé.

—Tal vez...— Suspiré resignado.

—Es en serio, ¿Por qué hacemos esto? No quiero jugar.

—Porque tampoco quieres cantar, entonces te estoy dando la opción de librarte de esto. ¿Lo tomas o lo dejas?

¡Qué fastidio!

—Bien...

—¿Listo?— tomé posición, soy más alto que ella, creí que la atraparía rápidamente. En su celular, activó el cronómetro y anunció: —¡Ahora!

Corrí unos pasos y justo cuando estaba por atraparla me esquivó, volví a correr hasta que la sentí cerca y aceleró su paso, intenté acorralarla en una esquina pero no funcionó, de nuevo huyó. Supongo que ella se reía por la emoción y no de mí. De nuevo, intenté agarrarla pero se escabulló, así que terminamos corriendo en círculos hasta que ella salió por la puerta al pasillo conmigo detrás. Para ese entonces, mi corazón estaba a mil por hora y mi respiración se entrecortó. Ella dobló y volvió a la habitación de dónde habíamos salido, de nuevo fuí tras ella, pero en cuanto entré al salón me dió la vuelta y me dijo:

—¡Te atrapé!— Me tomó por sorpresa por lo que inevitablemente brinqué y justamente un segundo después el cronómetro sonó —Ni modo, John. Te toca clase de canto.

—Eres rápida— le comenté intentando recuperar el aliento.

—Un poco. Bien, comencemos... Inhala profundo por tu nariz y exhala haciendo una larga "S"— me mostró cómo se hacía y lo repetí.

Las siguientes dos horas imité todo lo que ella hizo, o al menos eso intenté. Hicimos las mismas cosas raras que Freddie hacía antes de los conciertos, durante toda esa clase me acordé mucho de él, solo que ella me explicó varias cosas teóricas que no sabía. Durante ese tiempo, me esforcé por no morir de vergüenza, aunque en algunas partes fue inevitable, mucho menos cuando ella dijo:

—Bien... Llegó la hora de la verdad; a cantar— me dijo —El micrófono es tuyo. ¡Haz tu magia!— en la grabadora reprodujo la pista de la canción mientras que me sentí sometido por mis nervios. Todo lo hice mal, desde el primer verso hasta el último, sin embargo, no me detuve hasta entrando el coro dónde se suponía que tenía que cantar con fuerza y explosión.

En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora