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Durante dos semanas me dediqué completamente a mi recuperación y a mi familia. Creo que eso era lo que necesitaba, pues con la premura de grabar álbumes, con la enfermedad y partida de Freddie, me había desgastado y no había podido descansar como hubiera deseado.

En mis merecidas vacaciones olvidé que tenía una banda, de no ser por una llamada de Roger diciéndome que esperaríamos a qué Luna se pusiera en contacto para discutir sobre la propuesta, pero ¿cuánto tiempo tarda una persona en recuperarse de la pérdida de sus hijos? ¿Semanas, meses, años? No lo sabíamos, así que acordamos que si Luna no se ponía en contacto en dos meses, nosotros nos reuniríamos para discutir el destino de Queen. Destino, que para mí era más que claro: Queen tiene a un solo vocalista y es Freddie. Sin Freddie, no hay vocalista y sin vocalista, no hay banda. Así de sencillo y doloroso.

A la cuarta semana, Verónica y yo logramos ponernos de acuerdo para visitar a mi madre en Leicester. También lo necesitaba. Hacía mucho que no veía a mi madre y saber que ella estaba bien me dió un nuevo respiro. Nos quedamos una noche allá donde mis hijos aprovecharon a su abuela y viceversa. Mi madre me pidió que arreglara unas cosas en la casa, nada difícil; unas goteras, un cable suelto y un par de tornillos que ajustar. Por su parte, Verónica no perdió oportunidad de quejarse con su suegra sobre mi y ella me regañó.

"John, ámala, respétala y cuídala, es la madre de tus hijos, hazla feliz y no olvides todo lo que te he enseñado" fueron las palabras que se grabaron en mí en esa visita.

También me preguntó si era feliz a lo que respondí que sí. No podía decirle: "madre, estoy sufriendo porque el amor de mi vida falleció hace más de un año, no quiero estar junto a Verónica, la banda terminará y no sé qué hacer con mi vida" no quería preocuparla. Y después me dijo: "Estoy orgullosa de tí" por esa razón le mentí. Temí que si le decía que en realidad no era feliz ella me negara sus palabras de aliento o peor aún, decepcionarla. Deseé ver a Julie, mi hermana menor, pero ella estaba en Manchester estudiando, por esa razón no la ví.

Faltaban tres semanas para reunirnos nuevamente. Yo no había cambiado de opinión; sin Freddie, Queen no debería continuar. No estaba listo para dejar algo más que amaba, pero era muy doloroso seguir con ello.

Esa mañana, la madre de mi pareja llevó a los niños al zoológico. Deseé que Verónica estuviera lo suficientemente ocupada como para que pudiera quedarme a solas. Estaba en mi habitación sentado en la cama, intentando no acostarme porque si lo hacía, probablemente lloraría de nuevo. Quise pensar qué podría hacer después, si Queen se acababa, ¿qué haría con mi vida? Sabía que tenía una buena suma de dinero y sabiéndolo administrar bien, podía vivir tranquilamente, pero conociendo a Verónica y sus caprichos, eso no sería así, además si solo me quedaba en casa con ella, enloquecería.

El ruido de mi teléfono sonando interrumpió mis pensamientos. Era Brian.

—Hola, John ¿Cómo estás?— me saludó a través de la línea.

—Hola, Brian ¿Qué sucede?— respondí hastiado.

—Luna se contactó conmigo, quiere que hablemos.

—¿Qué decidió?

—No lo sé, supongo que eso nos dirá. ¿Puedes hoy a las tres?

Que molestia. No quería ir. Si su respuesta es "no", no tenía caso hacernos perder el tiempo y si decía que "si" tendrían que conseguir otro bajista. Además, ¿cómo podría haberse decidido ya? no hacía mucho perdió a sus hijos, tal vez no estaba lúcida como para tomar decisiones. Quise negarme y exponer mis motivos, pero un impulso salió de mi y me llevó a decir:

—Si, ahí estaré— ¡Demonios! ¿Qué sucedía conmigo? Bueno, al menos tendría la oportunidad de dejar todo claro.

Llegó la hora. Ya estaba en el lugar acordado, de hecho, los cuatro habíamos sido puntuales. Lunna lucía muy pálida y decaída, se notaba que le era difícil concentrarse en algo, su vista constantemente se clavaba en el suelo hacia la nada, se estaba esforzando por aparentar normalidad pero, entendiblemente, era imposible.

—Gracias por reunirse conmigo... y por esperar tanto tiempo— comenzó a decir. En realidad para algo como lo que había vivido, no había sido tanto tiempo —Quiero agradecerles por la propuesta que me hicieron, significa mucho para mi, pero primero quiero que sepan un par de cosas... la primera es que me llamo Lunna U. Stuwettel— escribió su nombre en un papel y nos lo mostró —Es raro pero se dice "Stu-e-shel"— explicó. —Mi hijo quería reclamar unas tierras y mi esposo y yo venimos aquí a buscar al propietario para que las cediera o las peleara. Se supone que en nuestro viaje debíamos mantener un perfil bajo y... ¿adivinen quién no lo hizo?— se señaló a sí misma —No debí aceptar el trato de Jim, ni debí involucrarme con ustedes, pero no me arrepiento de haberlo hecho. Para mí es un verdadero honor saber que Freddie pidió por mí y saber que ustedes me ofrecieron la oportunidad de colaborar. Me llena de alegría. Pasé poco tiempo al lado de Fred, pero él y yo... hablamos de muchas cosas que me hicieron ver... bueno, yo... siento que le debo algo y si puedo cantar para ustedes, será un verdadero placer y orgullo hacerlo. Yo quiero intentarlo. Quiero cantar para ustedes, pero no me gustaría causarles problemas... 

—¿Cómo nos causarías problemas? ¿Crees que esos sujetos te perseguirán hasta aquí?— preguntó Brian.

—No, no es eso...— guardó silencio buscando palabras

—Bueno, yo también quiero intentarlo— intervino Roger —Eres una persona muy interesante, divertida y elocuente... Yo quiero ver qué tienes por mostrarnos— la apoyó.

—Es cierto, te he visto cantar y es sorprendente. Tu talento es innegable. Probemos esta combinación y veamos que sale— dijo Brian. 

Los tres me miraron para hacerme exponer mis pensamientos.

—Voy a ser sincero contigo— la miré fijamente —No confío en ti. No eres Freddie y no deberías tomar su lugar— ya está, lo dije.

—No pretendo tomar su lugar, solo quiero...— retrocedió un poco, tal vez buscaba las palabras —Por favor, John. Dame una oportunidad...— me suplicó.

—No perdemos nada por probar un nuevo sonido— se unió Brian.

—Vamos, John. Al final si no sale bien, nos separamos y ya, ¿cierto?

—Así es— ella estuvo de acuerdo.

—No olvides lo que hizo en el tributo — me recordó May.

—No lo hago, pero...

—Hagámoslo por Freddie— irrumpió Roger dando justo en el blanco, sabía bien que mi debilidad es Fred y la usaba en contra mía cada vez que podía, sin embargo, era cierto, eso era lo que quería.

—Bien... Probemos por Freddie— acepté al final, pero no me habían convencido del todo.

Roger celebró. Lunna extendió media sonrisa.

—¿Con qué quieren que empiece?— preguntó ella.

—¿Qué te parece...? Killer Queen, Good Old Fashioned Lover Boy, You're My Best Friend, Love of My Life, Dead On Two Legs, Stone Cold Crazy... Algo así.

Parecía que ella estaba anotando las canciones en su cabeza.

—De acuerdo, ¿Tienen partituras o algo así?

—¡Si claro!— rió Roger.

—Tenemos servilletas, pedazos de papel y notas regadas en el estudio.— Nunca entendí por qué le mintieron.

—¡Oh! Bueno... Denme un día para estudiar las canciones, mañana estarán listas— prometió.

—Descuida. Tómalo con calma.

—No hay prisa.

—Bien... Entonces... Los veo mañana— insistió ella. tomó sus cosas hizo alguna clase de reverencia torpe a modo de despedida y emprendió paso a la salida.

—¡Espera!— Brian fue tras ella, dejándonos a Roger y a mí solos.

—Descuida, John. Apostemos por esta extraña chica— intentó animarme.

—¿Qué hay de lo "extraña"?— le recordé.

—Bueno... Freddie no fue el sujeto más normal del mundo.

—Es cierto...— me hizo reír al recordar las locuras que Freddie nos hizo pasar por ser él mismo.

—Además, eso nos hizo ser quiénes somos ahora. Nos hizo Queen.

En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora