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-¡Tengo una nueva letra!- anunció Lunna.

-Has estado inspirada ¿verdad, Lunna?

-Algo así. Se llama Emperor's new clothes. Échenle un vistazo.

Los siguientes dos días nos concentramos en esa canción. Lo que empezó como unas letras plasmadas en papel, terminó siendo una pieza llena de energía y furia.

Era otra mañana común y corriente, las puertas del elevador se abrieron en mi cara y salí hacía la sala de ensayos.

-¡John Richard Deacon!- me gritó Lunna encarandome en la puerta con su ceño fruncido -¡¿Qué horas son estás de llegar?!- extendió su mano hecha puño en la que sostenía una paleta con forma de reloj.

Ví la paleta, ni siquiera se distinguía la hora que pretendía marcar. Abrí mí boca y aproveché la posición del caramelo para introducirla a mi boca con la ayuda de la empuñadura de Lunna. Una vez dentro, se la quité de las manos y la rodeé para por fin entrar a la sala.

-¡No! ¿Qué estás haciendo? ¡Es de Roger!- me dijo alarmada con sus ojos bien abiertos.

Me encogí de hombros y me arrojé en uno de los sofás.

-¡Cómetela rápido! ¡Sí vé que la tienes tú, se va a enojar!

Sí. Era probable. Los temas difíciles de Rog son las chicas, los autos, la comida y cualquier cosa relacionada con la batería. Lo de las chicas lo entiendo, él tiene toda la suerte que yo no tengo con ellas y cuando realmente se interesa por alguien, puede ser muy obstinado. En los autos, se emociona mas que yo en esos temas. Lo de la batería... supongo que sentiría lo mismo sí fuera mi instrumento favorito, pero no le doy tanta importancia como al bajo. He tenido serías discusiones con él sobre eso: ¿Qué highat se oye mejor? La posición de los platillos y la tarola. Ha sido un milagro que aún no me golpeara.

En el tema de la comida lo comprendo perfectamente. No hay nada más molesto que alguien te quite tu comida. Odio cuando las personas hacen algo así. He peleado con Verónica por eso; cuando éramos novios, intentó quitarme mi comida un par de veces y preferí comprarle un platillo para ella antes que darle de la mía. Y ahora Robert me enloquece exigiendo que le dé de comer de mi plato.

Así que, sí. Sabía muy bien que la estaba metiendo en problemas con Roger. A ese par les gustaba jugar y hacer bromas dónde a veces me incluían a mí, por lo que no me importó.

-¡Rápido, John!- me volvió a gritar. Sus ojos viajaban rápidamente desde la puerta hasta la paleta en mi boca. -¡Ah!- con sus ojos bien abiertos y una de sus uñas entre sus dientes, mostró la preocupación que sintió. Fue muy gracioso. -¡Ya sé! Sí le corto el palo, te la metes toda a la boca y Roger no se enterará...- hizo una pausa de milisegundos y luego murmuró -Eso no se oyó bien...

-Seguro...- le afirmé saboreando el caramelo en su cara. Me reí y seguramente me ruborice al entender lo que acababa de decir. No había malinterpretado sus palabras. -¿Qué...?

Fue en busca de las tijeras, y en su descuido, el rubio apareció.

-¡Buen día, Rog!- saludé entusiasta y agitando el chupete en mi mano a propósito.

-¿Eso que te estás comiendo es mi paleta?- preguntó indignado.

-Lunna me la regaló.

-¡No es cierto!- chilló ella.

-¡Tú!- el rubio la amenazó. Cómo dije, Taylor se enojó y la persiguió por toda la sala de ensayos.

-¡Lamento la tardanza!- llegó Brian.

Se tomó unos segundos desde la entrada para apreciar la persecución de los dos miembros más pequeños. Luego entró y se acercó a mí.

-¿Tan temprano?- me preguntó -¿Ahora qué pasó?

En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora