23

26 9 75
                                    

No estoy orgulloso de esto, pero el hecho de que Lunna no fue bien recibida como Brian o Roger esperaban, me dió esperanzas para resistir. No creí que esa locura de tener a una nueva vocalista llegaría tan lejos, así que solo me quedaba esperar a que Queen terminará de una vez por todas. Y no es que me alegrara por la conclusión del proyecto del que formé parte por años, es simplemente que ya no era lo mismo.

Seguimos con las reuniones en el estudio, practicamos con el nuevo ensamble, continuamos con las grabaciones de Fred, seguimos con las molestas lecciones de instrumentos ajenos y de vez en cuando, nos reuníamos para beber.

En pleno descanso de un ensayo, Brian anunció:

-Escuchen... me surgió algo, necesito salir y creo que tardaré un poco, tal vez una hora, ¿hay algún problema con eso?

Nadie objetó nada así que el ruloso abandonó el estudio dejándonos a nosotros en la paz para relajarnos, aunque yo le debía una clase de bajo a Roger por lo que le propuse que la hiciéramos en el salón del fondo.

Taylor logró seguirme durante cuarenta y cinco minutos dónde cada diez se quejaba de la falta de volumen y la rigidez de las cuerdas. Cuando decidí que era suficiente para él y para mí, dí por concluida la lección.

A pesar del estrés que Roggie pudo sentir, estaba de buen humor, juntos volvimos a nuestra sala de ensayos y nos encontramos con Lunna durmiendo en uno de los sofás, estaba completamente acurrucada cubierta con una cobija desde sus pies hasta su cuello.

Comenzaba a enfadarme porque mientras nosotros trabajamos en su idea, ella dormía, cuando Roger interrumpió mi emoción diciendo:

-¡Aw! ¡Mira, qué niña tan chiquita! ¡Ay, qué ternurita!- chilló señalandola.

Y sí, derramaba ternura. Su pequeño cuerpo hecho un ovillo, apenas sí ocupaba un tercio del sofá y su pálido rostro descansaba sobre la codera del mismo. Su profunda respiración dividida en pequeños suspiros demostraban su sueño pacífico o al menos así fue hasta que mi rubio amigo dejó de admirar su ternura para decir maliciosamente:

-Está dormida... ¿cierto?

A hurtadillas se acercó aún más, alzó una de sus manos, la dirigió exactamente hacía la cabellera de la chica y antes de que su mano pudiera acariciarla, ella lo detuvo en seco.

-¡¿Qué estás haciendo?!- le gritó.

-¿No se supone que estabas dormida?- preguntó él para su sorpresa. Lunna se incorporó y empujó la mano de mi amigo ligeramente hacia atrás para quitárselo de encima -¿Cómo rayos hiciste eso?

-Sentí tus sucias intenciones de tocarme...- le respondió misteriosa.

-Aja... ¿Puedo tocarlo?- Roger volvió a su misión inicial.

-Absolutamente no.

-¡¿Por qué?!- chilló él -Se ve tan suave y esponjoso...

-Lo es- afirmó la peliblanca.

-¡Solo una vez!

-No.

-Poquito...

-No...

-Por favor...- suplicó el rubio.

-No.

-¿Al menos me dirás por qué es blanco?

-Bueno...- Lunna se removió en su asiento un tanto incómoda, su semblante cambió y se tornó por completo sería -En realidad es difícil para mí contar esto... pero supongo que te debo esa respuesta.

-Sí, me lo debes- presionó.

-Es que es vergonzoso contar esto...- agregó con la mirada baja.

-Oh...- Roger también había cambiado su semblante. Se colocó de cuclillas frente a ella y le extendió una mano hacia su muslo -Está bien, tranquila.

En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora