Capítulo 42: Noche de Tanguitas

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Una vez todo esclarecido, ya no había necesidad de fingir; en el almuerzo, Lunna solo bebía café mientras los demás probamos los alimentos que Connor preparaba.

—¿Cuándo nos vas a invitar a tu obra?— preguntó Alex a la peliblanca.

—Nunca.

—¿Por qué?

—Es una mierda, no tiene pies ni cabeza, el director es un idiota en potencia y no tiene nada de bueno.

—Tu estarás ahí, eso es suficiente para mí.

A pesar de que hizo que la chica se sonrojara ella siguió negada a revelar la fecha de estreno.

—¿No dijiste que te despidieron?

—No tuve tanta suerte…

—Escuchen, quiero presentarles a mi novio— saltó Kevin.

—¿Novio? ¿Es oficial?— insinuó Alex.

—Tenemos seis meses saliendo…

—¡Ah!— Lunna dejó escapar un grito agudo —Muy bien. Nombre, edad, religión, sexo, nacionalidad, tipo de sangre y lo más importante, ¿qué sabe de nosotros?

—Adrian Martínez, veinticinco, agnóstico, masculino… muy masculino, colombiano y O+. Sólo le he contado un poco sobre ustedes, sus ocupaciones, aventuras y demás… y… sabe de Camster— Kevin recibió una mirada desaprobatoria por parte de Connor y otra pícara por parte de Lunna —pero no le he dicho sobre Turret o sobre tí, Lu, así que…

—De nuevo a esconderse… no te preocupes puedo con esto.

—¡Puedes invitarlo a la Noche de Tanguitas!— sugirió el rubio.

—¡¿Qué impresión vamos a darle?!

—Nos conocerá tal y como somos.

—¿Qué es la noche de tanguitas?— pregunté.

—Básicamente es una noche con juegos, retos, alcohol y música a la que, por cierto, están invitados.

—Como siempre…— obvió Brian.

—¡Oh, no! Ésta es… más interesante…

—¿Y debemos de traer tanguita?— preguntó Rog.

—¡No! ¡Eso no! No es obligatorio, pero sí tú quieres está bien, no juzgamos.

—¿Entonces por qué se llama Noche de Tanguitas?

—Porque una vez todos nos alcoholizamos tanto, que a la mañana siguiente todos estábamos en tanguitas y nadie se acordó por qué… hasta la fecha nadie sabe qué pasó esa noche ni de dónde, rayos, sacamos las tanguitas—  el moreno contó entre risas.

—Se oye divertido…

—¡Lo es! La cuota de entrada es una botella de lo que quieras, ya verán por qué…

No hizo falta meditar mi asistencia, en definitiva estaba emocionado por lo que podría pasar con tanto alcohol y los juegos.

Aunque yo no era parte de la familia, Adrian se presentó conmigo un par de días después de que llegó a la casa. Tenía ese acento extranjero de inglés latinoamericano mal pronunciado, ese que a veces se le escapaba a Lunna pero que podía entender.

Moreno, ancho, ligeramente barrigón, dotado de orejas y naríz, pero muy amable y sonriente. Estaba lejos de ser atractivo, pero Kevin y él se veían felices. Adrian fue recibido con la misma calidez que nosotros, incluso Roger se unió a la bienvenida el día que acordamos una tarde de películas; ya que ninguno decidía qué ver, me tomé la libertad de escoger Sinister.

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