Capítulo 44: Tres días en Camster

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Día uno

El viaje a Camster fue toda una aventura. Una que guardo en mis memorias como el tesoro que es.

—¿Están listos?— Los chicos estábamos reunidos en los arbustos del jardín trasero —Hay que aclarar que esto está prohibido, pero romperemos muchas reglas, así que una más, una menos… da igual— mencionó Kevin —La clave es: cerrar los ojos y avanzar con paso firme— al tiempo que terminó sus palabras, adentró sus pasos entre los arbustos y desapareció de mi vista.

—Adrian, tu turno— le indicó Alex.

No lo culpo por dudar. Incluso Alicia lo hizo antes de ir tras el conejo, pero al final ambos dieron el salto.

—Fred, ahora tu.

—¿Lunna no vendrá?

—Freddie, Lunna ya está allá.

Uno a uno, mis amigos avanzaron a la arboleda, ese tiempo no me ayudó a estar listo cuando fue mi turno. Según las indicaciones, avancé a ciegas dejándome abrazar por la picazón de las ramas. Abracé mi cuerpo y seguí avanzando hasta que mi cabello se atoró en una rama. Abrí mis ojos e intenté soltarme. Ese árbol fue descortés al recibirme con un jalón de cabello, como sí le hubiera hecho algo.

—¿Estás bien, John?— me preguntó Alex.

—Ah… sí sí— me empeñé tanto en soltar mi cabello que no pensé en lo imbécil que estaba siendo.

—Pues vamos.

Algunos pasos adelante nos volvimos a reunir.

—Muy bien. ¡Felicidades, caballeros! Están en Camster— anunció Kevin —Alex y yo lo tenemos planeado; primero iremos a conocer el castillo, luego iremos a Wizand y sí nos da tiempo, iremos al Pico del Sol, estaremos en la reunión de los reyes y… tal vez Lunna quiera llevarlos a otro lugar…

—No será mucho, pero será suficiente para que conozcan la esencia de Camster— Desde ese momento y durante todo el viaje, Alex y Kevin se convirtieron en nuestros guías turísticos.

Llegar al castillo supuso una caminata de quince minutos; el majestuoso rocoso se alzó imponente sobre nuestras narices con sus húmedas y desgastadas rocas manteniendo torres unidas.

A sus pies, toda una familia y personal nos esperaban. Al mismo tiempo hicieron una reverencia y aquel que parecía el rey se acercó a nuestra caravana.

—Majestad— volvió a reverenciar —Siempre es un placer recibirlo en Camster.

—Philip Allister, espero que no hayas recibido a Lunna así— Connor correspondió su saludo acercándose a él para estrechar sus manos.

—El protocolo manda.

—Phill ellos son amigos…— nos presentó Connor

—Excepto él— Kevin señaló a Adrián —él es mi novio…

El rey Philip tomó a Adrian por sus manos y le dijo:

—Bienvenido. Y le compadezco sí soporta a esos rebeldes y sus locuras.

—No lo asustes.

Tras presentarnos con el rey, las personas detrás se acercaron; eran su esposa y cinco hijos. Corteses y sonrientes nos dieron la bienvenida.

Resultó que estábamos a un costado del castillo, mismo por el cuál se nos dejó acceder. Piedras de todos los tamaños perfectamente apiladas formaban los largos pasillos, las enormes habitaciones y cómodas, salones ambientados para recibir glamurosamente a todo tipo de invitados.

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