Capítulo 55: Gracias (2)

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Ante mis ojos, el triángulo del juicio se impuso erizandome los vellos como sí el enjuiciado fuera yo. Pero la que estaba en medio era Lunna, a la izquierda INSAL, a la derecha OINA y al frente, tres elegantes representantes del Parlamento, cada uno con sus respectivos testigos y aliados, esperando ansiosos por dictaminar una sentencia.

—Permítame ponerle al tanto de la criatura frente a usted— después de una breve discusión del orden de intervención y de que Wild adulara a los representantes de Su Majestad, introdujo su discurso —017016 que se hace llamar Lunna tiene un amplio historial criminal registrado. Ha cometido toda clase de atrocidades; desde el robo, asalto, traición, extorsión, coerción, tortura, mutilación, canibalismo entre otros… sin contar que es una maldita eatan que no merece ni un poco de consideración.

Un par de pantallas planas colocadas a los laterales de la sala, transmitieron imágenes de lo que creí que era el expediente escrito de Lunna. Wild tenía el control para manipular las protecciones, dónde pasaba de una foto horrenda a otra peor aún.

—Se ha creado un extenso capital fruto de hurtar y extorsionar a nuestras grandes empresas que trabajan honradamente para ganar sus ingresos. Esas pérdidas, afectan a sus empleados y empleadas, repercutiendo en gran medida a nuestra población, misma que debe redoblar esfuerzos para reponerse de la pérdida— por los televisores se proyectaron diferentes imágenes de una persona parecida a Lunna en pleno crimen.

—Con todo respeto, su señoría, quisiera pedirle al director Wild que presentara pruebas sustentables— intervino un hombre sentado a la derecha de Hamilton; Matthew Lecter, el segundo hombre a cargo de OINA —Sí me permite mostrarle— acudió al monitor que comandaba las pantallas para tecleó hábilmente —este es el portal de los estados financieros de nuestros ciudadanos— en él colocó el nombre de Lunna con su extraño apellido —usted, y todos los testigos presentes pueden observar el estado actual de su cuenta— ni siquiera era una octava parte de lo que había en la mia —esta cantidad es la que obtiene por sus servicios prestados en OINA y en una cafetería local en Knightsbridge, por lo que sí fuera verdad que se hace de capital deshonrado, sería invisible…

—O podría resguardarlo en su domicilio…— contraatacó Wild.

—En los registros a su hogar no se ha encontrado más que el efectivo que carga en su bolso y un dragón de porcelana donde almacena sus centavos…

Otro rompecabezas embonó en mi cabeza; Lunna pidió que sus regalías fueran depositadas a la cuenta de Kevin porque sí las transferían a su propia cuenta, Wild iba adjudicarlo a dinero robado. Y yo que creí que de alguna forma podía evadir los impuestos de esa manera.

—El dinero sucio es el que se mueve más rápido para no generar vínculos con los ladrones— interrumpió Hugh.

—Mismo que se refleja en propiedades o adquisiciones costosas que desvíen la atención— completó Matthew —La lista de posesiones de la acusada siempre ha estado en blanco total, incluso la casa que habita pertenece a un amigo de ella que amablemente aceptó cobijarla en su vivienda.

—¿Entonces, cómo explicaría las imágenes presentadas por el señor Wild?— cuestionó un representante real.

—Coincidencia, su señoría—  Lecter era incluso más formal y recto que Hamilton, ligeramente más bajo pero ancho de hombros —En esas fotos, no se logra distinguir el rostro de la supuesta culpable, además de que las cabelleras no coinciden al ser ésas oscuras y a sus ojos se presenta la implicada con su cabello blanco.

Desde la tercera fila de asientos, no solo veía a los hombres desfilar, también miraba a Lunna que, según las instrucciones de Hamilton, permanecía con la mirada perdida en sus manos ocultas bajo su propia tribuna. De vez en cuando miraba a las pantallas o a los expositores, incluso presionaba su frente con la yema de sus dedos.

En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora