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Debía admitir que esa humana no era tonta como el resto de su especie. Había vuelto a la escuela acompañado de Kaia y no habíamos parado de hablar en ningún momento, ni siquiera cuando la saludaban. Ella realmente tenía los conocimientos para responder a mis preguntar o continuar con el hilo de la conversación.
 
— ¿Quién es ella? — Preguntó Jeremía, conociendo bien la respuesta.
 
Era evidente, ninguna humana había sido capaz de llamar mi atención a excepción de ella y solo porque era mi mate.
 
— Ella es Kaia. — La recién nombrada sonrió levemente como forma de saludo. — Tiene nuestra edad y se ha ofrecido a mostrarnos la escuela.

— ¿Tu segundo nombre es Luna? Porque tienes cara de llevar ese nombre y eso no es nada malo, al contrario. — Jeremía y su estupidez, más tarde iba a cobrarle el chistecito.

— Eh, no. No tengo segundo nombre pero si te hace ilusión… — Kaia no lo sabía pero su amabilidad solo estaba logrando que Oriol se descontrolara. — Me adelantaré, necesito buscar unos libros en mi casillero.

— De acuerdo, espéranos para buscar los horarios de las clases. — Recibí un asentimiento de su parte antes de alejarse. — Jeremía. — Murmuré con malestar.

— Castiel, solo fue una broma insignificante. — Se adelantó.

— No hagas estúpidas bromas, alguien ajeno a nosotros podría escucharte y la expondrías. — Habló Oriol.

— Sí señor. — Jeremía podía ser problemático cuando quería pero no se atrevía a llevarle la contraria a Oriol.

— ¿La aceptarás? —Preguntó Jerome, siendo más prudente que su hermano gemelo.

—Sé que es humana pero es mi mate, no hay porqué rechazarla. — Le respondió Oriol. A veces creía que a Jerome le agradaba más mi lobo que yo.

— Suficiente. — Volví a tomar control de mi cuerpo, decidido a zanjar la conversación. — Esperaré, no creo que la diosa me haya dado una humana como pareja pero no la rechazaré en este momento.
 
Ella era bastante agradable e inteligente, pero no estaba seguro de que fuera mi mate, no una humana. La diosa debía haberme puesto una prueba para ver si marcaba a la mujer incorrecta pero eso no sucedería, aunque tuviera un olor embriagador, no marcaría a ninguna mujer hasta estar seguro.
 
— No sé qué más pruebas quieres. Es la primera vez que pierdes el control de tus acciones y cuando vuelves lo haces a su lado. — Los tres comenzamos a caminar hacia la entrada de la pequeña escuela. — ¿A qué olió cuando llegaste? ¿Cuál es su aroma?

— A canela, ella huele a canela. — No me agradaba reconocer eso en voz alta.

— Creo que tú mismo puedes darte cuenta que “esperar” es algo estúpido. Puedes hacerlo, por supuesto que sí, pero no olvides que ellos no tienen los mismos compromisos que nosotros. — Dejamos de hablar de eso cuando la vimos hablando con un grupo de chicos. — A eso me refería.

— ¿Quiénes son esos? — Preguntó Oriol, molesto. — Aléjalos de nuestra luna.
 
Eso quería, acercarme y arrancarles la cabeza por mirar a nuestra humana. Lastimosamente para nosotros, no podía ir y decapitarlos porque primero era el bienestar y la seguridad de mi manada.
 
— Oh. —Murmuró Kaia cuando la atención de uno de ellos pasó de ella a nosotros, logrando que su mirada también cayera sobre nosotros tres. — Ellos son nuestros nuevos compañeros.

— Sí, eso veo…— Murmuró el pelirrojo que intentaba coquetear con mi humana.

— Te veré después, ¿sí? Los llevaré a buscar los horarios. — ¿Lo vería después? Primero muerto antes de que se viera con él.
 
¿Qué pasaría si eran novios? No, eso no podía ser, Mi humana no podía tener novio o amigo con derechos, ni siquiera amigos que fueran hombres.
 
— Contrólate. — Murmuró Jerome.
 
Sí, debía calmarme o nada bueno iba a suceder. El olor de ese humano débil se había impregnado en Kaia, borrando casi por completo mi aroma, ese que había logrado impregnar en su piel sin que se diera cuenta.
 
— Si la mordieras se quedaría nuestro olor. —La voz de Oriol se hizo presente otra vez.

— Si la secuestro no tendré que verla con otro ni habría que marcarla. — Hablé con él por el enlace.

— Sí habría que marcarla por su tiempo de celo. — Era cierto, esa especie también pasaba por un celo.
 
Por el bien de Kaia, esperaba que ella fuera virgen y por el bien de ese pelirrojo, más le valía no intentar disfrutar de lo que era mío.
 
— Vamos. — Ella comenzó a caminar frente a nosotros y yo no podía alejar la mirada de su cuerpo.
 
No era la chica con más curvas que había visto pero tenía las medidas perfectas para su cuerpo y estatura.

Necesitaba saber todo sobre mi supuesta mate, hasta el más mínimo de los detalles. Sin que ella se diera cuenta saqué el teléfono y le envié un mensaje al beta de mi padre, Jackson, para que buscara todo sobre ella y me lo entregara lo más rápido posible. Claro estaba, era una investigación que no podía salir de entre nosotros dos por lo que mi padre y madre no debían enterarse.

Lo menos que necesitaba en ese momento era que mamá se hiciera ilusiones y que al final Kaia resultara no ser mi mate.
 
— ¿Castiel? — La voz de la pequeña humana me sacó de mis pensamientos. — Tus horarios…— Ella había estado esperando con el brazo extendido para que yo tomara los papeles que me estaba entregando.

— Ah, sí. Gracias…— Tomé mis horarios e hice como si los examinara cuando en realidad no era así.
 
Sabía los horarios que me tocaban, ser el futuro alfa tenía sus ventajas y esa era una de ellas. Tan pronto había conocido el nombre de mi supuesta mate había enviado un mensaje para que sus horarios y los míos fueran lo más parecidos posibles. No sabía si realmente era mi luna pero debía mantenerla vigilada y protegida, toda para evitar una desgracia.  
 
— Vaya… Tus horarios son muy parecidos a los míos. — Murmuró ella al ver el papel que tenía entre mis manos.

— Sí, que hermosa coincidencia. —Murmuró Jeremía para sí mismo.

— Bueno, les mostraré los salones para que no se sientan tan perdidos. — Nuevamente comenzó a caminar, esa vez hacia la entrada para indicarnos dónde quedaba cada cosa.

— ¿Quieres una cubeta? — Preguntó Jere. — ¡Oh, mierda! —Hizo como si resbalara. —Recoge tus babas, alguien podría matarse aquí.

— Solo espera a que lleguemos a la manada, voy a arrancarte un brazo por impertinente. — Me sentía molesto porque no, no estaba babeando por ella.
 
La humana no era fea pero tampoco era mi tipo de mujer. Me gustaban las lobas curvilíneas, altas y coquetas, no las humanas simples y tranquilas. 
 
— La diosa Luna debe estar burlándose de mí. — Murmuré mientras seguía su aroma. — Una humana…

Son of the Moon© ML #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora