Castiel había tenido razón, sí estaba embarazada y cuando fui a caer en tiempo ya tenía cuatro meses de embarazo pero parecía como si cargara a un equipo de futbol con todo y entrenador y nadie podía explicarnos porqué. Habíamos ido a distintas clínicas y médicos independientes pero todos decían que no había nada malo, había un cachorro creciendo en mi vientre y ya… Eso era todo lo que decían. Sin embargo, la Sra. Eira no creía eso porque ella misma había tenido a un solo cachorro y su vientre no se había visto así de abultado.
— Es que… Es que solo puedo escuchar un latido. — Murmuró mi loba.— ¿Estás segura? — Yo también escuchaba uno solo pero como ella era la loba, prefería que ella se asegurara de eso.
— Sip, solo uno. — Volvió a repetir.
Castiel todo el tiempo se acercaba a mi vientre para asegurarse de que nuestro primogénito estuviera bien y cuando se aseguraba de eso, continuaba con lo que hacía.Él estaba muy ocupado intentando mantener a las manadas unidas pero según había llegado a nuestros oídos, muchas habían llegado a acuerdos con otras que no eran aliadas. Castiel y su padre apenas dormían y Jackson, el beta del alfa, se encontraba corriendo de un lado a otro constantemente.
Por mi parte, toda la manada me consideraba su luna y para mi desgracia había tenido que sumergirme en aquellas gélidas aguas del lago. La iniciación había sido horrible pero por lo menos solo tenía que hacerla una sola vez en toda mi vida.
— ¿Estás lista? — Preguntó la voz de Castiel desde el otro lado de la puerta.— Ya voy. — Terminé de ponerme los tacones y caminé hacia la puerta, abriéndola en ese mismo momento.
— No, no, no. No puedes salir así. — El chico de cabello rubio había ingresado a la habitación y cerrado la puerta detrás de él para que nadie me viera. — Está muy ajustado y todos podrán ver tu vientre.
— Van a verlo de todas formas porque es imposible de ocultar. — Castiel negó repetidas veces.
— No es lo mismo. — No iba a cambiarme, ya era muy tarde para eso.
— Cas, no tenemos tiempo. — Intenté que entrara en razón pero él solo negaba con la cabeza.
— Kaia. — Gruñó con fuerza.
— Nos vamos o me quedo, tú decides. — A pesar de estar molesto y de ser un alfa posesivo, al final tuvo que dejar de lado su opinión. — Escucha, no me alejaré de tu lado y tampoco permitiré que se acerquen pero debemos irnos, sabes que es una reunión importante.
— Si un solo lobo se te acerca o te mira demasiado voy a matarlo y no estoy jugando. — Asentí repetidas veces y coloqué las manos sobre sus hombros para poder alcanzar sus labios.
Nos encontrábamos a punto de reunirnos con los alfas, lunas y betas que aún tenían alianzas con nosotros. Era un encuentro importante porque de esa noche iba a depender el futuro de todas las manadas pero sobre todo, se llegaría a un acuerdo sobre lo que se haría respecto a quienes habían estado atacando a las manadas.No, los ataques no se habían detenido y aquello solo lograba que Castiel estuviera más paranoico. Él temía que algún día ingresara al refugio pero no volviera a salir, tal y como había sucedido antes.
Cuando llegamos al lugar de la reunión todas las miradas cayeron sobre nosotros, el alfa que estaba alerta y la luna embarazada que intentaba parecer tranquila. Me sentía incómoda pero no era el momento para eso, si dejaba que Castiel viera mi incomodidad no iba a dudar ni un solo instante en sacarme de allí.
La reunión dio comienzo y yo me desconecté del lugar. Las lunas solo estábamos como adornos o hablábamos para calmar a nuestros alfas pero fuera de eso solo ocupábamos un asiento. Sentía el pulgar de Cas haciendo círculos en mi mano pero mis oídos no captaban ninguna palabra en particular. Como luna, mis sentidos eran sensibles a cualquier situación que pudiera poner en peligro a la manada y en ese momento algo extraño ocurrió, alguien sentía melancolía pero no podía distinguir quién.
Alcé mi cabeza sin importar cuán brusca podía haberme visto y me puse de pie, logrando que todos los alfas se callaran.
— ¿Kaia? — Preguntó la lejana voz de Castiel.
Quien cargaba con toda esa melancolía en su pecho y sobre sus hombros se estaba acercando y por alguna razón, yo también me acercaba a él o a ella.
— Luna. — Advirtió Castiel con voz de alfa.— Alguien viene. — Susurré y de inmediato tuve el cuerpo de mi alfa frente a mí, protegiendo a su cachorro y a su luna, a su familia.
— ¿Quién es? — Preguntó uno de los alfas pero yo solo pude negar con la cabeza.
— No lo sé, no es de la manada. — Cada alfa se colocó frente a sus respectivas lunas y los betas a nuestros lados por si teníamos que huir de emergencia.
No sentía que aquella persona desconocida fuera una amenaza pero siempre era mejor prevenir.De repente las puertas fueron abiertas con brusquedad y apareció la figura de un hombre. No podía distinguirlo pero su aroma no mentía, era un alfa y era quien cargaba toda esa melancolía que apretaba mi pecho.
— Identifícate. — Ordenó Oriol pero aquel hombre no abrió la boca.
Se acercó lentamente para que la iluminación de la sala nos permitiera ver su rostro, uno que se encontraba lleno de cicatrices.
— ¿Quién eres? — Volvió a hablar Oriol, quien estaba por lanzarse sobre el desconocido.— Debemos hablar, hermano. — ¿Hermano? Al parecer no había sido la única confundida, todos teníamos el ceño fruncido y estábamos expectantes.
No sabía lo que estaba ocurriendo pero tenía la leve sospecha de que aquellas palabras habían sido dichas para Castiel. Lo que creía fue confirmado cuando el hombre cerró los ojos unos instantes y al abrirlos ya no eran oscuros sino dorados como los de Oriol.
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Son of the Moon© ML #2 [BORRADOR]
Loup-garou💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Segundo libro de la bilogía ML.• •Necesitas leer The Moon para entender un poco lo que sucede y para conocer parte de los personajes.• La diosa cumplió su...