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Su mano acariciaba mi miembro con lentitud, una lentitud que me hacía perder la cabeza.

Naín entró al agua sin dejar de tocarme y se sentó sobre mí, permitiéndome sentirla por completo. Sus senos desnudos acariciaban mi pecho y su intimidad le brindaba calor a mi miembro.
 
— ¿Qué pasa si bajo? — Preguntó con voz seductora.
 
Ella estaba posicionaba para ser penetrada, la punta de mi pene estaba justo en su entrada y podía sentir sus fluidos lubricarme.
 
— No podremos salir de aquí por un tiempo. — Comencé a besar su cuello y a acariciar sus pechos.

— Me parece bien. — Naín se dejó caer por completo.
 
Tan pronto su interior me recibió, perdí el control. Mi luna subía y bajaba con rapidez y yo la ayudaba a hacerlo, quería estar enterrado en su interior hasta el fondo. El agua caía al suelo por la brusquedad de los movimientos y sus gemidos se hacían cada vez más fuertes, más placenteros. Lo deseaba todo de ella, quería morderla y embarazarla, deseaba darle todo lo que me pidiera.
 
— Oh, Castiel…— Gimió con fuerza mientras echaba su cabeza hacia atrás. — Más, necesito más mi alfa.
 
Me excitaba escucharla pidiendo más y verla acariciándose. Estaba por correrme y marcarla pero algo me lo impidió, un nombre: Kaia.

¿Por qué ese nombre aparecía en mi cabeza? Ella no era mi luna, solo había sido un error de Oriol. Entonces y sin poder evitarlo un pensamiento desagradable llegó a mi cabeza, dejándome un sabor amargo en la boca.

Naín no era virgen, había estado con alguien más antes de mí.
 
— Amor, ¿qué ocurre? — Preguntó visiblemente confundida.

— Nada, es mejor que me vaya o llegaré tarde. — Mis ganas se habían esfumado por completo.

— ¿Es enserio? — Preguntó frustrada.

— Lo siento. — Besé sus labios castamente y salí del baño.
 
Tan pronto me vestí salí de la mansión en dirección a la escuela. Durante todo el camino estuve intentando olvidar que mi luna no era virgen y preguntándome porqué no había podido dar lo que ambos queríamos.
 
— Nada tiene sentido. — Murmuré cuando estacioné la camioneta.
 
Me sentía confundido y herido, más aun cuando el aroma suave a canela estaba en la escuela y yo juraría haber dejado a mi luna en la mansión. Debía ser Kaia, la luna falsa, tal vez ella utilizaba algún perfume con ese condimento y por eso me había confundido.
 
— Hey, hermano. — Me saludó Jeremía.
 
Parecía feliz, cosa extraña porque habíamos peleado en los últimos días y él no solía sonreír sin que hubiera una burla de por medio.
 
— Encontré a mi mate. — Me informó por el enlace mientras me miraba sonriente.

— ¿De verdad? — Asintió. — ¿Quién es?

— Bueno… Es que tenías razón, ella no era tu luna. — Murmuró y supe a quién se refería.
 
Ella estaba frente a mí pero en esa ocasión no estaba recibiendo un abrazo de mi parte sino de Jeremía. Quería romperlo todo, matarlo a golpes y… Él debía tener sus manos lejos de ese aroma que me enloquecía.
 
— ¿Cómo lo supiste? — Pregunté mientras intentaba contenerme.

— Cuando tu olor desapareció de ella pude apreciar su aroma, chocolate. — Él giró la cabeza hacia ella y besó su frente.
 
Toda esa conversación había sido por nuestro enlace por lo que ella no se había enterado de nada.
 
— Felicidades a la parejita. — Cada palabra se quedaba atoraba en mi garganta y me costaba decirla.

— Gracias. — Respondió ella, terminando de hacer un hueco extraño que no podía comprender. — ¿Nos vamos, Amor?
 
Amor… Ella le había llamado de forma cariñosa…

Se suponía que ella no me importaba porque no era mi luna pero ese simple apodo se había sentido como una puñalada.

A mí jamás me había llamado así.
 
Pov Kaia

Son of the Moon© ML #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora