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— ¿Dónde habías estado? — Me atreví a preguntar. — Han pasado muchos años…

— Cas, aún puedo reprenderte. — Advirtió con una sonrisa burlona. — Tuve que marchar.

— ¿Por qué? — Ella elevó su ceja izquierda, como lo hacía cuando algo no le agradaba.

— La diosa me lo dijo. — Aquello me había interesado porque era una información que no esperaba. — Se apareció en uno de mis sueños o bueno, solo escuché su voz.

— ¿Qué te dijo? — Continué con mis preguntas.

— Que debía alejarme de la manada por algunos años. — Una sonrisa llena de melancolía apareció en su rostro. — Me perdí los mejores años de mi nieto pero llegué justo a tiempo para conocer a la futura luna y a mis bisnietos.

— Mamá te ha extrañado mucho. — Murmuré con cierto reproche en la voz.
 
Había visto a la luna de la manada derrumbarse en llanto por la repentina partida de su madre. Julia había decidido partir de la noche a la mañana y aunque muchos intentaron detenerla, nadie pudo lograrlo, ni siquiera su adorada hija.
 
— Lo sé. — No estaba seguro de que supiera cuánto mamá había añorado su regreso.

— Te hemos echado de menos. — Aclaré por si no había entendido a lo que me refería.

— Lo sé cachorro, yo también los he extrañado. — Ella me envolvió en un cálido abrazo y por instantes volví a sentirme un niño.
 
Las guerras y ataques habían comenzado pero mi familia volvía a unirse, la diosa nos estaba dando una de cal y otra de arena.
 
— Dime, ¿cómo es ella? — Preguntó mientras tomaba mis manos entre las suyas.

— Es más de lo que merezco, si te soy sincero. — Murmuré sonriente. — Tiene carácter aunque es muy tierna.

— No digas eso, mereces a una buena mujer que pueda controlarte cuando enloquezcas. — Me riñó con el ceño fruncido. — Un buen mate no es aquel que te permite hacer lo que quieras sino quien te apoya en las buenas y en las malas, quien es capaz de reñirte a pesar del amor que te tenga.

— Kaia es así, supongo… Aunque dudo mucho que ella sienta algo por mí. — Continué murmurando mientras me iba perdiendo en los recuerdos.

Si en algún momento ella había llegado a sentir aunque sea un poco de atracción hacia mí, lo ocurrido con Naín lo había arruinado todo. De hecho, yo lo había arruinado y la bruja mentirosa solo había sido una herramienta para ello, el combustible para el aparatoso incendio.
 
— Es inevitable que sienta algo, están destinados a estar juntos. — Una de sus manos acarició mi cabello con suavidad, acomodando los cabellos rebeldes. — Solo ten paciencia, acércate a ella con calma.

— ¿Así lo hizo mi padre? — En su rostro apareció una leve sonrisa como si estuviera recordando algo.

— Sabes la respuesta a tu pregunta. — Aseguró. — Cuando Eira llegó a esta mansión era apenas una niña por lo que Brent tuvo que ser paciente. Fue bastante difícil para él serlo cuando ella llegó a la adolescencia y los niños se interesaban en su luna pero y a pesar de todo, se supo controlar bastante. — Asintió repetidas veces. — Una vez que Eira cumplió su mayoría de edad las cosas se complicaron pero todo esto ya lo sabes… Al final él tuvo que aprender a ser paciente con ella.

— ¿Por eso se controla cuando ella está cerca? — Julia movió su cabeza hacia los lados, como si no se pudiera decidir por una respuesta en concreto.

— Querido, cuando encuentras a tu mate después de haberla visto fallecer, lo menos que quieres es alejarte de ella. Por eso él es así con Eira, porque el dolor y la desesperación que sientes cuando tu otra mitad ya no está contigo es una tortura pero eso también ya lo sabes, ¿cierto? — Había algo diferente en su voz y rostro, algo que no podía definir como otra que tristeza.

— Sí…— Murmuré por lo bajo.
 
Lo sabía perfectamente porque había sentido lo mismo cuando… De tan solo pensarlo hacía que mi piel se erizara y que a mí volviera la rabia y el dolor que había sentido al verla muerta.
 
— Ve con ella, no deberían enojarse por situaciones sin importancia. — ¿Cómo lo sabía? No le había dicho a nadie sobre lo ocurrido con Kaia. — Cachorro, aunque quieras aparentar estar tranquilo tu rostro lo dice todo.

— Eso haré, gracias abuela. — Besé castamente su mejilla antes de salir del cuarto en el que habíamos estado hablando.
 
Julia tenía razón, no debía enojarme con mi luna, mucho menos cuando recién había despertado. Aún era un cachorro inmaduro y tenía muchas cosas que aprender pero lo haría por y para ella, mi hermosa luna.

A toda velocidad subí las grandes escaleras que antes había bajado lleno de malestar y me dirigí a mi habitación. Sabía que Kaia seguía allí y que se encontraba con mi madre porque sus aromas se mezclaban, de mis aposentos salía un aroma maternal mezclado con canela.
 
— Luego te llevaré de compras y ya que te gustan los postres podemos hacer muchos. — Escuché que le decía mi madre.

— Me encantaría. — Era evidente que Kaia aún no tenía una confianza muy fuerte con mi madre pero sus palabras habían sido sinceras.

— Bueno, debo irme pero volveré más tarde. No olvides tomar la bebida que dejó el médico, puede que su sabor no sea el mejor pero vale la pena una vez que puedes correr como si nada hubiera ocurrido. — La puerta se entre abrió un poco permitiéndome ver la iluminación que salía de mi habitación pero nada más. — Si necesitas algo solo debes llamar, nosotros te escucharemos y vendremos, ¿de acuerdo?

— Sí. — Murmuró por lo bajo.
 
Después de que mi madre escuchara una respuesta afirmativa por parte de Kaia, terminó de abrir la puerta y salió, cerrándola detrás de sí.
 
— Quiero pensar que te alejaste de ella y aún no has entrado porque quieres que descanse y no porque hiciste algo…— Habló con suavidad a pesar de que en su mirada estaba el leve destello de una amenaza.
 
¿Alejarme de ella? Eso no iba a suceder nunca. Tal vez había estado caminando por la mansión pero estaba atento a todo lo que ocurría. Mis sentidos estaban puestos en la habitación en donde mi luna se encontraba.
 
— Todo está bien. — Dije e ingresé allí, en donde sus ojos se encontraron una vez más con los míos.

Son of the Moon© ML #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora