Pov Kaia
Oriol entraba y salía de mí con fuerza, algo tan delicioso que me tenía en el limbo. Él no era gentil y tampoco cuidadoso pero no era necesario porque no sentía dolor alguno, era como si hubiera sido hecha para ellos y viceversa.
— Mm…— Emití mientras intentaba acallar mis gemidos.
No quería que me escucharan afuera pero era casi imposible evitarlo. Oriol me sostenía con fuerza y lo más probable era que luego tuviera las marcas de sus dedos en mis caderas.
— Ese imbécil. — Oriol murmuró con el ceño fruncido.— ¿Qué ocurre? — Susurré.
— Jeremía quiere que vayamos a verlo justo ahora. — Sus palabras fueron acompañadas de otro de sus gruñidos.
Sus dientes estaban enterrados en mi cuello con fuerza como si quisiera volver a marcarme a la vez que su simiente llenaba mi interior y escurría entre mis piernas.
— ¿Iremos a verlo? — Pregunté mientras era besaba por el lobo de ojos dorados.— Aún no, tal vez luego. — Tal vez luego… Era lo más acertado que había dicho.
Aquel “luego” significaba un aproximado de dos horas y más de una caricia con Castiel, quien no se había cansado de marcarme.
— No dejes que te toquen. — Murmuró de mal humor cuando estuvimos afuera de la casa de los gemelos.— ¿Por qué? — Estaba comportándose algo posesivo y exagerado.
— Porque perderás mi aroma y mis cachorros están en tu vientre, no quiero que nadie se acerque. — Era un exagerado pero no iba a desobedecerlo, no cuando recién se había contentado con los gemelos y sabía lo que era mejor para nosotros.
— ¡Ya llegaron! — Gritó el chico que se encontraba esperando recostado en la puerta.
Sin importarle quienes estaban a nuestro alrededor o lo que el alfa a mi lado pudiera decirle, el gemelo rebelde se acercó a mí con los brazos extendidos. Quería abrazarlo y lo hubiera hecho de no ser por el fuerte gruñido que se había escuchado.Jeremía ya no tenía los brazos extendidos, en su miraba se reflejaba la confusión que sentía en esos momentos.
— Joder, no la toques. — Castiel volvió a recostarlo sobre la puerta de un solo empujón y me abrazó sobreprotectoramente.— No seas posesivo. — Lo riñó Jerome, quien había mantenido la distancia porque conocía cómo era Castiel.
— Cállate, es mi luna. — Murmuró ceñudo y sin alejarse un poco de mí.
— Castiel, relájate. Son solo los gemelos. — Susurré para que se tranquilizara.
— ¿Está todo bien entre ustedes? — Preguntó Jerome y asentí. — Entonces no entiendo porqué estás actuando…
— Mis cachorros están aquí. — Señaló mi vientre. — Míos.
— ¿Cachorros? — Jerome y Jeremía nos observaban sin saber bien qué decir o hacer. — Pero… Pero, pero, pero… ¡Ustedes apenas están unidos! ¿Qué rayos? — Gritó Jeremía fuera de sí.
— No tengo porqué darte explicaciones. — Se quejó Castiel.
— Aun non está confirmado pero Castiel está seguro. — intenté detener el intercambio de palabras pero no hicieron nada más allá que regalarme un corta mirada.
— Es un alfa, su olfato y sentidos no lo engañan. — Me respondió el gemelo intelectual.
Parecía que Jerome y yo estábamos en una burbuja mientras que Jeremía y Castiel se encontraban en otra aparte, discutiendo sobre quién tenía la razón.
— Es como mi hermana, claro que tienes que darme explicaciones. Embarazaste a mi hermanita recién convertida, seré tío y no estaba preparado para eso. — El gemelo rebelde y el alfa gruñón estaban teniendo una guerra de miradas horribles y palabras rápidas.— Felicidades. — Susurró Jerome mientras alzaba los pulgares y sonreía. — Podremos malcriar a alguien y utilizarlo como arma para joder al padre.
— Te escuché. No vas a malcriar a mi cachorro. — Lo señaló sin alejar los ojos del otro hermano.
Ellos continuaron discutiendo y golpeándose de forma amistosa, ignorando por completo el tema de las marcas y los cachorros. Aunque estuviera ahí con ellos y los viera zambullirse en una acalorada discusión, no estaba atenta a lo que decían sino a lo que Castiel había estado repitiendo. ¿Realmente estaba embarazada? Él decía que sí pero yo no sentía nada diferente en mí, no más allá del hecho de ser una mujer lobo convertida y marcada por un alfa.
— Deja de pensar en eso. — Susurró su voz en mi cabeza. — Iremos a la clínica si no estás segura.— Quiero una prueba de embarazo. — Su ceño se frunció un poco y se giró hacia mí.
— Esas cosas no funcionan. — Aseguró.
No estábamos hablando para que los gemelos nos escucharan pero sí seguíamos mirándonos sin intentar disimular.
— ¿Has utilizado una antes? — Sentí cómo mi ceja se alzó mientras esperaba una respuesta de su parte.— Jamás, pero somos lobos. — Me coloqué frente a él bajo su atenta mirada y comencé a caminar hacia el centro de la manada. — ¿A dónde vas? — Preguntó en voz alta.
— A conseguir mi prueba de embarazo. — Respondí con tranquilidad.
— Te estoy diciendo que eso no sirve. — ¿Él qué sabía? Si jamás había tenido que utilizar una, ¿cómo sabía si funcionaban o no?
— Iré contigo. — Se ofreció Jerome al ver que ninguno de los dos iba a ceder.
— Sabes que esas cosas no funcionan. — Y continuaba repitiendo lo mismo una y otra vez...
— No va a estar tranquila hasta que lo vea ella misma, solo es comprar una prueba de embarazo. — Intentó razonar Jeremía.
— Si ellos están dispuestos a ver si pierdo el tiempo, ¿por qué tú no? — Sentía algo extraño en el pecho pero no sabía identificar qué era. — Si realmente estoy embarazada, ¿alguno de ellos es el padre o eres tú?
— No vuelvas a decir una tontería como esa. — Gruñó por lo bajo. — Vamos. — Caminó hacia mí a toda prisa y tomó mi muñeca, arrastrándome con él para conseguir la prueba que había estado exigiendo. — Nunca vuelvas a decir o a insinuar que otro es el padre de mis cachorros, ¿quedó claro?
— Sí señor. — Murmuré, prefiriendo no continuar con lo que parecía ser una discusión cruda con el lobo de ojos dorados y el chico de cabello rubio.
— Joder, Kaia…— Castiel atrapó mi rostro entre sus manos y me besó.
— Tranquilo. — Murmuré sobre sus labios. — No volveré a decir algo parecido. — Sus ojos estaban cerrados e intentaba controlar el malestar que sentía. — ¿Me perdonas? — Asintió levemente.
— Vamos a comprar esa cosa de plástico. — Murmuró un poco más tranquilo.
— La pequeña de la familia tiene dominado al futuro alfa. —Se burló Jeremía, que junto a su hermano había estado acercándose de manera silenciosa.
— ¿Me adoptaron? — Pregunté burlona sin alejarme de Castiel.
— Prácticamente desde un principio. — Respondió Jeremía y Jerome asintió repetidas veces. — Somos tus hermanos mayores y sobreprotectores.
Después de un leve intercambio de palabras y de subirnos a la camioneta de Castiel, fuimos a la farmacia más alejada del pueblo. Yo no podía ir personalmente a comprarla porque me conocían y Castiel no estaba dispuesto a dejarme sola, por lo que los gemelos tuvieron que ir a comprar la prueba de embarazo.
— No vuelvo a comprar una mierda de estas. — Aseguró Jeremía cuando ingresó nuevamente a la camioneta. — ¿Puedes creer que la señora me ofreció pastillas para el día siguiente por si era una falsa alarma? Además, me dio una corta charla sobre protegerme y esas mierdas.— Ve el lado bueno, te vio como alguien que fácilmente podría embarazar a una chica. — Bromeó Castiel.
— Tú cállate. — Gruñó el gemelo.
Al final me había hecho la prueba y él tenía razón, esas cosas no funcionaban en nosotros. La prueba no salía positiva y tampoco negativa, en su lugar había una respuesta inconclusa.
— Te lo dije. — Canturreó él.
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Son of the Moon© ML #2 [BORRADOR]
Hombres Lobo💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Segundo libro de la bilogía ML.• •Necesitas leer The Moon para entender un poco lo que sucede y para conocer parte de los personajes.• La diosa cumplió su...