¿Cuando fue la última ves que lo vió? No lo sabia, había pasado un tiempo desde su último encuentro.
Y este no fue del todo bueno, ya que él la citó y al llegar la golpeó, obviamente ella se defendió.
Ellos anteriormente ya habían peleado uno contra el otro, pero siempre era en modo broma o simplemente para ver quién era más fuerte, claro que tenían cuidado de no lastimarse severamente.
Pero esta vez no parecía que le golpeara en broma, ya que siempre que lanzaba patadas mantenía el rostro sereno y sin ninguna expresión, eso fue lo que la descolocó aún más. Sin decir nada continúo defendiendose, más bien se mantenía esquivando los golpes, se negaba a golpear a Manjiro, no sin razón aparente.
Tal vez esta era una razón, pero ella quería escuchar el porqué de su comportamiento. Hasta qué de pronto ella se distrajo y él aprovechó eso para darle una patada en el estómago, la chica cayó en el suelo, el se subió y sentó en su torso, para ahora golpearle el rostro, no duró mucho hasta que la chica lo empujó y se colocó de pie.
— ¡¿Que carajos te pasa, Mikey?! — gritó mientras escupía sangre.
El no dijo nada y siguió sentado en el suelo con los ojos perdidos en la nada.
— ¡Oi, te estoy hablando! ¡respondeme!
— No te me vuelvas a acercar o si no, no dudaré en matarte. Tampoco me busques más.
Fue lo que dijo antes de partir y dejar a la peli___ confundida con las palabras en la boca.
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Me encontraba en la boda de pachin, al fin se casaba, asistí como una de las madrinas al ser una amiga cercana de él.
Todos se veían muy felices, hasta Takemichi estaba llorando, todos reían y lloraban de la felicidad; todos menos yo.
Me sentía vacía, algo me faltaba, ¿O debería decir alguien? No había vuelto a saber nada de él desde nuestra pelea, ni siquiera me había atrevido a buscarlo, no desde su amenaza.
— ¡Oi, ____!
— Mhm, ¿qué ocurre, kazu?
— No, ¿qué te ocurre a tí? estás más seria de lo normal.
— Déjala Kazutora, sabes que ella no es de mucho hablar — le reprendió Draken. Tal parecía que sabía en lo que pensaba, sabía que yo extrañaba a Mikey, siempre fuimos muy unidos, tanto que el podía leerme con facilidad.
— Yo también lo apoyo, ¿En qué tanto piensas, Higuchi? — le dió la razón Chifuyu.
— No es nada, mejor hay que prestar atención, ya están por partir el pastel — dije intentado cambiar la conversación. Tomé un sorbo de mi cerveza y miré hacía los recién casados.
