Bajaste con cuidado las escaleras, habían tocado el timbre de tu casa e ibas a ver quién era la persona que estaba tocando a tu puerta.
Antes de abrir te asomaste en el pequeño orificio que tenía la puerta, tampoco podías estar abriendo a gente desconocida las puertas de tu hogar, y mucho menos a tales horas de la noche.
Al notar que era Mitsuya abriste la puerta encantada con una sonrisa, pero esta no duró mucho al ver el estado en el que se encontraba.
Su rostro estaba hinchado y tenía manchas de sangre alrededor de este, sin pensarlo tomaste a Takashi del brazo y lo arrastraste hasta el baño.
Él no dijo nada ni se opuso, sabía que si hablaba le iría peor a lo que estaba por venir.
Tomaste el botiquín de primeros auxilios e hiciste que Mitsuya se sentara en el retrete.
Sacaste algunas vendas, alcohol, algodón y de más.
Tomaste un algodón y le vertiste un poco de alcohol, tomaste delicadamente su rostro y comenzaste a desinfectar sus heridas.
Takashi solo se quejaba en silencio notando tu rostro concentrado. Al terminar de desinfectar las heridas que tenía en sus manos y rostro le colocaste algunas gasas y parches según la herida.
Arrastrandolo a la cocina lo sentaste en el comedor y te dirigiste al refrigerador para sacar algunos hielos, los colocaste en una bolsa para después darsela.
Se la colocó en el rostro para así bajar la hinchazón. Todo esto en sumo silencio.
— Perdón... — murmuró en voz baja.
— ¿Qué fue lo qué pasó? — preguntaste tranquila, aunque fuera todo lo contrario.
— Una pelea contra el hermano de Hakkai..
Y ahí comprendiste, no quisiste preguntar más al respecto, te hacías una idea sobre la pelea.
— ¿Y tus padres? — Mitsuya volvió a hablar después de unos minutos.
— No están, papá está de viaje por negocios y a mamá le tocó turno de noche — suspiraste.
— Ya veo... lo mejor será que me vaya — se levantó y dirigió a la puerta principal.
— No. Tú te quedarás aquí esta noche, quieras o no. Es demasiado tarde, además mirate esas heridas, la inflamación aún no baja — le reprendiste con la mirada.
Él solo bajó la vista sintiendose culpable al preocuparte así. Acepto sin más, era imposible hacerte cambiar de opinión por lo que se rindió.
Lo tomaste de la mano y llevaste a tu habitación.
— Toma, es de mi padre pero suelo usarlo yo al ser más cómodo, puedes usarlo para dormir — le extendiste una camiseta y unos pantalones holgados.
Los tomó y se dirigió al baño para cambiarse. Al salir se encaminó a la cama y se recostó a un lado de ti.
— Takashi...
Te giraste de lado para verle mejor.
— ¿Si, ____?
— Para la próxima cuidate mejor, aunque sería mejor si no hubiera próxima.
— Lo intentaré, no te preocupes, mejor durmamos.
Te acercó a él, te apoyaste en su pecho y el te abrazó mientras te cubría con la manta.
— Buenas noches, Mitsu...
— Sueña lindo, _____.
Se quedó pensando unos minutos hasta que notó tu respiración más pesada, sonrió y te dió un beso en la coronilla.
— Gracias y perdón, _____. Te amo....
Se acurrucó y cerró los ojos dejándose vencer por el sueño.
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