Mis ojos se mantenían en una sola cosa... una sola persona, quiero decir. No importa a donde vaya o que haga, mis ojos siempre se dirigen hacia allá, todo lo que dice y hace me parece interesante, así sea la más mínima cosa. Mi mente solo está en ella todo el tiempo, pero hasta el momento no hemos intercambio palabras ni una sola vez. ¿Eso está mal? ¿quererla tanto al punto de estar seguro de que es mi alma gemela, aunque nunca hayamos hablado?
Sí, probablemente esté mal. Tal vez parezca un loco, o un acosador, pero no es nada como eso. Puedo jurar que lo que siento por ella no rebasa los límites de la inocencia. Al verla lo primero a lo que me recuerda es a esa protagonista femenina del manga que leí hace tiempo; delicada pero fuerte al mismo tiempo, con una gran dedicación que me hace sentir realizado también a mí, pero, sobre todo, linda... tanto por fuera como por dentro.
Verla ayudando a mis compañeros no me hace pensar otra cosa más que en lo amable que es, dispuesta a dejar sus cosas a un lado por un momento cuando alguien la llama. Ante esas escenas no puedo evitar imaginarme cómo sería estar cerca de ella mucho más allá de lo que los demás acostumbran, ¿ella también será así cuando tenga pareja?, ¿seguirá siendo esa chica tan bonita y atenta en una relación?
—Chifuyu, no me digas que sigues imaginando tu vida de casado con esa chica.
—Baji-san, me asustó —mi mano se movió a mi pecho sintiendo los rápidos latidos de mi corazón. Me había tomado desprevenido.
—Como no, desde que te dejé aquí en la mesa no has despegado tus ojos de allá —me respondió burlesco— ni siquiera te diste cuenta de que ya te robé más de la mitad de tu yakisoba.
Miré asustado mi plato confirmando lo dicho, fruncí mi ceño con un poco de enfado. No era la primera vez que eso pasaba.
—Si tan enamorado estás, ¿por qué no te acercas a hablarle? —preguntó mientras tomaba un puñado de papas fritas y las metía en su boca—, total, ¿qué puedes perder?
—No, no, no —mi cabeza se movió de un lado a otro negando, mientras miles de escenarios pasaban por mi mente, la mayoría de ellos yo haciendo el ridículo y ella rechazándome— tengo mucho que perder, mírala a ella y míreme a mí.
Baji obedeció tal y como dije, moviendo su cabeza "disimuladamente" hacia donde estaba ella, y luego me miró de arriba a abajo a mí.
—Vamos Chifuyu, no seas así contigo mismo. Hay que mejorar esa autoestima —palmeó mi hombro animadamente con una sonrisa retorcida, antes de darme otro vistazo y hablar— tú eres..., tú eres... Ohm, pero no olvides que tú tienes... tienes, tienes ¿bonitos ojos?
—Agh, no ayudas Baji-san.
Suspiré frustrado alejándome del tacto de Baji, cerré mis ojos despeinando mi cabello descuidadamente. No podía enojarme con él, tenía razón. Debía acercarme a hablarle, no podía estar escondido para siempre. Si quiero llegar a algo con ella debo dar el primer paso, sino nunca me notará. ¿Pero cómo?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
