— ¿Que tratas de hacer? — preguntó mientras trataba de huir de la peli___.
— ¡Quédate quieto, Kenny! — exclamó mientras perseguía al más alto.
— No sin saber que harás — dijo dejando de correr.
La chica chocó con el pecho de este al no poder detenerse a tiempo; levantó la mirada para encontrarse con la frívola del chico.
— Kenny... ¿me dejarías peinarte? — murmuró la más baja con timidez al esperar la respuesta del contrario.
— No, y deja de llamarme así.
— Pero, pero, ¡¿Por qué no?!
— Porque no.
— ¡Vamos, no seas así! no es como que se te vaya a caer el cabello — exclamó con cierta molestia; llevaba toda la semana intentando peinarle la cabellera al chico, pero este no se dejaba, ni siquiera tocarlo había podido.
— No me gusta que me toquen el cabello, ya deberías saberlo — mencionó.
Era cierto; una vez intento tocarle el cabello, no pudo llegar ni siquiera a su hombro cuando sintió un gran dolor en su mano, el rubio pasó toda la semana pidiéndole disculpas por aquel suceso, aunque también le reprochaba por agarrarlo desprevenido.
— Tch, eres muy malo Kenny.
— Dí lo que quieras, no me harás cambiar de opinión.
— Bien.
Habían pasado 15 minutos y la chica comenzaba a estresarse al no tener la atención del chico; este se encontraba del todo normal mientras veía la televisión.
— ¿A dónde vas? — preguntó al ver como la chica se colocaba de pie e iba hacia la puerta.
— Le envié un mensaje a Baji, ya debe estar por llegar y no quiero hacerlo esperar — mencionó rápidamente mientras tomaba su chaqueta.
— ¿Tratas de darme celos con Baji? — exclamó con una sonrisa aunque ese comentario no le había hecho nada de gracia.
— ¿Qué? No, yo solo-
De un momento a otro ya no se encontraba en la puerta, ahora estaba en el sofá mientras Ken la tenía acorralada con ambos brazos a lado de la cabeza de la contraria.
— ¿No? Pareciera ser que sí — murmuró cerca de los labios de la chica.
Ella se encontraba atónita, si bien quería la atención de él, no de esa manera. La mirada que le daba era escalofriante, sentía que si parpadeaba él la comería.
— D-draken, estás muy cerca — su voz salió en un susurro.
— ¿Draken? ¿Ya no hay más "Kenny"?
— Tú me dijiste que te molestaba ese apodo...
— Tsk, siéntate bien — le pidió mientras se alejaba de ella.
La chica obedeció sin reprochar; al estar sentada en una posición correcta el chico con ambas manos le separó las piernas.
— ¿Q-qué haces?
Él no contestó, solo se sentó en el suelo dándole la espalda, quedando en medio de las piernas de ella.
— Hazlo antes de que me arrepienta.
Ella se quedó pensativa, ¿Hacer que? Se preguntaba, hasta que se dió cuenta de lo que trataba de decir.
Rápidamente sin perder tiempo le deshizo la trenza que traía y comenzó a hacerle cada peinado que se le ocurría.
Ken no lo dijo y no planeaba decirlo, pero amaba el toque que la chica le otorgaba en el cabello, chica la cual le tenía enamorado.
Extra.
— Tch — el pelinegro se encontraba fuera de la vivienda de su amiga.
Esta le había llamado pidiendo pasar por ella, pero llevaba más de 30 minutos esperando a que saliera, tampoco le contestaba los mensajes.
- Lo siento, no podré salir hoy.
Fue el mensaje que le llegó de la peli___, no reprochó porque sabía cómo eran sus padres, siempre que hacían planes al final se terminaban cancelando debido a que sus papás no le daban permiso.
Lo que el no sabía era que está vez no eran sus padres los que no la dejaron ir, si no un chico rubio.
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