𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 ━━ 𝐭𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬

𝟢𝟣𝟪; ryuguji ken.

Alerta manga spoiler ¡!

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Llegó al lugar de su cita. Se acomodó en el verde pasto y comenzó a sacar los alimentos acomodandolos frente a ella. Después de varios minutos llegó su pareja, Ken.

— Hola, _____ — sonrió — te ves muy bien hoy.

Ella trato de devolverle el gesto, pero salió más como una mueca. Draken se sentó frente suya, y tomó una fresa saboreandola con calma.

— Gracias... ¿cómo va todo?

— No puedo hacer mucho, ya sabes — explicó obvio — pero estoy bien, espero y tú también estés bien, sabes que debes comer a las horas adecuadas ¿verdad? no te saltes las comidas, por favor.

— Lo sé, lo sé, pero...

— Nada de peros, apesar de la situación no debes descuidar tu alimentación.

Ella suspiró resignada dándole la razón para que dejara de sermonearla.

Comenzó a tomar algunos alimentos que había llevado, así disfrutando de estos mismos con el viento sopleando ligeramente.

— ¿Puedo preguntar por qué llevas vestido a pesar de que no te gusta usarlos? — preguntó confundido — aunque he de admitir que te ves preciosa.

— Bueno... decidí hoy usar uno, tú siempre me decías que me veía bien con ellos, y creí que sería bueno que trajera esté al ser un regalo de tu parte — se encogió de hombros.

— Ya veo, sabía que ese vestido te quedaría perfecto — sonrió orgulloso al ver que su gran elección de vestido había sido buena.

— Si, pero me hubiese gustado usarlo antes — miró el suelo con tristeza.

Un silencio se formó, pero no duró mucho hasta que Ken volvió a hablar.

— ¿Tú hiciste la comida? — la fémina asintió — ¡te quedó riquísimo! siempre me gustó que cocinaras, me encanta tu sazón.

Ella le agradeció por su halago, y continúo comiendo de los alimentos.

Ambos continuaron con su "picnic" bastante tranquilos, o al menos Ken lo estaba, ella se encontraba un poco inquieta, pero supo esconder su inquietud.

Durante el tiempo que estuvieron comiendo veían como gente llegaba al lugar y se quedaban ahí como ellos, también llevaban comida o simplemente iban a pasar el rato y pláticar un poco.

— ¿Que tal han estado los chicos? — habló luego de un rato Ken.

— Pues, creo que bien, aunque se están tomando su tiempo, ya sabes, esto no es fácil — respondió, un tanto incómoda.

— Oh, pronto lo superarán, estoy seguro.

— Claro...

Nuevamente se sumieron en un silencio, simplemente apreciando el cielo despejado, con alguna que otra nube de forma chistosa.

— Ken...

— No.

Le atajó al instante al escuchar su tono de voz.

— Pero-

— No, _____ — la miró serio - no es tu culpa, así que ya deja de pensar en eso.

— Pero si yo no me hubiera enojado- esto no estaría pasando — habló sintiéndose culpable.

— Claro que sí, eso no habría cambiado nada — en su voz se notaba tristeza — lo que pasó fue por culpa de mi heroísmo y valentía, no tiene nada que ver contigo, así que no te sientas culpable sobre esto.

Cambió su expresión para darle una sonrisa sincera a su pareja.

— Además, si eso es lo que te preocupa te dije que te perdonaba. La pelea que tuvimos fue absurda, una típica pelea de novios.

— Tal vez tú me perdones, pero yo nunca me perdonaré a mi misma — un nudo en su garganta se comenzó a formar, viendo como su novio la miraba, con tanto cariño y nada de rencor — si no me hubiera enojado por algo tan tonto como eso, tal vez pudimos habernos despedido de otra manera.

— El hubiera no existe, no te lamentes por algo que ya pasó — sonrió — solo déjalo ir... déjame ir.

Las lágrimas que brotaban de sus ojos hacían que su vista se volviera borrosa. El aire las secaba y se las llevaba, y el mismo aire se llevaba la presencia del joven. Dejando solo la notable ausencia.

Se acomodó su vestido, recogió las cosas dejando algunas que otras. De su bolsa sacó un pequeño ramo de flores y lo acomodó de una manera bonita en la lapida que estaba frente a ella.

Ryuguji Ken.

Leyó el nombre que estaba escrito en esta misma, limpió las pequeñas hojas de los árboles que caían debido al viento. Se levantó sacudiendo su vestido con cuidado, besó su mano y dejó la misma en la lapida, queriendo que ese simple toque le enviara todo su cariño y amor a su amado.

— Lo intentaré, Kenny...

Sonrió con tristeza para encaminarse a la salida del cementerio rumbo a su casa, deseando que todo aquello fuese un sueño y que al llegar este su pareja esperándola con los brazos abiertos esperando para contarle sobre alguna extraña o chistosa historia sobre alguno de sus clientes.

Pero como dijo él, el hubiera ya no existe, por lo que la recibió solo fue la soledad.