Corrías desesperadamente, queriendo llegar rápido. Te resbalabas pero eso no te importaba y volvías a levantarte para continuar corriendo.
Sentías como el aire te faltaba y como el sudor corría por tu frente, pero eso tampoco te importo y continuaste con tu camino.
Durante el trayecto ibas pensando en las palabras que te habían dicho durante aquella llamada que recibiste minutos atrás, seguías procesandolo, querías que todo fuera un sueño, o una estúpida broma. No te importaba que aquello resultará ser falso, solo querías que fuera una mentira, lo anhelabas con todas tus fuerzas.
Llegaste al lugar respirando pesadamente, trataste de controlarlo y entraste. Fuiste directo a la recepción dando el nombre de la persona que te robaba suspiros, te dieron el número de la habitación y subiste casi corriendo.
Al entrar viste algo que quisieras nunca haber visto, ella estaba...
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- ¡_____! - la rubia saltó a tus brazos, enrollandote con ellos.
Le devolviste el abrazo tomándola por la cintura.
- Hey, Emma - sonreíste - ¿qué tal te ha ido en tus clases?
Deshizo el abrazo y tú tomate su mano, entrelazando sus dedos. Te sonrió feliz.
- Bien, aunque ya quería que terminaran - hizo un puchero - quería verte.
- Igual yo... será mejor que nos vayamos o tu hermano se enfadará por llegar tarde - tomaste su mochila para colgarla en tu hombro.
Ambas salieron de la zona del instituto para dirigirse a un local de comida rápida, dónde les esperaban Draken y Mikey.
Al llegar ambas tomaron asiento frente a los chicos. Draken inmediatamente pidió la comida para todos.
- ¿Por qué tardaron tanto? - se quejó Mikey - seguro estaban por ahí haciendo cosas de novias.
Las dos se rieron por la queja de Manjiro, pero simplemente dejaron la pregunta al aire y no la respondieron.
Cuando terminaron su comida los cuatro salieron del local, los chicos se fueron hacia algún lugar y ustedes se dirigieron a un centro comercial.
Dentro de éste ambas paseaban, viendo que comprar y que no. Entraron a varias tiendas, se probaron ropa, corrección, Emma se probó ropa en distintos locales para ver qué era lo mejor para llevar.
Hasta que entraron a una tienda en específico, inmediatamente entraron Emma quedó fascinada con las prendas que aquel local ofrecía.
- ¡Mira, _____! ¿No es hermoso? - preguntó, Emma emocionada señalando un, muy lindo, vestido color magenta.
