𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 ━━ 𝐭𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬

𝟢𝟥𝟣; mitsuya takashi.

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Con un sentimiento de confusión y de preocupación leía los mensajes que su pareja le enviaba. Se encontraba en su estudio terminando algunos de los trabajos que tenía pendientes, por lo que al recibir los mensajes de su novia había dejado todo de lado y se había puesto a responderle.

Mitsu;(

No podremos salir el día de hoy,
lo siento..
6:13 p.m.

Mitsuya

Mhm, ¿ocurrió algo?
6:14 p.m.

Nada de lo que tengas
que preocuparte,,
solo me siento un poco mal;(

Unas pastillas y se me pasará,
pero no me gustaría salir así,
¿y si es una enfermedad y
te contagio?

No no, mejor así,
¿te parece si nos vemos mañana? :)
6:16 p.m.

Mitsuya
No.
6:16 p.m.

Q, ¿por qué no? :c
6:17 p.m.

Mitsuya
Voy para allá

¿quieres que te lleve algo?
6:17 p.m.

Pero- Takashiii

Uqxbhjknqaaah t amo

Un juguito de mango, xfa
6:18 p.m.

Soltó una risa y le respondió un"voy en camino". Recogió todo lo que tenía desordenado y salió del local cerrando con llave. Se dirigió a la tienda de conveniencia cercana y compró todo lo que creyó necesario para hacer sentir mejor a su amada.

Subió a su motocicleta y partió hacia su hogar. Al llegar tocó el timbre y esperó... nadie abría, volvió a tocar el timbre y esperó. Pasaron un par de minutos y nada.

Preocupado tomó el picaporte y trató de entrar, mas no pudo, ya que la puerta tenía seguro. Planeaba romper el vidrio cuando escuchó como los seguros de la puerta se abrían.

Una chica ojerosa, con las mejillas sonrosadas y una frazada alrededor de sus hombros se dejó ver, Mitsuya sonrió para saludar a su novia, sin embargo, esa sonrisa no duró mucho y cambió por una mueca de preocupación.

Él iba a hablar pero no tuvo tiempo cuando ella se desestabilizó y estuvo a punto de caer de no ser por los fuertes brazos de Takashi que la tomaron antes de que ocurriese algún accidente.

— Dios, _____, estás ardiendo en fiebre — se quejó al sentir su caliente piel contra las palmas de su mano.

— Mitsu, llegaste~ — canturreó en tono bajo.

— Si, hay que llevarte a tu habitación, vamos — la ayudó a que se colocara bien de pie — ¿puedes caminar tu sola?

— Claro que si, sé caminar desde que tengo un año tontito — habló entrecortadamente con obviedad.

— Si tú lo dices — la soltó con suavidad y esperó a que comenzara su andar.

No fue capaz de dar tres pasos más, perdió el equilibrio y al tratar de no caer pisó la frazada haciendola caer.

— Auch.

— Tontita — rió y se acercó a ella — dame tus manos.

Ella obedeció; Mitsuya con fuerza la levantó, rodeó su cintura con su brazo y ella abrazo sus hombros por un lado. Ambos subieron las escaleras con calma, al llegar a la habitación la chica se dejó caer en el suave colchón.