— Oi, ¡esperame! — el de hebras blanquecinas corrió siguiendo a la chica.
Escuchó la dulce risa de ella, aún continuaba corriendo de este.
En otro caso el se hubiera rendido y le hubiera pedido que parara, pero esta vez no dijo nada y siguió tras ella.
Eso no duró mucho, hasta que la chica cayó de rodillas, esto le alarmó pero se detuvo en seco cuando la volvió a escuchar reír.
— ¿Que ocurre, Manjiro? ven a divertirte conmigo~ deja de ser un amargado — le dijo la chica sin mirarlo.
Estaba por tocarle el hombro para verle, hasta que...
— ¡Mikey!
Se despertó rápidamente al escuchar el grito desde abajo de uno de sus subordinados.
Salió de su "habitación", la cuál era un cuarto apartado de los demás, ahí iba cuando quería descansar, y siempre que podía lo aprovechaba al máximo, aunque estás veces eran contadas.
No había noche en la que los "impulsos oscuros" no le atormentaran en sus pensamientos, esto hacía que el sueño le llegara tarde, y eso con suerte, porque no era común que este llegara.
— ¿Que ocurre?
— Otra vez esos hijos de perra, ahora son más, trataron de robar mercancía...
La voz la escuchaba lejana, sabía que de lo que hablaban era importante, pero por más que tratara de colocar su atención esta se desviaba hacía aquella chica.
¿Quién es esa chica?
Era la duda que rondaba por su mente; no era la primera vez que soñaba con ella, cuando podía dormir, esa chica siempre estaba en sus sueños.
Ahora bien, cuando trataba de tocarla o verle el rostro se despertaba. Una noche en la que tuvo ese sueño, logró tocarle el hombro y ella como reacción volteo a verlo, sin embargo, esta no tenía rostro, o bien estaba borroso, por lo que era imposible ver su identidad.
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— ¡Vamos, Manjiro! ¡Ya falta poco para llegar a la pradera!
Nuevamente se encontraban corriendo, el decidió seguirla como la última vez.
— ¡Espera! ¡Dime quién eres! — le gritó mientras trataba de alcanzarla.
Escuchó la risa de ella; cada vez que ella se reía era como una caricia en el alma, su voz le otorgaba felicidad y tranquilidad, algo que no tenía desde hace tiempo.
Después de unos segundos llegaron a dicho lugar.
Ella se sentó aún dándole la espalda, el con cuidado se acercó y se sentó a su lado. Está vez no trató de mirar su rostro, sabía que era en vano.
— ¿Te gusta estar aquí?
— Si... — él le contestó sinceramente.
— Me da gusto que sea así...
Se quedaron en silencio mientras observaban la puesta del sol.
— Me tengo que ir — murmuró ella colocándose de pie y sacudiendo su ropa, la cual era de colores blancos, ésto le daba un aura mucho más tranquila y pacífica, algo que a Manjiro le encantaba.
— ¿Ir? ¿A dónde irás?
— Solo disfruta de esta vista, no te preocupes por mi.
— Está bien, te volveré a ver en mi próximo sueño... — habló en tono tranquilo.
— Oh no, Manjiro, yo ya no volveré — él se puso alerta con sus palabras y se confundió — Mi misión era traerte aquí para que pudieras descansar, para que pudieras liberar tu mente aunque fuera solo por unos minutos. Ya lo hice, ahora debo irme.
— Pero, no no no, ¡no te puedes ir! — se colocó de pie — ¡Aún tengo muchas cosas que preguntarte!
— Todas tus dudas serán aclaradas, solo ten paciencia y coloca cuidado a lo que pasa a tu alrededor... He cumplido con mi misión, fué un placer, Manjiro.
Dicho ésto ella se fue trotando, hasta que en un punto ya no se veía más, se había ido.
Se despertó transpirando, sintió impotencia, ella dijo que no volvería a sus sueños, ¿Que haría? Ni siquiera pudo ver su rostro, ni siquiera sabía si era real...
[ ... ]
Salió como de costumbre de su "escondite", tenía cosas que hacer, tratos que forjar y eso era algo que nadie podía hacer más que él.
Iba acompañado de subordinados que cuidaran su espalda en caso de emergencias. Esto le causaba conflicto, no podía hacer nada por eso, también porque los periodistas estaban esperando cualquier cosa o movimiento para sacarlos a la luz; debía ser cuidadoso de lo que hacía cuando salía.
Al terminar con todo lo que tenía pendiente pidió ir por algo para comer, y se dirigieron a un local de comida rápida.
Pagaron y les dieron los alimentos, continuaron con su caminata hacía el vehículo hasta que a lo lejos pudo divisar una cabellera ____, rápidamente se puso alerta.
Decidió seguirla usando como excusa hacía sus subordinados que quería algo de postre.
Siguió a la peli___, hasta que esta se detuvo en un puesto de helados, él la imitó y se acercó a esta. Ella al notarlo se quedó estupefacta, se armó de valor y se acercó a él.
— Es usted, lo sé... Desde hace muchos sueños atrás — murmuró la fémina hacia él, se quedó de piedra al escucharla.
Ella era la chica con la que había estado soñando noches atrás...
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