19. "Pronto lo serán"

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Mi cara cambió en un instante, estaba poniendome tan enojada al pensar que fue una trampa, hasta que luego vi a todos gritar y me puse inmensamente sorprendida. Al principio me incomodé porque pensé que era para Liliana pero después observé el gran cartel que decía mi nombre y una sonrisa se dibujó en mis labios. Bueno, nunca sé cuál exactamente es mi rostro al estar con mucha gente frente a mí pero por lo general sonrío sin mostrar los dientes o me mantengo cabizbaja tímidamente.

Luego de que todos gritaron, encendieron las luces del lugar y de inmediato se esparcieron en la pista mientras que la sonrisa seguía contemplando en mi rostro.

-Sé que es un poco atrasado pero es la recompensa de lo que no festejaste tu cumpleaños. -dijo Oliver acercándose.

-¡Gracias! Gracias por todo. -lo abracé. -¿Lo hiciste solo?

-Si, pero Matías me ayudó en la casa y algunos bocaditos. -lo miré totalmente confundida, el captó y rió. -Ya nos llevamos. Por tu culpa tuve que romper mi orgullo y hablarle.

-¿En serio? ¡Qué bien! Espérame aquí, voy a agradecerle.

-No quiero dejarte sola. -suavizaba mi cabello largo con su mano derecha.

-Vuelvo pronto. -le sonreí y bajé su suave mano delicadamente.

Quería agradecerle rápido para así pasar más tiempo con Oliver y disfrutar lo que no disfruté en mi anterior fiesta.

-Gracias. -le dije a Matías en cuanto lo vi. -Oliver me contó que lo ayudaste.

-No te preocupes, espero que la pases bien. -me dedicó una sonrisa.

En consciencia de todo, yo no tengo la culpa de que mi corazón no lo elija a él. A veces queremos mucho a la persona no correspondida, como Matías, y tenemos que aprender a superarlo. Es una tarea difícil, por experiencia lo afirmo, pero los resultados han de ser buenos y finalmente se podrá encontrar a alguien que te dedique tanto amor como tu le dedicaste a esa persona incorrecta.

Me despedí de él y fui directamente al lugar en que estábamos Oliver y yo conversando anteriormente. Giré mi cabeza de un lado a otro y no lo encontraba, pregunté a varias personas cercanas sobre él y nadie me daba razones.

Después de estar sentada por un tiempo esperando a Oliver, me dio sed, así que me levanté y fui al sitio de bebidas. Llegué donde se encontraba el bartender y vi a alguien conocido.

-Diego ¿Cómo estás?

-¡Cumpleañera! Excelente ¿Y tú? -me dijo mientras servía cocteles a unas chicas.

La actitud de él mayoritariamente era alegre, por eso me caía bien. Aquellas personas con esa actitud siempre compartían felicidad sea en el estado que estés. Me recuerda a mi madre, ella casi siempre pasaba riéndose, no dejaba que las cosas le afecten mucho, me decía que nosotros sólo por despertar un día más en nuestras vidas, deberíamos estar felices. Siempre ha sido un ejemplo para mí.

-Bien, sólo que no encuentro a Oliver. ¿Lo has visto?

-¡Uy! Esto me huele a cachos. -reí fuerte y él me siguió. -Tu risa es contagiosa.

-No somos nada, chistoso. ¿Me das una botella con agua?

-Pronto lo serán. -se alejó de mi y fue a ver la botella con agua. -Él está muy enamorado de ti. -me la entregó.

-¿Por qué lo dices? -abrí la botella y le di un sorbo.

-Hay bastantes razones, pero te diré una. No se lo vayas a contar. La semana pasada, cuando fui a su casa, cogí su celular para revisar sus mensajes, no se enojaba cuando lo hacía pero sin embargo, esa vez lo hizo. Así que, después esperé un momento hasta que se durmiera y lo hice. Espera. -sirvió dos margaritas a una pareja y regresó. -¿Por dónde iba?.... ¡Ah! revisé y sólo tenía chats contigo y conmigo, y con su madre. Yo me quedé frío. Nunca, en mi vida le había visto conversando con una sola chica. Siempre tenía conversaciones con 4 chicas y las molestaba, salía con ellas, pero no era algo serio. En su álbum del celular, tenía fotos tuyas desprevenida y algunas cogidas de Instagram. Él jamás ha hecho eso desde que lo conozco.

-Qué lindo....pero yo...-me interrumpió.

-No lo dejes, créeme, le partirías el corazón.

Yo quería muchísimo a Oliver, pero estaba confundida...sorprendida.... nerviosa. O tal vez lo llame miedo a algo nuevo. Jamás he tenido novio, ni he salido con chicos antes. No he pasado por esos "qué regalo darle", "conversaciones largas", "salidas inesperadas". En mi vida, yo lo encontraba como si no fuera lo mío o no fuera apta para aquello. Mi enfoque siempre fue los estudios y libros. Sí, me gustaba Oliver, pero mi visión no era tener algo con él, porque no imaginé que yo le gustaría algún día.

-Además harían una bonita pareja. Quedan perfectos, ambos son hinchas del Madrid... y guapos.-mis mejillas ardieron y reí.

-Gracias Diego, seguiré buscando a Ol....-alguien empezó a gritar en medio de la casa y todo se silenció.

-¡¡Tienen que salir al patio!! -al ver el rostro de quién era, me dirigí hacia ella agobiada.

-¿Qué pasó Liliana? -me agarró fuertemente el brazo y empujaba a todos los que se interponían en su camino hacia afuera.

Salimos al gran patio con esfuerzo y elevé mi cabeza para tratar de respirar tranquilamente. Cuando la levanté, mis ojos no esperaban ver aquel hermoso panorama.

La piscina estaba rodeada de innumerables pétalos de rosas. Alrededor del patio habían foquitos rojos encendidos que iluminaban todo el lugar.

Inesperadamente, sentí una mano en mi brazo izquierdo.

-Pasa por aquí. -era Liliana y en medio de toda la gente que se encontraba por allí, me guió por un largo camino alumbrado.

Toda la gente me abrió pase y fui caminando en esa larga alfombra. Las personas enfocaban su mirada en mí, distintas caras y no lo soportaba, así que empecé a caminar viendo mis pies, como de costumbre. No entendía que pasaba, sólo seguía dónde mis pies me llevaban. Sentí la necesidad de alzar la cabeza, y mis nervios se calmaron al ver el rostro de Oliver.

-¿Qué está pasando? -le pregunté con risas.

No me respondió y señaló con su dedo hacia arriba. Le obedecí y unos juegos pirotécnicos empezaron a sonar, tuve un susto al inicio pero luego me concentré a ver. Eso me emocionaba mucho, cuando sonaban cerca de mi casa, siempre corría y salía para verlos. Estaba por bajar la cabeza para abrazar a Oliver pero de repente me percaté en una frase que se formó en el azulado cielo: "¿Quieres ser mi novia?"

Mis ojos se abrieron totalmente, de inmediato empezaron a gritar y otros a chiflar. Fui poniendo mi cabeza en su modo normal lentamente, y me encontré con la mirada de todos clavadas en nosotros dos. Giré mi vista hacia él y encontré a un Oliver tímido que lo único que hacía era reír.

Cogió mi mano derecha con suavidad, sonreía mientras lo decía pero en sus ojos se veía tristeza o más bien angustia. La multitud se quedó en completo silencio y mis palabras no querían salir por los nervios. Le hice una mirada a Liliana que estaba mi lado, para que me ayudara.

-¡Chicos! Continuemos con la fiesta. -gritó parada en una silla para llamar la atención de todos.

Ocasionalmente el Dj ubicó la música movida y la gente siguió su rumbo, como si nada hubiera pasado.

Lo agarré con mis brazos sonriendo, enteramente relajada. Lo solté incómodamente, y vi hacia otro lado, ya que me perdería en sus ojos.

-Oliver.... yo, lo voy a pensar. -después de decirle aquello, lo miré y fue un total error. Su tristeza se fue mezclando con iras.

En el ajetreo de que todos se perdían en el patio, mi mirada hacia Oliver había desaparecido. No lo encontraba, se había ido.

De seguro se marchó hecho humo de iras. Detesta no conseguir lo que quiere pero también me debe comprender a mí, quiero tomar el tema con calma, estar segura sobretodo. Mi objetivo principal al llegar a Londres fue el de estudiar y por el momento no quiero nada de distracciones. En un futuro veré si le digo que sí o......no.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora