29. "Tranquilizar"

4 0 0
                                    

Mis ojos contemplaron la mañana. Los sentía pesados, hinchados de tanto llorar. Axel y su cómplice, Nate, dormían profundamente. Observé hacia arriba al reloj y marcaban las 7:00 am. Por primera vez contemplé el lugar.

Era una cabaña pequeña, sucia y desarreglada, totalmente abandonada. No tenía dormitorios ni sala, peor una cocina. Un armario se encontraba al fondo, y con su puerta media abierta pude ver mucha ropa colgada. Como si vivieran allí. Todo me daba miedo, principalmente el pensar que tal ves no he sido la única, que Axel es un secuestrador y muchas mujeres ya han venido a ese sitio. Eso ratifica su pericia. Y en cualquier momento si se le antojaba, me mataba.

La angustia llegaba y mi valor para salir de ahí hizo que me concentrara en desenredar el nudo con las manos. No lograba nada, pero aún así no me rendía. Alcanzo a ver una navaja en el mesón que quedaba a cuatro pasos al frente mío. Susurraba infinitamente rogando que no se despertaran mientras me movía con la silla para conseguirla.

Después de unos minutos la cojo y corto lo más rápido hasta desatarme las manos. En los pies no tenía nada. Sigilosamente abro la puerta para que no suene y al dar un paso fuera de aquel lugar, el celular timbra.

Axel abre los ojos y empiezo a correr sin fin alguno. La última vez que corrí velozmente fue en una maratón de cinco kilómetros hace tres años. Y me preparé con dedicación, pero ahora no. Sudaba y el pecho se me agitaba, el asma había llegado. Mi físico no daba al carecer de energía por no comer pero mi mente trataba de decirle que no se rinda, que sea fuerte.

Árboles y más árboles, la carretera parecía invisible, no estaba por ningún lado. Un carro se empezó a escuchar detrás mío. Los pies ya no avanzaban un sólo paso más, los ojos se nublaban, mi cuerpo caía. "Sigue, falta poco. Sé valiente." gritaba una voz interior. Sin embargo desmayaba, la respiración me faltaba cada vez más. Era independiente de mi ser. Alguien se colocó tras de mí y me sostuvo con firmeza.

-Ya déjame en paz. Te lo suplico. Déjame ir, por fav...

Era de noche y estaba tendida en una cama. No era la cabaña dónde permanecí encerrada, pero tampoco era mi habitación. Me paro enseguida pero caigo al tener mareos. Quería regresar a casa pronto.

-Tranquila, no te haremos daño. -un chico entró por la puerta preocupado. Ayudó a levantarme y se sentó conmigo en la cama. -Mañana te llevaremos a dónde vives. Has dormido trece horas. Y por los secuestradores, no te preocupes. Ya los atraparon.

-¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hora es? ¿Quiénes son ustedes? -cada pregunta fue con un tono más alto. Estaba aterrada.

-Primero, estábamos yendo a un campamento familiar y vimos que corrías muy deprisa, alterada, huyendo. Entonces mi papá quiso ayudarte. -se retiró de ahí y en segundos volvió con un vaso de jugo naranja. -Al llegar a ti, nos bajamos y caíste en mis brazos. Me tensé porque no pensé que desmayarías. Ten, bebe algo. -agarré el vaso y di un sorbo. -Son las ocho de la noche y te encuentras en casa de la familia Blunt.

-Comprendo...y ¿quién se llevó a los señores? ¿cómo los atraparon? -lo que más me interesaba.

-Mi papá es policía. Llamó refuerzos para atraparlos. Eran muy jóvenes y tenían dos denuncias. Sabes, ellos podían haberte matado.

Un alivio profundo aterrizó. El peligro, según yo, había desaparecido por completo. Lo primero que quería en ese instante era llamar a Oliver. Contarle lo sucedido.

-Muchas gracias. -suspiré. -De verdad, gracias. Este...¿puedo hacer una llamada? Por favor.

Se retiró y vino con un teléfono. Marqué su número e inmediatamente contestó. Cuando escuchó mi voz, lloró. Entró en un llanto profundo que podía sentirlo. Podía sentir su preocupación. Me dio mucha nostalgia que también empecé a llorar.

-Gracias a Dios, Amelia. ¿Qué te pasó? ¿dónde estás? ¿te encuentras bien? Princesa dime todo.

-Sí estoy bien, unas personas me ayudaron. Necesito hablar contigo urgente. -hice una pausa. -Oliver, fui secuestrada por Alex.

-¡¿Qué?! ¡¿Cómo pudo hacerm...?! Amelia dame la dirección. Voy por ti enseguida. -comenzó a gritar. -¿Dónde estás? estoy saliendo.

-Oliver no te desesperes. Quédate ahí, hazme caso. Nos vemos en unas horas.

-No puedo aguantar un segundo más sin ti. No es que te quiera aquí a mi lado. Amelia, yo te necesito.

-Te prometo que nos veremos lo más pronto. Tranquilo ¿si? un beso.

-No tardes. -estaba a punto de cortar. -Amelia, te amo.

Varias teorías tiene el denominado "te amo". Que se lo dice sin importar el tiempo, que es basado en las acciones hechas del uno para el otro. Hay parejas que han estado juntas por mucho tiempo, sobrellevan cosas buenas y malas pero ningún "te amo" se les ha escuchado, incluso cuando están sumamente felices. También hay padres que no acostumbran a decir "te amo" a sus hijos y viceversa. Pienso que es simplemente un lenguaje extra del amor. Si tienes el valor de decirlo, hazlo. No esperes a que esa persona te lo diga para tú también decirlo. Tal ves está demostrándote aquel amor de forma distinta. Pero no te estanques, no tengas miedo de dar afecto a un sujeto que en verdad le tienes cariño. Porque el ser amado por alguien es la mejor recompensa que se puede tener.

-Te amo.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora