28. "Engaños"

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Mi hermana al tener dos años le ocurrió una tragedia que a pesar de que ella no lo recuerde, fue uno de los momentos más angustiosos que sufrió la familia. Estuvo a punto de morir al meterse una moneda a la boca y atorarse. Su cara era morada debido al oxígeno que no llegaba a sus pulmones. Muchos ya la daban por muerta y lloraban consolándose uno a otro. Sin embargo sobrevivió. La vida le regaló más sorpresas. Una tía la movió tanto que aquella moneda pudo pasar por su garganta hasta su estómago.

Mi padre no estaba en ese instante y al enterarse sólo se dedicó a dar gracias. Gracias porque la vida a pocos les da una segunda oportunidad. Gracias porque pudimos estar juntos de nuevo.

Desde ese entonces él nos pidió que tengamos cuidado. El peligro se encuentra en todos lados, incluso en dónde pensamos que estamos bien asegurados. Que existe algo extremamente seguro en esta vida, y es la muerte, de ella no te salvas jamás. Y por ello el cariño hacia nuestros seres queridos debe ser repartido todos los días como si fuera el último.

-¡¡Déjenme salir por favor!! -les rogué cuando me sacaron la tela que tenía en la boca. Pero mis ojos seguían cubiertos. Entré a un lugar y amarraron mis manos a una silla. Sentada trataba de zafarme los nudos pero se me hacía totalmente imposible. -¿¿Qué les hice??

-Tú no. Pero alguien que te conoce hizo que mi vida se vuelva miserable. -saco la tela de mis ojos. -¿Me reconoces?

-¡Axel! -murmuré. -¡No me hagas daño, por favor! Hablaré con Oliver para que su padre te devuelva el trabajo. O te de uno mejor....puedo pedir dinero ¿cuánto necesitas? -mis mejillas comenzaron a empaparse.

-No me interesa, sólo quiero que él sufra. -con fiera cogió mi rostro con su mano. -Y contigo lo voy a conseguir. Eres la carnada del plan que estoy tramando. Así que tranquila...no vas a salir del todo afectada. -me soltó bruscamente.

-¿Tanto lío por un trabajo? Axel detente, no vas a sacar nada bueno. Habla en paz con él, por favor.

-Voy a sacar venganza. Ninguna cantidad reemplazará lo que he sufrido.

La noche llegaba y mis manos empezaron a arder por el apretón de la soga. El hambre la tenía a tal punto que la boca del estómago ardía, y mucho. No había comido un sólo bocado en toda la tarde.

Carecía de ánimos y cerrando los ojos para dormir, escuché un ruido. Un carro se estacionaba. Abrí los ojos e intenté pararme para ver quién era pero al reconocer el auto de Axel, me quedé quieta.

-¿Cómo se comportó? -botó las llaves en la mesa. Su cómplice respondió que no pasó nada fuera de lo normal. -Muy bien. -se acercó a mí. -Para que veas que no soy tan malo, dejaré que llames a alguien. -me desamarró y entregó un celular. -Con una condición. No digas lugar ni nada, di que estás con una amiga.

La circulación hacia los dedos llegaba y su color fue tornándose al normal. Marqué el número de mi mamá. La preocupación la caracterizaba y sabía que en poco tiempo llamaría a la policía. Cuando contestó, noté su voz quebrada, angustiada. Y mi corazón se achicaba.

-Tal ves me quede dos días más aquí. Yo te voy a llamo ¿si? es que no queremos interrupciones.

-Como digas, estudia bastante. -estaba a punto de despedirse. -¿No te llevas con Oliver? Me ha llamado todo el día preguntando por ti.

Miré a Axel para pedirle respuesta y de inmediato escribió algo en un papel para que se lo dijera.

-Terminamos. -un nudo empezó a formarse en mi garganta. Mentiras y más mentiras. -Y si te llama, no le contestes.

No tenía idea de cuándo iba a culminar todo. Las amenazas y mentiras se prolongaban. Era prácticamente un juguete para él porque el daño lo tenía planeado para Oliver. Pero lo que no se daba cuenta es que yo también sufría. Engañando a mi mamá, sufría. Al pensar si saldría viva de aquella situación, sufría. Y sobretodo al no ver a Oliver e imaginarme cómo el iba a sufrir después por mi culpa, sufría.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora