1."Sintió algo por ti"

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Antes de ir a la universidad en Londres

Las vacaciones terminaron y mi nuevo año en el colegio empezaba, pero no me sentía mal, mas bien estaba emocionada ya que era mi ultimo año de colegio y luego venía universidad. Y por lo general, ahí empiezas una nueva vida y renuevas completamente tu rutina.

Desperté con malas ganas, siempre he detestado que me levanten temprano. Me coloqué el uniforme empezando por la falda, era más grande y floja de lo normal, al igual que mi blusa. La ropa flojita es la más cómoda. Uno se siente libre. Y mis zapatos, bueno, ellos eran normales al igual que todas las estudiantes.

Cepillé mis dientes y salí a desayunar. Como en todas las mañanas, mi cabello estaba completamente alborotado, así que mientras iba a la cocina me lo desenredaba. En cuánto a mi rostro, sólo le daba un buen lavado, el maquillaje nunca ha sido mi hábito primordial.

-Buenos días hija, tu desayuno ya está servido. -dijo mi madre con una gran sonrisa.

-Buenos días mami, ¿y mi papi? -le dije haciéndome una coleta.

-El tuvo que salir temprano por el trabajo, vuelve en la tarde.

Asentí, apreté bien el moño y luego alcé la cuchara para dedicarme a comer el delicioso plato. Mi comida mañanera jamás era la misma todos los días, pues mi madre cocinaba lo que estaba a su alcance y siempre le salía todo exquisito. Posteriormente de comer, agradecí, y recogí mi plato para la cocina.

-¿Estaba rico? -dijo mi madre mientras arreglaba la cocina.

-Uhmm. Estaba horrible. -mentí. E hice una expresión de repugnancia.

-Lo dices y no has dejado nada.-miró mi plato y luego a mi, alzando sus dos cejas y yo reí. -¿Quieres más?

-Si quisiera pero ya me tengo que ir. Te quedó muy rico. -apoyé un brazo en su hombro y luego me dirigí al baño a cepillarme los dientes, para después esperar al transporte. Este llegó y me senté en el lado que me correspondía.

Hasta llegar al colegio, me mantenía con la vista en la ventana. La mayoría llevaba sus celulares y los conectaban con los auriculares. Yo quería hacer lo mismo con mi pequeño ipod, pero tenía nervios a que se dispongan a hacer una requisa en las aulas y me lo quiten. Y la única persona que podía retirarlo, era el propio padre familia, y no me gustaría ganar un castigo.

Llegamos el colegio, entré a mi curso y al ser la primera en llegar, apoyé mis brazos en el escritorio y me recosté.

De repente escuché mi nombre e hizo levantarme rápidamente.

-¡Amelia, te extrañé! -dijo Clara acentuando largas "e". Inmediatamente me paré para abrazarla, ella era una de mis grandes amigas. Bueno aunque "grandes amigas" sólo me refiero a dos. Su cabello se mantenía suelto la mayoría del tiempo, dejando mostrar su larga cabellera color negro. Era muy impecable, y siempre estaba dispuesta a ayudarte en todo lo que necesites.

-Yo también te extrañé mucho. -le dije al soltarla. -Estos dos meses se me han hecho eternos.

Mientras reíamos y nos contábamos cosas, veía desde la puerta llegar a mi otra amiga, a ella le tenía un poco más de confianza que a Clara, ya que éramos amigas desde jardín. De hecho, ella es la única que sabe acerca de mi familia y de la persona quién me gusta.

-¡SABRINA! -le dije mientras llegaba para abrazarla.

-¡Hooola!-me dijo riéndose. - ¡¡Te extrañé!! Y necesito contarte muchísimas cosas. -me hizo cara de sorprendida. -¡Hey, Clarita? ¿Como has pasado?

Las horas pasaban rápidas y por primera vez ningún profesor nos hizo presentarnos al frente. Para mi era un alivio extremo porque poseía de pánico escénico. Mis nervios se alborotan, sudo y luego me quedo muda. Según mi padre necesito cursos para superarlo y sinceramente, no he estado dispuesta a hacerlos pero creo que con el tiempo me haré más sociable.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora