Terminó el partido y todos se levantaron para dirigirse a la salida de las canchas, yo me quedé hasta último para esperar a Oliver.Le iba a agradecer por lo del gol pero el habló primero.
-Anda hoy a la casa de Julian, nuestro compañero de clase, si lo has de conocer. -dijo arreglándose los zapatos.
-Sí, sí lo conozco ¿Por qué?
-Hoy por la noche va a ver una fiesta por la victoria de hoy y para dar inicio a nuestro primer año. -dijo dándole una última limpieza.
Iba a responderle pero de inmediato se fue. Me conmovió mucho, ni siquiera me habló del gol ni nada por el estilo. Estaba tan confundida que sólo quería irme a casa, pero de repente escuché la voz de las mismas chicas.
-Amelia ¿Qué pasó? ¿Por qué te cambió el animo? -me dijo la rubia, Ashley, con una voz triste que a kilómetros se le notaba que estaba fingiendo.
-Nada, me tengo que ir. -me volteé para irme pero me detuve al escuchar lo que dijo.
-Si es por Oliver, créeme, el es así con todas sus novatas así que no te preocupes.
Me iba a girar para responderle pero no quise alargar la conversación, entonces corrí rápidamente, cogí un taxi y acudí a mi casa.
Apenas llegué, encendí mi laptop y le conté todo a Sabrina. Necesitaba a alguien para desahogarme.
-No les prestes atención, son envidiosas porque saben que le gustas a él. -me dijo en un tono tranquilo.
-¿Y qué hay de el? No me habló después del partido.
-Capaz que estaba nervioso, ¿Qué tal si le preguntas que le pasaba? -me dijo dándome ánimos.
-No lo sé, me dejó pensativa en "sus novatas" ¿Y si lo que dijo ella es verdad? ¿Y si a pesar de todo él cambio? Recuerda la primera vez que fue allá a la ciudad y lo que hizo con Renata.
-Mejor anda hoy a la fiesta y me cuentas qué pasa.
Corté la video llamada y traté de calmarme. Estaba indecisa, no quisiera que me ignore y me deje varada de nuevo.
Medité por unos minutos hasta que me decidí por ir. Tomé un baño, me coloqué un vestido sencillo que me regalaron por mi cumpleaños hace dos años, lo bueno era que se lo podía combinar con cualquier zapatos por que era color negro. Me cepillé bien el cabello y agregué un poco de rímel a las pestañas acompañado de rubor y brillo labial.
Al estar lista llamé a Liliana a preguntarle si iba para que me acompañara.
-¿Como está la roba novios? -fruncí el ceño, ¿roba novios? ¿tan rápido supo lo de hoy? -Mentira nena, te lo regalo si quieres. ¿Pero cuándo pensabas decírmelo? Ah, y si voy ¿tú?
-No estoy con él ni nada. ¿Quién te dijo eso? y sí creo que voy.
-Un pajarito. -rió. -Igual me debes contar todo. -me amenazó. -¿Vas a ir? ¿estás enferma? Es broma, ¿te paso viendo?
-¡Sí, por favor! Ya te envío mi dirección por mensaje.
Después de media hora llegamos a la casa. Era bastante grande y muy lujosa, se parecían a la de los famosos o las que salían en películas. El sonido de la música retumbaba todo el lugar, había demasiado alcohol y bastante gente que no conocía.
-Lili no te vayas a al....-me giré para verla pero ella ya había desaparecido, ¡qué bien Amelia! ¿Y ahora qué vas a hacer tu sola en tremenda fiesta? Me volteé para sentarme y de repente escuché a alguien hablándome.
-Ahh, hola. -le dije nerviosamente. Era un chico alto, muy guapo y con ojos color azules, los noté porque en ese lugar había luz.
Se rió. -¿Cómo te llamas?
-Amelia ¿Y tú?
-Creo que nunca he escuchado ese nombre. -se rió. -Pero es bonito, me llaman Matías, ¿Te gustaría bailar?
-Está bien.
La verdad es que no quería bailar, una porque jamás lo había visto y dos porque no me agradaba ese tipo de música. Pero no quería quedar como una ridícula, así que acepté.
Después de dos canciones me di cuenta que él era muy divertido. Platicábamos varias cosas, lo bueno era la honestidad que cargaba, sabía que yo era tímida y por esa razón él hablaba más en la conversación.
En ocasiones me sentía incómoda porque percibía la mirada de alguien pero no conseguía verla por ninguna parte.
Todo estaba muy tranquilo hasta que él se acercó lentamente. Sus instintos eran para besarme así que me alejé.
-¿Qué pasa? -me dijo riéndose.
-Nada, solo que no... -le dije incómoda. Él no hizo caso y se acercó más, insistía y yo se lo negaba, hasta que escuché la voz de alguien conocido atrás mío.
-¡¿No escuchaste?! Déjala. -me sorprendí al ver quién me defendía, era ¿Oliver?, se le notaba algo enfadado.
-¡¿Y tu quién eres para decirme lo que tengo qué hacer?! -dijo Matías mucho más enojado. Su voz fue tan fuerte que los que estaban cerca dejaron de bailar y prestaron atención.
Sin esperar a que dijera algo más, Oliver lo golpeó fuerte con su puño hasta que lo hizo caer. Matías se levantó y rápidamente se lo devolvió, aún más fuerte.
Mi preocupación se fue elevando, ambos estaban heridos y lo peor era que la gente de alrededor no hacía nada. Matías estuvo a punto de entregar su venganza hasta que yo tuve que intervine.
-¡¡MATIAS BASTA!! -le grité lo más fuerte que pude tratando de alejarlo de Oliver que se encontraba en el piso.
-Él fue quién empezó todo. -dijo con un tono de voz cansado, su nariz estaba sangrando.
Justo ahí llegó Liliana con unos compañeros de ella y los alejaron rápidamente. Luego se le ocurrió llevarnos a casa a cada uno en su auto y así todo termine.
-¿Por qué hiciste eso? -dijo Liliana hacia Oliver que se encontraba en la parte trasera del auto conmigo.
-Llévame a mi casa. -dijo fastidiado.
Otra vez no dio razones, ¿por qué se comportaba como si nada pasaba? Como si no fuera él quién participara en cada cosa. Creo que en todo esto, la tonta era yo, en pensar que sus actos amables hacia mí significaban algo cuando no era así. Tenía que hacerle caso a Ashley cuando me dijo sobre "sus novatas", tal vez sólo lo hace con todas. Según él "protegerlas" para conquistarlas.
Lo que él no sabe es que yo no voy a comer a su cuento. No voy a llenarme de ilusiones.
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El mejor reencuentro
RomansaSu vida siempre ha sido muy particular, sin mayores sorpresas. Una adolescente que trata de enfocarse únicamente en sus estudios. Pero en cuánto al amor, ha tenido sentimientos por un sólo chico. Mientras que él sólo se preocupaba por si mismo y la...