7. "El papel"

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Segundo día de clases. Llegué y fui directo a mi aula, no quería pensar en el lo del día anterior. Me senté en la ultima banca de un extremo, amaba sentarme en ese lugar.

-Buen día alumnos, ustedes son nuevos para mí, así que empezaré con mi nombre, yo soy Jo... -interrumpieron la puerta.

-Disculpe maestro, ¿puedo pasar?

-Ya está dentro del aula señor, pase.

Alcé la cabeza para ver quien se dirigía hacia mi lado y era él, sí, Oliver.

-Hola. -me dijo con un gesto de mano y una gran sonrisa mientras se sentaba a lado mío.

Le respondí con una sonrisa para luego atender a la clase de inglés.

-Bueno estudiantes, como les decía, no me gusta la indisciplina. Cada estudiante que se comporta mal, sale del aula.

Todo era silencioso hasta que escuché un murmullo por parte de Oliver.

-A estos profesores son los que más les hacen relajo de seguro.

Le sonreí y seguí atendiendo, después vi un papel en mi mesa que cayó del lado de Oliver.

El papel decía: Anda hoy por la tarde a las canchas del sur. Te mando la dirección luego.

Iba a responder cuando de repente veo a alguien delante mío y escondo el papel con mis manos.

-Entregue el papel que escondió, señorita.

No tenía excusas, así que lo único que hice fue dárselo.

-Usted y el estudiante que escribió esto se van a quedar conmigo hablando en la última hora de clase.

Segundo día y ya iban a tener mal aspecto de mí, bien Amelia, bien. La clase había terminado y el profesor dijo que nos quedáramos con él en la salida y así fue.

-Muy bien, ¿qué haré con ustedes? Es el primer día. -dijo el profesor mientras nos dirigíamos hacia él.

-Toda la culpa fue mía profesor, ella no tuvo nada que ver con esto. -dijo Oliver inocentemente.

-El cargo lo corren los dos. Se van a quedar una hora más aquí, limpiando el salón. Y no tendrán baja conducta.

-Sí, no importa profesor, gracias.

El maestro se retiró y empecé recogiendo todos los papeles de manera desesperada, quería salir rápido , mis padres han de estar esperandome afuera muy preocupados.

Apenas empecé a hacerlo, Oliver me imitió. Luego de unos minutos, la clase quedó como nueva. Pero aún faltaba más para que la hora de castigo culminara.

-Perdón, no era mi intención. -dijo Oliver mientras se acercaba al lugar donde me había sentado a esperar.

-No importa. -le dije, viendo hacia las puntas de cabello castaño.

-Es que las primeras clases me aburren y prefier....-algo se interpuso en su camino, y tropezó cayendo hacia a mi lado, permitiendo que yo subiera mi rostro y ambos nos encontráramos a centímetros. Nuestra respiración se podía sentir y mi incomodidad junto a mis nervios subían. Sus ojos se clavaron en los míos y me esquivé.

-Creo que ya terminó la hora. -le dije levantándome. -Adiós. -me dirigí hacia la puerta.

-Amelia, igual estás invitada a ver mi partido. -dijo alcanzándome y poniéndose a mi costado, yendo a la de salida de la universidad.

-Ya te aviso si puedo.

-Está bien, trata de no faltar. -me dio un beso en la mejilla y se fue. Tardé en reaccionar y no pude evitar sonreir.

EN LA TARDE...

Mis padres me habían concedido el permiso, decían que a la final, salir una tarde, me va a despejar un poco y con ello conozco más la ciudad. Pero la cuestión no es tanto eso, es que no sabía si ir. Tenía miedo al no saber qué decirle, aún no regresa la confianza que le tenía cuándo éramos niños. Así que hice skype con mi mejor amiga que vive en Oxford, Sabrina.

-Amelia tienes que ir sí o sí. Oye, lo has esperado por 4 años y ahorita que lo tienes no lo aprovechas. Actúa como si estuvieras conmigo. Aparte, él ya estuvo con nosotros en la escuela ¿lo recuerdas?

-Si, pero ya es bastante tiempo. Nosotros éramos niños. Bueno, voy a ver qué hago, luego te cuento todo.

-Apenas llegues a la casa me llamas.

Inesperadamente después de cortar la video llamada , Oliver llamó a mi casa, informandome sobre el lugar. Justo después de haber cortado, me acordé de preguntarle de cómo consiguió mi numero de casa.

Me paré y procedí a cambiarme. La verdad es que no sabía que ropa usar, pero se supone que es una cancha de fútbol, entonces debo ir con ropa deportiva. Así que me puse la camiseta de mi equipo favorito de fútbol acompañado de un jean y unos zapatos cerrados algo femeninos. Luego me cepillé el cabello, lo bueno era que yo nunca me he acostumbrado al maquillaje así que salí de inmediato al sitio que me dijo y entré. A pesar de todo no me aburriría porque he tenigo algo interés del fútbol gracias a mis primos.

Estaba tan entretenida viendo la cancha que ni me había fijado que Oliver estaba frente mío.

-Ah, hola. -lo saludé con un ademán de mano.

-Pensé que no vendrías. -me miró fijamente y me sonrió. -El partido empieza en diez minutos, faltan compañeros de venir.

-¿Quiénes no más juegan?

-La mayoría son chicos de la universidad, así que probablemente veas algunos compañeros tuyos.

-¿En se..-Oliver me interrumpió.

-¡QUE HERMOSA ESA CAMISETA! ¿ERES DEL REAL MADRID? ¡No mientas! Estás vistiendo la última camiseta del mejor equipo del mundo. ¿Dónde la compraste?

Iba a decir algo pero de repente llegaron 3 chicas que para mi ya eran conocidas, eran las más populares de la universidad.

-Te deseo suerte en tu partido, vas a meter muchos goles. -dijo la más popular del grupo. Era una rubia con gran cuerpo, que se le notaba por la ropa ajustada que vestía, con mucho maquillaje, y una estatura casi igual a la mía, hasta más pequeña.

-Gracias Ashley. -respondió en seco Oliver. Parecía ¿fastidiado? algo así.

-Hola. -me dijo la rubia haciéndome una mirada extraña.

-Hola. -le respondí con una pequeña sonrisa.

Se fueron ellas y Oliver se despidió de mí porque ya iba a empezar el partido, así que me senté en unas bancas que permitían que vea todo el panorama.

El partido estaba muy entretenido, todos los chicos jugaban demasiado bien. Daban varios pases pero aún seguían empatados hasta que Oliver metió un gol y todos en las bancas gritábamos, los tambores cada vez sonaban más fuerte, se nota que aquel equipo poseía buena hinchada. Luego observé que él se dirigía hacia mí, formó un corazón con sus manos y dijo "Para ti Amelia".

Inmediatamente todos gritaron y mi cara cambió de color en un segundo, estoy segura que estaba peor que un tomate. Sonreí, mi corazón latía por mil, siempre me imaginé con que alguien me iba a dedicar a un gol pero de parte de él, nunca.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora