17. "Creer y apostar"

27 5 0
                                    

Levanté por la alarma de mi celular, olvidé desactivarla desde que vinimos a la playa. Me senté en la cama por unos segundos sin percatarme que Oliver no se encontraba en la suya, sus maletas no estaban, y había una nota encima de la cómoda.

"Tuve que viajar urgente a la ciudad, luego te llamo. Att: O.S."

Algo andaba mal, el me hubiera despertado sin importar nada para que lo acompañase. Traté de no prestar atención para luego tomar un baño, cambiarme, cepillarme los dientes e ir a desayunar.

-Buenos días, linda. -dijo Ashley en cuanto salí de la habitación.

-Buenos días. -le respondí cortante. Cuando me levanto, no siempre ando de buen humor. Y ahora con esto de Oliver, se volvía peor.

-No estés molesta, Oliver es así, no puede andar con una a la vez. Los hombres no cambian.

-¿De qué hablas? No empieces. -la preocupación me estaba llegando.

-Ay Amelia, Amelia. Cuando tú estabas con Liliana en la cocina, él vino a mi cuarto desesperado y luego... ya sabes. No te sientas triste, es normal en tipos cómo él.

-No voy a perder el tiempo escuchándote.-dije lo más pacifica teniendo un nudo en la garganta que me impedía hablar.

-¿Qué pasó? -dijo Diego en cuanto salió de su habitación todo adormitado.

-Nada, hoy regreso a Londres. Gracias por todo, Diego.-anuncié.

Lo primero que no quería era tener problemas pero con Ashley no se puede nada. Mientras iba en el bus, mis lágrimas caían al memorizar todo lo que me dijo, ¿Y si era verdad? Tenía esa gran duda rodando en mi cabeza. Aún recuerdo cuando él bajaba por las escaleras y su sudor regaba su cara preocupada. También recuerdo al pasar por la habitación de Ashley, y estaba con ropa interior. No quería pensar el hecho de que los dos hayan tenido algo aún estando yo dentro de aquella casa.

Todo eso me pasa por pensar que hombres como él van a cambiar. Los de su clase no tienen compone. Pero yo no iba a dejarme manipular. No soy así.

-Ya llegamos Amelia. -me dijo Liliana despertándome. Ella me acompañó hasta Londres en todo el viaje.

Fui a mi departamento y le escribí a Oliver para encontrarnos y aclarar todo. Liliana insistía en quedarse para según ella darle una "golpiza". Finalmente, le hablé de buena forma para que se vaya a su casa y no se preocupe.

-Perdóname por no traerte, tenía unos asuntos pendientes que arreglar y no quería despertarte, pensé que te molestaría. -dijo apenas llegó a mi casa. Su actitud demostraba como si estuviera nervioso. -¿Que querías contarme? -me daba iras porque era totalmente cínico que se comportaba como si nada hubiera pasado.

-¿Qué pasó con Ashley en la playa? -fui al grano directamente.

Se quedó callado por un momento y mi decepción subía más porque esa respuesta era un sí. Sí había tenido algo con ella.

-Amelia, no fue como tu lo crees, ella me... -lo interrumpí.

-No importa, dejemos esto así. -le dije con el nudo dentro de mi garganta. Le cerré la puerta, ya que se encontraba parado afuera, pero el puso el pie y me impidió cerrarla por completo.

-Lo que ella te contó, no fue exactamente como ocurrió. -cogió mi brazo y logró abrir la puerta por completo.

-Ándate, por favor. -no quería decir una palabra más, porque sabía que luego iba a llorar frente a él y jamás me gustaría que eso pasara.

-No me voy hasta que me escuches. Amelia, tu eres diferente a todas. Tu me cambiaste. Tu me hiciste ser mejor persona. Por eso te elegí a ti. Y no sabes cuánto he cambiado. Amelia, debes escucharme.

Aunque no quisiera caer en sus bonitas palabras, caí. ¿Cómo no voy a caer si esas palabras salieron del chico que siempre he querido?

Sentía mis mejillas arder y de inmediato agaché mi cabeza para que no lo notara.

-No... sé. -estaba muy indecisa.

-Déjame explicarte todo, por favor. -alzó mi rostro desde la quijada y me dio un beso en la frente.

Nos sentamos en el mueble y él empezó a contarme todo lo que había sucedido aquel día.

Él ha estado yendo al baño que se encuentra en nuestra habitación (pero no tenía problemas estomacales) y luego escuchó un llamado desde la habitación de Ashley. Ella lo engañó que tenía dolores de cabeza, pero cuando Oliver se percató que todo fue mentira, ya había sido tarde. Cerró la puerta con seguro y dejó mostrar su ropa interior. Oliver quedó tan sorprendido que no dejó que sus sentidos reaccionaran, entonces ahí fue cuando ella aprovechó y lo besó. Pero no fue lo suficiente astuta, porque justo cuando le iba a desabotonar la camisa, Oliver reaccionó y de un buen giro, logró deshacerse de ella y escapar.

-Está bien, te creo. -le dije con una sonrisa.

Sin embargo, él tenía más puntos a su favor ya que yo no debí creerle a Ashley desde un principio ¿Por qué creerle a una persona desconocida que siempre ha tenido mala reputación?

-Es porque no te estoy mintiendo. -me dijo con una sonrisa mostrando sus dientes perfectos. Se acercó lentamente a mi para darme un beso pero yo me aparté. -¿Sigues enojada?

Reí. -No, tengo hambre. Ya vengo.

Suspiré y me levanté del sofá para luego ir a ver helado. Saqué la tarrina junto a un vaso con cuchara. Luego recordé que Oliver también estaba en la casa.

-¿Quieres helado? -le dije desde la cocina.

-Si, y mucho. -me gritó y le serví en un vaso.

Llegué a la sala, me senté junto a él y le entregué el vaso. Enfoqué mi mirada en el televisor y vi que estaba jugando Real Madrid frente al Liverpool.

-¿Quién crees que gane? -me dijo fijando su mirada en el televisor.

-Real Madrid, pues. -dije totalmente segura. Obviamente iba a apoyar a mi equipo.

-¿Quieres apostar? -me dijo enarcando una ceja.

Reí ante su cara. -¿Qué cosa?

-Tu tienes que hacer lo que yo diga y viceversa.

Ofrecí mi mano y el la aceptó. Desde ese entonces sólo vivía angustiada de que Iker (arquero del Real Madrid) se convierta en hombre araña y se tape todos los goles.

Pasaron los primeros cuarenta y cinco minutos y ambos iban empatados.

-Bueno. Te adelanto mi propuesta. Si pierde, vas a tener que acompañarme a una fiesta que tengo este viernes. -me dijo mientras pasaban propaganda.

-¿Puede ser otra cosa? -le rogué. El lo negó con su cabeza.

El segundo tiempo estaba empezando y cada vez se acercaban goles de Ronaldo (del Real Madrid) pero no llegaban. Al terminar el partido hubo penal y pues desgraciadamente Iker no lo tapó y ganó el Liverpool.

-Te espero el viernes. -me guiñó el ojo y se levantó del sofá.

Solo asentí y fui a dejar los vasos hacia la cocina para lavarlos. No me gustan las fiestas y él bien lo sabe pero tengo que cumplir. Soy demasiado justa.

-No te enojes, igual vas a salir con ventaja.-dijo mientras me abrazaba por detrás y depositaba besos en mi mejilla.

-No estoy enojada. -reí. -Estaré allí el viernes. Me envías la dirección por mensaje.

Él se fue porque ya era tarde y yo cogí mi celular para revisar mis aplicaciones. Busqué la página oficial del Real Madrid en twitter y no había ninguna actualización, decidí ver por más tweets debajo y el último era de hace dos días donde aclaraba que el equipo había perdido 1-0 contra el Liverpool.

No me conformé con eso y revisé otras cuentas fanáticas para verificar y todas daban que el partido fue hace dos días. Eso significa que vimos la repetición y él ya sabía los resultados, por esa razón me dijo que vaya a esa fiesta.
Porque sabía que de todas maneras tendría que aceptar.

Ay Oliver mentiroso, ay.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora