14. "Culpa"

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Tenía tanta vergüenza, ira y tristeza a la vez. Nos miramos por unos segundos Oliver y yo, él botó el ramo de flores que cargaba al piso y salió de la discoteca. Él vio el supuesto beso entre Matías y yo. Así que, enseguida fui a perseguirlo, a darle explicaciones, porque lo que él captó no fue exactamente como ocurrió.

-Oliver, espera, es una equivocación de tu part...-él interrumpió.

-Tu sabías cuanto yo te quería, pero sin embargo preferiste a él. No sabes el esfuerzo que hice para venirte a ver, dejé todo por ti porque no quería que ocurriera lo mismo como pasó hace años. -se acercó más. -Lo más doloroso fue que te creí, yo creí que tu sentías lo mismo, creí en tus palabras. Ahora me doy cuenta que todo lo hiciste por lástima.

-¿Lástima? ¿Por qué te iba a mentir? Entre Matías y yo no hay nada, entiende.

No me dijo nada y cogió un taxi. Ya no iba a ir detrás de él, estoy con la conciencia limpia y eso es lo que importa. Puede que muchos me digan que estoy haciéndolo mal, siendo orgullosa, pero yo no tengo la culpa de sus malos entendidos. Tal vez eso fue una señal de que lo nuestro no iba a funcionar.

Regresé a mi casa junto a Sabrina que se ofreció manejar el auto y me acosté a llorar en la cama. Linda manera de terminar un cumpleaños.

-Deja de llorar, no es tu culpa. -dijo Sabrina mientras se acostaba a lado mío.

-Lloro del coraje porque nada me sale bien, nada. Arruiné todo. -las lágrimas caían en cada palabra que soltaba de mi boca. -Déjame sola Sabri, por favor. Gracias por estar aquí, pero quiero estar sola. Cualquier cosa te llamo.

Sabrina me hizo caso y se fue. Si me llegaban las ganas de ir a casa de Oliver y explicarle como fue todo, pero conozco su carácter, es muy orgulloso y se resignaría a escucharme.

Desperté en un soleado sábado, entré al baño y casi me espanto al ver mi propio rostro, tenía unas enormes bolsas en mis ojos y el cabello parecía estropajo. Lo bueno era que había dormido las ocho horas completas, y por lo tanto tenía energía.

Fui a prepararme el desayuno pero me quedé parada al ver ramos de flores en toda la sala y con un Oliver en medio de ellas.

-Perdóname, puedes pegarme, lo que sea, desde un principio debí confiar en ti. -estaba en estado de shock. -Matías me explicó todo, el me contó todo hoy en la mañana cuando ya estaba listo para regresar a Italia. Pues me convenció y no dudé en venir a verte. Perdóname.

Desde que conocí a Matías, siempre lo vi como un chico muy caballeroso y honesto. Mis visualizaciones fueron ciertas. Gracias a él, todo el mal entendido ha logrado solucionarse más rápido de lo inesperado.

-No le hiciste daño ¿cierto?

-No. -se rascó la cabeza y yo lo miré impactada. -Tenía las intenciones, pero no lo hice porque tenía que venir a buscarte primero. -me tranquilicé y luego recordé de las flores que me había traído y me puse a reír a carcajadas. Nunca me imaginé ese lado de Oliver.

-¿De qué te ríes? -dijo con una media sonrisa.

-Por nada. -alcé mis hombros. -Muchas gracias. Sólo espero que ahora confíes más en mi. -lo abracé y pude percibir su inigualable y deliciosa aroma que siempre cargaba.

-Desde ahora confiaré en ti, te lo prometo. -alzó su mano izquierda como signo de promesa.

Reí y el frunció el ceño. -Oliver, es la otra mano. -cambió rápidamente su mano y yo reí aún más.

-Es lo mismo....ahora para festejar ¡Vamos a la playa! Con unos amigos. Sólo serán unos días. -me ofreció con una gran sonrisa.

-¿Y la universidad?

-Tenemos tres días libres por elecciones. Y ya le avisé a tu mami, perdón suegra, y me dijo que sí.

-Está bien, pero primero ayúdame arreglar esta sala antes de que vengan las avispas e inunden mi casa.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora