En mi consciencia recorría toda la verdad, sentía lo mismo pero no encontraba manera de decírselo, tampoco iba a emocionarme y a decirle "Ay si, yo siento lo mismo, desde antes que te vinieras a vivir a Londres". Aunque sacando conclusión, ambos nos queríamos desde que vivíamos allá, en Oxford, sólo que siempre fuimos cobardes en no aceptarlo.-Disculpen que los interrumpe pero tu mamá te está llamando desde hace tiempo, Amelia. -Matías interrumpió y yo salí rápidamente de la habitación. Gracias Matías, gracias mami.
Hablé un buen momento por teléfono con mi mami, la típica conversación de madre e hija que al final terminan en un "cuídate y mira que no entre nadie a tu casa". Regresé a la habitación y me sorprendí al ver una tranquila conversación entre Oliver y Matías.
-¿Nos vamos? -preguntó Matías mientras yo cerraba la puerta de la habitación.
-Está bien.
-Te espero abajo en el auto. -me dijo Matías al salir de la habitación, dejándonos solos a Oliver y a mí.
-Ojalá te mejores pronto para que vuelvas a clases. -le dije tratando de olvidar lo que me había dicho anteriormente.
-Te voy a extrañar muchísimo Amelia, nunca me olvides así este lo más lejos. -fruncí el ceño ¿De qué hablaba? -Recuerda que siempre te quise aunque no tuve el valor de decírtelo.
-No... no entiendo, ¿A donde te vas?
-Nada, olvídalo. Tal vez mañana ya me pueda retirar de aquí. -me dijo cambiando su tono de voz, por uno alegre.
-¡¿En serio?! Me alegro. Bueno, me tengo que ir, te veo mañana en la tarde, cuídate.
Me despedí con beso en la mejilla y bajé para subir al carro e irme a mi casa. Tenía tantas ansias que sea mañana para verlo de nuevo a Oliver y todo vuelva a la normalidad.
Desperté temprano y era ¡domingo! y no, no es por O...., bueno si, si era por él. Salí a correr por una hora, me pegué un baño y desayuné mis deliciosas frutas. Desde hace una semana estoy tratando de hacer ejercicios y comer saludable, no por adelgazar ni nada de eso, era por salud. Cuando estaba en quinto año de colegio siempre me decía "En universidad hago ejercicio constantemente" y bueno, estoy tratando de cumplirlo.
Eran 2:15 p.m. Creo que era buena hora para ir a verlo, a esa hora ya deberían estar sacándole los aparatos y diciéndole los medicamentos que debe tomar por sus lesiones.
-Buenas tardes, ¿Oliver Stone sigue en la misma habitación? -le dije a la recepcionista del hospital.
-Deje chequear...... No, el joven salió a las 6:00 a.m. El doctor le dio de alta porque tenía un vuelo importante.
¿Un vuelo? ¿A donde iba? Llamé a su celular varias veces pero no contestaba, me estaba desesperando a medida que pasaba el tiempo, ¿Por qué no me lo dijo?.....aunque...Te voy a extrañar muchísimo Amelia, nunca me olvides así este lo más lejos. Me lo dijo y no lo capté. Llamé a Liliana y no daba razones. Llamé a Matías pero lo único que me alcanzó a decir es que había decidido viajar a Italia a última hora, luego, se me acabó el saldo, ¡Qué bien! No tenía otra alternativa que ir al aeropuerto.
Bajé del taxi y entré lo más rápido al aeropuerto buscando en la pantalla el vuelo que iba hacia a Italia. Mis respiración se estaba conteniendo por la exasperación. El único vuelo que había estaba a punto de salir en 10 minutos.
Corrí lo más rápido que pude tratando de buscar a Oliver pero no lo encontraba, mis lágrimas iban a salirse por la desesperación que se iba consumiendo, quería despedirme de él, que esto no quede así, no como pasó hace años.
Lo alcancé a ver en medio de la gente que se dirigía al chequeo de sus maletas y lo abracé lo más fuerte posible, no me importaría que se le saliera una costilla u otro hueso, lo iba a extrañar de todos modos y puede que no vuelva a sentir sus brazos en una mayor cantidad de tiempo.
-Ya me tengo que ir, el avión va a despegar. -dijo soltándose de mis brazos para enseguida voltearse.
-¿Cuándo vuelves? ¿Por qué no me dijiste?-le dije agarrando de nuevo su brazo.
-Aún no lo sé....no quería que nadie sepa. Tal vez no vuelva.-lo solté y estaba a punto de voltearse pero se dirigió hacia mi rápidamente, dejó caer sus maletas y colocó sus labios contra los míos. Quedé totalmente helada, hasta que luego me fui calmando y empecé a reaccionar. Situó sus brazos alrededor de mi cintura y yo simplemente puse mis manos en su rostro delicadamente. Se separó lentamente y topó su frente contra la mía, obviamente yo alcé más mi cabeza y él se agachó, medía mucho más que yo. Mantuvo un largo y silencioso tiempo acariciando mis mejillas con sus suaves dedos y sus ojos completamente cerrados. -Te voy a extrañar. Te llamaré todos los días. Encontraré cualquier forma para estar contacto contigo.
No dije nada y lo abracé. He escuchado que los abrazos más fieles son en el aeropuerto y honestamente lo es. Seguramente toda la gente ha de estar viéndonos con muchas expresiones en sus rostros pero a nosotros no nos importaba nada. Cuando ya lo iba a soltar para que se vaya, me puse en cunclillas y le susurré al oído: Yo también siento lo mismo.
ESTÁS LEYENDO
El mejor reencuentro
RomanceSu vida siempre ha sido muy particular, sin mayores sorpresas. Una adolescente que trata de enfocarse únicamente en sus estudios. Pero en cuánto al amor, ha tenido sentimientos por un sólo chico. Mientras que él sólo se preocupaba por si mismo y la...