12. "Casi bien"

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En mi consciencia recorría toda la verdad, sentía lo mismo pero no encontraba manera de decírselo, tampoco iba a emocionarme y a decirle "Ay si, yo siento lo mismo, desde antes que te vinieras a vivir a Londres". Aunque sacando conclusión, ambos nos queríamos desde que vivíamos allá, en Oxford, sólo que siempre fuimos cobardes en no aceptarlo.

-Disculpen que los interrumpe pero tu mamá te está llamando desde hace tiempo, Amelia. -Matías interrumpió y yo salí rápidamente de la habitación. Gracias Matías, gracias mami.

Hablé un buen momento por teléfono con mi mami, la típica conversación de madre e hija que al final terminan en un "cuídate y mira que no entre nadie a tu casa". Regresé a la habitación y me sorprendí al ver una tranquila conversación entre Oliver y Matías.

-¿Nos vamos? -preguntó Matías mientras yo cerraba la puerta de la habitación.

-Está bien.

-Te espero abajo en el auto. -me dijo Matías al salir de la habitación, dejándonos solos a Oliver y a mí.

-Ojalá te mejores pronto para que vuelvas a clases. -le dije tratando de olvidar lo que me había dicho anteriormente.

-Te voy a extrañar muchísimo Amelia, nunca me olvides así este lo más lejos. -fruncí el ceño ¿De qué hablaba? -Recuerda que siempre te quise aunque no tuve el valor de decírtelo.

-No... no entiendo, ¿A donde te vas?

-Nada, olvídalo. Tal vez mañana ya me pueda retirar de aquí. -me dijo cambiando su tono de voz, por uno alegre.

-¡¿En serio?! Me alegro. Bueno, me tengo que ir, te veo mañana en la tarde, cuídate.

Me despedí con beso en la mejilla y bajé para subir al carro e irme a mi casa. Tenía tantas ansias que sea mañana para verlo de nuevo a Oliver y todo vuelva a la normalidad.

Desperté temprano y era ¡domingo! y no, no es por O...., bueno si, si era por él. Salí a correr por una hora, me pegué un baño y desayuné mis deliciosas frutas. Desde hace una semana estoy tratando de hacer ejercicios y comer saludable, no por adelgazar ni nada de eso, era por salud. Cuando estaba en quinto año de colegio siempre me decía "En universidad hago ejercicio constantemente" y bueno, estoy tratando de cumplirlo.

Eran 2:15 p.m. Creo que era buena hora para ir a verlo, a esa hora ya deberían estar sacándole los aparatos y diciéndole los medicamentos que debe tomar por sus lesiones.

-Buenas tardes, ¿Oliver Stone sigue en la misma habitación? -le dije a la recepcionista del hospital.

-Deje chequear...... No, el joven salió a las 6:00 a.m. El doctor le dio de alta porque tenía un vuelo importante.

¿Un vuelo? ¿A donde iba? Llamé a su celular varias veces pero no contestaba, me estaba desesperando a medida que pasaba el tiempo, ¿Por qué no me lo dijo?.....aunque...Te voy a extrañar muchísimo Amelia, nunca me olvides así este lo más lejos. Me lo dijo y no lo capté. Llamé a Liliana y no daba razones. Llamé a Matías pero lo único que me alcanzó a decir es que había decidido viajar a Italia a última hora, luego, se me acabó el saldo, ¡Qué bien! No tenía otra alternativa que ir al aeropuerto.

Bajé del taxi y entré lo más rápido al aeropuerto buscando en la pantalla el vuelo que iba hacia a Italia. Mis respiración se estaba conteniendo por la exasperación. El único vuelo que había estaba a punto de salir en 10 minutos.

Corrí lo más rápido que pude tratando de buscar a Oliver pero no lo encontraba, mis lágrimas iban a salirse por la desesperación que se iba consumiendo, quería despedirme de él, que esto no quede así, no como pasó hace años.

Lo alcancé a ver en medio de la gente que se dirigía al chequeo de sus maletas y lo abracé lo más fuerte posible, no me importaría que se le saliera una costilla u otro hueso, lo iba a extrañar de todos modos y puede que no vuelva a sentir sus brazos en una mayor cantidad de tiempo.

-Ya me tengo que ir, el avión va a despegar. -dijo soltándose de mis brazos para enseguida voltearse.

-¿Cuándo vuelves? ¿Por qué no me dijiste?-le dije agarrando de nuevo su brazo.

-Aún no lo sé....no quería que nadie sepa. Tal vez no vuelva.-lo solté y estaba a punto de voltearse pero se dirigió hacia mi rápidamente, dejó caer sus maletas y colocó sus labios contra los míos. Quedé totalmente helada, hasta que luego me fui calmando y empecé a reaccionar. Situó sus brazos alrededor de mi cintura y yo simplemente puse mis manos en su rostro delicadamente. Se separó lentamente y topó su frente contra la mía, obviamente yo alcé más mi cabeza y él se agachó, medía mucho más que yo. Mantuvo un largo y silencioso tiempo acariciando mis mejillas con sus suaves dedos y sus ojos completamente cerrados. -Te voy a extrañar. Te llamaré todos los días. Encontraré cualquier forma para estar contacto contigo.

No dije nada y lo abracé. He escuchado que los abrazos más fieles son en el aeropuerto y honestamente lo es. Seguramente toda la gente ha de estar viéndonos con muchas expresiones en sus rostros pero a nosotros no nos importaba nada. Cuando ya lo iba a soltar para que se vaya, me puse en cunclillas y le susurré al oído: Yo también siento lo mismo.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora