20. "Intentar"

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La música no se detenía y la gente seguía bailando. Me sentí incomoda estando sola parada frente a la piscina, y lo único que pasaba por mi mente era el llegar a mi casa y analizar todo, así que fui a buscar a Liliana.

-Lili, llévame a mi casa, por favor. -le dije en cuanto nos encontramos. Ella estaba bebiendo cerveza en el mueble junto a un chico desconocido.

-¿Qué? ¡Es tu fiesta! Aparte, estoy ocupada. -dijo señalando con sus ojos disimuladamente al chico que se encontraba a su costado.

-Está bien. -me retiré de allí a paso lento tratando de ver a alguien que sea amigo mío y me lleve. Un jalón de brazo detuvo mi búsqueda y volteé.

-¿Estás enojada?

-No, en serio. Sólo quiero irme. -le dije con una media sonrisa.

-No puedes irte, quédate. -cogió mis hombros con sus dos manos. -Oliver está bien. -cada palabra la decía con gran satisfacción, con intención para que me anime a quedar.

Finalmente, me terminó convenciendo. Aunque mis ganas de ir no faltaban. Estaba sola. Se suponía que iba a pasar todo el rato con él, pero su cólera ganó todo.

-Ya vengo. Voy a tomar algo. -le dije y ella asintió.

Me dirigí hacia el lugar donde Diego estaba repartiendo las bebidas. Me senté en aquellas sillas, y él en cuanto me vio se me acercó.

-¿Lo haz visto?

-No....debe estar decepcionado. -dijo limpiando unos vasos de vidrio.

Apoyé mis codos en la mesa y luego bajé mi cabeza haciéndome meditar que la culpable de esto prácticamente era yo. Porque si hubiera dicho que si, todo estaría más tranquilo. Y todo lo planeado por él, hubiera sucedido.

-Así que rechazaste a Oliver Stone. -una persona con voz masculina se sentó en una silla a lado mío y yo simplemente lo ignoré. -Voy en su equipo de fútbol. Soy Adam.

Alcé mi cabeza y mis ojos inspeccionaron el rostro de aquel chico con cabellera rubia. Sus ojos eran verde agua, sus cejas eran un tono café claro y labios finos. Era muy guapo, pero Oliver era mejor. Cuando se fijó que le presté atención, una amplia sonrisa se formó en su cara.

-¿Te llamas Amelia? ¿Cierto?

-¿Cómo sabes? -fruncí el ceño.

-Todo mundo lo anda comentando. ¿Quieres? -me brindó una cerveza.

-No.

-¡Vaya! -se rió y luego le dio un sorbo a su licor. -¿Bailas?

-No.

Quería sonar lo más cortante para que no siguiera con la conversación, pero parecía que el chico era terco. Cada vez hablaba más, hasta que me convenció y fuimos a la pista. Simplemente iba con la intención de que se callara. Y si trataba de hacer algo que no quería, me retiraba de allí. Mientras llegábamos, una mano se colocó en mi vientre impidiéndome caminar.

-No bailes con él.-observé la posición de su mano hasta llegar a mi debilidad. Sus ojos.

-Amelia, ¿dónd...-Adam, al darse cuenta que Oliver estaba cerca mío, cambió su tono de expresión. -¡Déjala en paz, Stone! ¡Ríndete! -dijo en tono de burla.

-Cállate. Esto no es contigo. -la mirada de Oliver se encendió totalmente, apreciando una asesina. Observé cómo sus puños se iban formando, para enfrentar un buen golpe. Quise intervenir, pero Adam habló primero.

-Acéptalo. No, te, quiere. -entonó cada palabra de forma muy precisa. Al terminar la frase soltó una leve risa y cruzó sus brazos.

Su risa y la posición de sus brazos no duró mucho en cuánto Oliver enfureció más y le dio un fuerte golpe en su rostro, dejándole sangrando la nariz. Apenas de terminar de dejarlo herido, cogió mi brazo y me arrastró hacia el patio, sin dejar que yo tome reacción alguna. Pero yo se lo impedí justo antes de llegar.

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora