11."Más nerviosa"

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Tardé varios segundos en reflexionar sus palabras tratando de ver si eran ciertas o simplemente estaba soñando. Oliver estaba enamorado de... ¿Mí? Era tan extraño que simplemente decidí no responderle, me quedé totalmente callada, si, lo sé, todos dicen la verdad cuando están ebrios pero creo que el caso de aquí es excepcional.

-Perdón por no hacerte caso. -me alzó la quijada y me vio con sus hermosos ojos café. Tocó mi rostro con sus cálidas manos y me acariciaba con sus dos pulgares. De repente se fue acercando lentamente hacia mí, sus ojos se iban cerrando mientras se acercaba más a mis labios, podía sentir su aliento cargado de alcohol a centímetros mío y yo simplemente no me dejé llevar.

-Me...tengo que ir. -le susurré quitando sus manos.

La decepción en sus ojos se notaba tanto que se me hacía doloroso dejarlo, pero mi dignidad y carácter ganaron esta vez. Tal vez sus palabras sólo fueron nada más que palabras, no eran lo que en realidad sentía, o sino se comportara distinto.

Llegué a mi casa, me saqué el vestido y me acosté a dormir, no me limpié el maquillaje así que ya se imaginan las enormes marcas de mapache que iría tener al día siguiente.

Me levanté a las 12:30 a.m. ¡Tempranísimo! casi siempre me levanto a las 3:00 p.m. después de una fiesta o reunión en la noche. La costumbre me está haciendo madrugadora. Este sábado iba a estar libre, así que me puse a remodelar un poco mi pequeño cuarto.

Conecté mi celular a un cable auxiliar y a la otra parte la metí en unos parlantes para así arreglar de manera entretenida. Estaba tranquilamente barriendo mi cuarto escuchando Best day of my life de American authors cuando la música se paró y se escuchó el sonido de un mensaje, whatsapp. Fui a ver mi celular y vi un mensaje de Matías.

-¿Te paso viendo en 30 minutos? -en ese momento dejé lo que estaba haciendo y me metí a la ducha rápidamente. Lo había olvidado por completo, tenía que acompañarlo a cuidar a su hermanita, debería comer sardina más seguido. Salí del baño, me coloqué un conjunto sencillo y dejé mi cabello suelto por que estaba mojado.

-Ven ahorita si quieres. -le respondí luego de 20 minutos y me dirigí a cepillar los dientes.

Su casa era muy bonita y sencilla, era de dos pisos y se notaba que eran bien unidos, ya que había un cuadro pintado donde estaba su madre, padre, su pequeña hermana y él, era inmenso.

-Eso fue hace un año en un tour por Roma. -me dijo ubicándose a mi lado inspeccionando el hermoso recuadro. Asentí y luego subimos a ver su pequeña hermana.

-¡Qué hermosa! ¿Cómo te llamas? -le dije a la pequeña con una sonrisa agachándome hacia ella.

-E...emidi. -dijo metiéndose las manos a la boca, parecía tímida.

Pasamos viendo televisión todo el día, de vez en cuando salíamos a su patio para correr o jugar con Emily, poco a poco empezó a cogerme más confianza y eso era lo mejor.

-¿Cómo llegaste ayer? -dijo Matías mientras la veíamos a la pequeña durmiendo en el sofá y nosotros viendo películas.

Y ahí es cuando mi mente se nublaba, las palabras de Oliver, sus lamentaciones, y.... El beso que no se pudo dar.

-Bien ¿Y tú?

-Bien, sólo que después de lo de Oliver, todos se retiraron entonces muchos se enojaron.

-¿Qué le pasó? -tartamudeé.

-Tuvo una pelea con un tipo, decían que estaba demasiado ebrio así que cinco se lanzaron a pegarle y salió muy herido, llegó la policía y todos se fueron. Pensé que te habían contado.

-Pero ¿Él está bien? -le dije preocupada.

-¿Te interesa?

-El es mi amigo y es obvio que me tendría que preocupar.

-Está en el hospital, los demás están presos o así parece.

No quería que me viera como una loca preocupada, pero la verdad es que quería verlo, saber como estaba y como ocurrió todo.

-Vamos a verlo si quieres. Mi tía va a venir por unos documentos, ahí le digo que cuide a Emily por veinte minutos. -me dijo cogiendo las llaves de su auto.

Y ahí es cuando me cambió el animo y agradecí por hacer que leyera mi mente.

-Bueno. -le dije parándome del sofá.

Llegamos al dicho hospital que nos indicaron unos amigos de él. Estaba nerviosa porque no sabría qué decirle, si claro, hasta ahorita ya han de decir que soy la persona más nerviosa de todas y para ser sincera, ni la agüita de valeriana me cura.

-Buenas tardes, disculpa. -dije entrando vergonzosamente a la habitación que nos dijeron que se ubicaba. Estaba acostado viendo a la ventana y lleno de varios aparatos en su pecho. Al verme, se acomodó en su camilla para sentarse y sonrió.

-Hola, entra nomas, no hay nadie. -me dijo Oliver amablemente pero al ver a Matías atrás mío le cambió el rostro totalmente.

-¿Qué hace él aquí? Sabes que no me cae bien. -me dijo en un susurro cuando me le acerqué.

-Lo hizo de buena intención, por él estoy aquí. -le dije calmándolo. -¿Como pasó todo?

-¿Nos puedes dejar un minuto solos? Es rápido. -se dirigió a Matías y el asintió incómodamente.

-Apenas te fuiste, uno de ellos empezó a encamar tonteras de ti entonces yo le reclamé que por qué había dicho eso, él se molestó y me pegó junto a sus amigos, después de eso no recuerdo nada, sólo que desperté aquí en esta camilla.

Oliver estaba así prácticamente por mi culpa, por defenderme, y pensar que antes de eso yo lo traté mal. Me moría de ganas por saber si se acordaba de todas las palabras que me dijo ese día mientras estaba ebrio, quería preguntárselo pero quedaría como una tonta si es que no se acordaba de nada.

-Lo siento.....Gracias a Dios estás bien, eso es lo importante. -le dediqué una sonrisa y el volteó su mirada hacia su gran ventana.

-Es importante que esté bien físicamente pero por dentro, estoy hecho pedazos. Sabiendo que la chica que me gusta me rechaza por completo, aun cuando he tratado de cambiar sólo por ella.

Ahí aclaré todo, él si se acordaba de sus palabras que me había dicho. En ese momento decidí ser lo más sincera con él.

-No sabía que yo te gustaba. Cuando me dijiste todas esas palabras no te creí porque sabía que estabas muy ebrio.

-Todas las palabras que te dije fueron ciertas, sé que estuvo mal decirte en ese estado pero fueron ciertas, y perdón por lo otro. Trataré de recompensartelo porque estoy consciente que estuve mal y tu reacción fue justa.

En ese instante hubo un silencio prolongado, me sentía incómoda, hasta que luego él decidió romperlo.

-¿Te puedo preguntar algo? -me agarró las manos, yo las miré y luego miré a sus ojos. Las acariciaba con tanta delicadesa mientras esperaba mi respuesta.

-Si, supongo.

-¿Tu sientes lo mismo?

El mejor reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora