Voz (Superbat)

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¡Basta!

Esa voz. Todo el mundo se quedó perplejo y paralizado en su sitio cuando Kal-El, el alfa de la manada, había utilizado su voz de alfa para detener a Luthor. Nadie nunca la había escuchado, él jamás se atrevió antes a usarla en nadie, pero el caso en ese momento lo ameritaba. Sin embargo, ese no era el problema, la cuestión era que Bruce ya había escuchado esa voz antes.

Fue en Metrópolis. Una tarde en la que Bruce Wayne tuvo que hacer algo importante en la ciudad y, divagando en sus pensamientos, terminó caminando por las calles de la ciudad hasta perderse. Había terminado, por alguna razón y sin saber cómo, cerca de la periferia. Metrópolis no era la típica ciudad donde te robaban en cada esquina, pero tenía sus lugares que era mejor no frecuentar.

Pero era Bruce Wayne en ese preciso instante y, cuando un desconocido se le acercó por detrás y lo amenazó con un cuchillo, no tuvo otra opción que suspirar molesto, parecer desconcertado y asustado y seguir las reglas del juego.

—Te daré lo que quieras, pero deja de apuntarme con eso —Dijo, intentando parecer nervioso, dejando que su voz temblara y que el otro pensara que tenía el control de la situación.

—¡Rápido! —Maldición. Tendría que darle un puñetazo y quedarse tan feliz y tranquilo, en cambio, metió las manos en sus bolsillos buscando su cartera y esperando recordar cada facción del maleante para buscarlo de nuevo y vengarse de esa humillación.

Era lo malo de ser un omega, todos creían que eras débil. Y la verdad, hubiera usado su voz para convencer, pero la verdad no es como que la voz de un omega funcionara en un alfa. Al menos nunca le había pasado algo así.

—Ya voy, ya voy —Dijo más resignado que otra cosa. Era humillante, al menos nadie estaba viendo ese momento tan perturbador.

—Eh, tú —Oh, genial, pues sí que iba a ser recordado por alguien más.

En la esquina y acercándose con paso decidido, había un alfa. Era probablemente más alto que él, un poco más ancho y, definitivamente, tenía pinta de buena gente detrás de esos lentes gruesos y esa camisa de cuadros que no combinaba con nada más que con su pinta de niño bueno.

—Déjalo en paz —Dijo demasiado en serio y Bruce estuvo a punto de reírse del alfa que apareció. Por supuesto, sus intenciones podrían ser las mejores, pero iba a admitir que el ladronzuelo se la había currado mucho mejor tanto en actitud, como en apariencias para dar trazos de más autoridad.

—No me hagas reír —Ahora el cuchillo iba en dirección al desconocido y, definitivamente, Bruce le iba a dar la razón, porque él también se iba a reír.

A pesar de eso, de su pinta de buen agente, su porte cuando se acercó más no le dio a entender nada de eso. Ni siquiera se molestó cuando vio el arma y agarró la mano del hombre de pasamontañas, doblando su mano y torciéndola en un ángulo doloroso.

—He dicho que lo dejes en paz —Bruce se quedó mirándolo. Tenía solo un par de puntos por esa actitud nueva que nunca pensó que tendría. Hasta sonrió mirando la escena, era irónicamente divertida.

Al otro no pareció hacerle mucha gracia e intentó agredir al alfa de las gafitas, como Bruce lo apodó en su cabeza, pero este ni se inmutó, ni se movió, ni pronunció nada sino que solamente lo miró con fiereza y torció más su mano. Oh, estaría rota, seguro.

Déjalo en paz —Cuando usó su voz, hasta Bruce sintió un escalofríos recorrer por su espina dorsal. Tuvo una sensación entre lo respetable y lo excitante; pero también divertido, cuando el ladronzuelo soltó el cuchillo, cambió su pose y mostró su cuello en señal de sumisión al otro alfa— Y ahora vete, antes de que llame a la policía — Don Gafitas lo soltó y el hombre siguió la orden de sus palabras con el rostro totalmente desfigurado por el miedo.

Bruce lo vio alejarse y luego miró de nuevo a su salvador, que tenía esa carita de inocencia de nuevo plasmada.

—¿Gracias? —Estiró la mano hacia el alfa, quien la tomó torpemente.

—S-soy Clark —Tenía una voz levemente suave, adorable, tranquila. Una antítesis de esa Voz escalofriante de hace un momento —No deberías andar por aquí, es Uh, peligroso.

Aquel día se hizo amigo de Clark, se había follado a Clark días después porque era torpe, pero sexy y había vuelto a buscarlo en varias ocasiones porque siempre era divertido compartir momentos con él: No hacía preguntas, no lo hostigaba. Pero ahora, escuchando la molestia de Superman, su mente colapsó.

Todos vieron como Luthor en contra de su voluntad detuvo sus planes. De allí todo fue una cuesta abajo que terminó en victoria para ellos. Sin embargo, esa Voz seguía retumbando en su cabeza como algo que no podía olvidar.

Esa Voz solo se la había escuchado a alguien y era Clark Kent. Y ahora sabía un secreto del que podría beneficiarse como quisiera, porque a fin de cuentas ¿para qué servían los secretos si no?

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