Celo omega (Alpha!Lex x Omega!Bruce)

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Sus manos se apretaron en las sábanas cuando el miembro caliente se abrió paso a través de su cuerpo. Abrió los ojos solo para encontrarse la expresión excitante de Lex. El alfa tenía las manos apoyadas contra el respaldo de la cama y, cuando menos lo espero, su cuerpo se movió en una estocada que había terminado por empalarlo totalmente. Quiso gemir ante ese movimiento, pero el sonido se vio atrapado por los labios del otro omega que compartía el momento con ellos.

¿Cómo había llegado hasta allí? Ah, sí, la fiesta.

Otra fuerte estocada lo había sacado de sus cavilaciones. El cuerpo de Bruce se retorció ante el fuerte empuje y sintió como su propio cuerpo lubricaba más y más, dejando que se produjera un sonido húmero al entrar y salir en él.

—¿Estás entrando en celo?

La pregunta vino de Clark, el flamante reportero, quién diría que estaría tan bueno debajo de toda esa ropa. Aún así, su nariz se arrugo suavemente ante el olor de su calor que acababa de despertarse.

—Pues claro que está entrando en celo.

La sonrisa de Lex fue casi cínica después de su comentario. Comenzó a penetrarlo con más ímpetu. Bruce, debajo suyo, se sentía desesperado. Sus ojos estaban al borde de las lágrimas y sentir como las manos de Clark ahora se paseaban por su cuerpo tocando por todos esos lugares sensibles lo estaba haciendo lubricarse más y más de una manera vergonzosa y sucia.

—¿Te gusta esto, Brucie? —Por alguna razón cada vez los jadeos de Clark se le hacían más exquisitos. Quería gritarle al alfa que lo marcara, lo anudara, lo hiciera enteramente suyo, pero no iba a caer en algo como eso —No seas tímido, nunca lo has sido.

El hombre dejó de apoyarse en el respaldo para poner sus manos a cada lado de la cara de Bruce. Se inclinó. Tenerlo tan cerca solo le estaba provocando más y más deseo.

—Di lo mucho que te gusta que tu alfa favorito te folle —Oh, no, no pensaba decirle algo como eso a un alfa como él —O voy a parar.

En efecto, lo hizo. El omega de Bruce se sintió desesperado cuando dejó de sentir al alfa entrar y salir de él al ritmo sofocante.

—¡Fóllame! ¡Ya! No pares, por favor —Sus manos se movieron desesperadas, jalando de la camisa del alfa, que aún tenía puesta —No pares.

No era capaz de reconocerse a sí mismo diciendo esas cosas, pero lo importante es que Lex había vuelto a moverse en su interior.

Ya tendría tiempo más tarde para arrepentirse.

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