54. Oferta de viaje

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Issac fue tras ella y en ese momento entró María y le preparé una bebida, después ellos volvieron y mi amiga saludó a Issac y él las presento, me llamó la atención que por segunda vez la llamara Albita, supuse que así le diría de cariño, que tipo tan falso, bien que se revolcaba con la tal "princesa".

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Les pregunté qué querían de tomar y luego de servirles, entregué sus respectivos vasos a cada uno y rocé a propósito los dedos de ella que se puso más nerviosa. Cogí a María de la mano para caminar a nuestros lugares, no me gustaba nada ver a Alba con Issac y quería corroborar si a ella le molestaba mínimamente verme con una mujer, claro que desconocía que se trataba de mi mejor amiga.

A pesar de estar poniendo atención al partido y celebrar con María las anotaciones, estaba pendiente de Alba, la miraba de rabillo y, aunque quería ser discreta, me di cuenta de la forma en que miraba a María, ¿sería posible que estuviera celosa?, ¿acaso su novio no le importaba tanto? Entonces se puso de pie y supuse que iba al baño, dejé pasar unos minutos y me levanté con el pretexto de ir por otra bebida y la vi parada sirviéndose un zumo, en verdad moría por besarla, pero debía guardar la compostura, aunque no estaba de más ver si ella tenía las mismas ganas que yo.

– ¿Disfrutando del partido? – susurré en su oído de pie detrás de ella.
– No tanto como tú – dijo seria y ahí obtuve mi comprobación, sí estaba celosa.

Me preguntó de dónde conocía a Issac y le respondí con la verdad, entonces me preguntó la razón por la que la había llamado antes y le mentí, no era tonta, sí había percibido que yo sabía que estaría ahí. Me dio risa escuchar que dijera la frase que le había escrito en el papel sobre que la vida era un equilibrio y más el que agregara que no se la pasaba teniendo sexo todo el día, le respondí que yo tampoco, sin embargo, le hice saber que con ella sí podría, no estaba segura de eso, era mucho alarde, francamente, sólo quería que supiera que era especial para mí.

Después de que terminó el partido nos dirigimos al aparcamiento, María propuso que fuéramos a cenar, pero ellos se negaron, Alba argumentando que le dolía la cabeza y Issac que tenía que trabajar al día siguiente, le rebatí que no todo en la vida era trabajo y dinero, que había que darse tiempo para disfrutar de los placeres, Alba repitió la frase del equilibrio, me agradaba escuchar que me tuviera en mente.

Cuando nos despedimos le sonreí amablemente y deslice mis dedos por su mano mientras la retiraba y la vi partir abrazada de Issac, eso me quitó la sonrisa de la cara, que ganas de gritarle que la dejara, que ella me pertenecía, pero, en realidad no era cierto, yo seguía siendo una intrusa en su vida, aunque ahora supiera mi nombre.

– No puedo creerlo – exclamó María haciendo que dejara de mirarlos y centrara mi vista en ella – te gusta la novia de Issac, ¿de dónde la conoces? – agregó cruzándose de brazos dejándome boquiabierta.
– Por dios María, me la acaba de presentar, ¿de dónde sacas que la conozco de otro lado y que me gusta? – dije esperando sonar convincente.
– Otra vez negando las cosas – movió la cabeza exasperada – ¿de verdad piensas que soy tonta?, se te olvida que soy muy intuitiva, además de que te conozco de toda la vida, ¿vas a negarme que entre tú y ella había una tensión muy fuerte?, que no es para nada normal cuando acabas de conocer a alguien.
– Estás equivocada María, deberías de escribir un libro, últimamente andas muy...fantasiosa.
– Y tú sigues insultando mi inteligencia, está bien, si no me quieres decir la verdad, no lo hagas, pero después no vengas a pedirme ayuda porque no sé si te la dé.

La abracé para tranquilizarla, en verdad había olvidado lo perceptiva que era y francamente no pensé que se notara tensión entre Alba y yo, ¿la habrá percibido Issac?, esperaba no haberla metido en problemas, aunque él la engañara, seguro actuaría como el típico macho si se enteraba que ella le hacía lo mismo.

Al día siguiente, quise llamar a Alba, después de todo ella había preguntado si nos podíamos ver, claro que las cosas habían cambiado desde esa llamada, ahora ella sabía quién era yo y la verdad no estaba segura de que la relación con Issac fuera del todo mal, debía quererlo o no estaría con él, la cuestión era averiguar qué tan profundos era sus sentimientos hacia él, pero para eso necesitaba tenerlos cerca, convivir con ellos, ver cómo se trataban, quizá era buena idea seguir la sugerencia de María e invitarlos a cenar uno de estos días, o tal vez, debía dejar que las cosas siguieran su curso, faltaba poco para el desfile de Elena y ahí era seguro que la vería, aunque no sabía si él la acompañaría.

Dos días más tarde Issac me invitó a almorzar en agradecimiento por haberlo invitado al partido y de paso veríamos unas nuevas inversiones, así que quedamos de vernos a las dos en el restaurante del Rose Imperial. Llegó muy puntual y mientras esperábamos que nos llevaran la comida hablamos de negocios y después hizo un comentario sobre tomar vacaciones que me dio una gran idea.

– ¿Así que piensas tomarte unos días libres? – pregunté después de tomar agua.
– Es mi intención, llevo como seis meses prometiéndole a Albita que viajaremos y no he podido cumplirlo – sin querer me estaba proporcionando información valiosa.
– ¿Y tienes algún lugar pensando? – mi mente maquiavélica estaba trabajando.
– La verdad no, tal vez la playa, no sé.
– Pues yo tengo una pequeña casa muy cerca de Las Vegas, si quieres te la puedo prestar por un fin de semana.
– ¿En serio?, eso sería fabuloso, siempre he querido ir a Las Vegas a los casinos.
– Y a...
– estaba a punto de decir Alba, pero logré quedarme callada a tiempo, ya que él no la llamaba así – ¿a tu novia le gustará ir?
– Seguro, con tal de estar conmigo irá adonde sea – arrogante, lo que no sabía es que no estarían solos.
– Si quieres consúltalo primero con ella y ya después me avisas.
– Más bien tengo que consultar con mi jefe que días puedo ausentarme de la oficina.
– Pues cuando sepas la fecha exacta me avisas para darte las llaves.
– Gracias, yo creo que será en dos o tres fines de semana, yo te confirmo
– sonó su móvil y sonrió al ver de quien se trataba – permíteme unos minutos, es de la oficina – se excusó y se levantó de la mesa.

¿De verdad habría creído que me tragué su cuento?, ni siquiera era Alba la que le llamaba, no tenía por qué alejarse si se tratara de ella y menos con lo que acabábamos de hablar. Que rabia me daba saber que ella ignorara lo que realmente hacía su noviecito en su ausencia, aunque por otro lado y pensando mejor las cosas, eso era una ventaja para mí, me estaba facilitando el camino hacia ella y quizá algún día yo sería quien lo desenmascarara y ya no habría ningún obstáculo para que ella estuviera conmigo, en dado caso que así lo quisiera Alba, tenía que asegurarme que estuviera igual que yo y en ese viaje me daría cuenta, ese viaje sería decisivo para el curso que tomarían las cosas entre ella y yo.

Después de varios minutos Issac regresó con una sonrisa idiota en la cara, ¿cómo podía ser tan cínico?, y no es que me espantara lo que hacía, yo era una mujeriega, pero al menos no engañaba a ninguna, sabían perfectamente cómo estaban las cosas, en cambio, él jugaba al novio bueno con Alba mientras se revolcaba con otra que, por cierto, como lo buscaba, mucho más que ella que era la novia oficial. Luego de comer y hablar otro rato quedó de llamarme para confirmarme cuando irían a Las Vegas y nos despedimos para regresar a nuestras respectivas oficinas.

Los días siguieron pasando y Alba no me llamaba, así que decidí respetar su decisión y yo tampoco la busqué ni fui a espiar a su casa, quizá ella ya no quería verme, tal vez me había buscado porque tenía problemas con Issac y ya los habían solucionado, la única esperanza que me quedaba era verla en el desfile de Elena que sería esa noche.

Salí de la oficina y fui a mi casa a cambiarme, después pasé a por María y nos dirigimos al hotel. Al llegar se nos acercaron los fotógrafos, posamos unos instantes y luego caminamos hacia Elena que estaba con Alba, quien al vernos se fue, se veía tan hermosa con ese vestido verde, creación de mi hermana. Ésta me abrazó y también a María, estaba tan contenta, uno de sus sueños se estaba haciendo realidad y yo me sentía orgullosa de ella.

Minutos más tarde Alba salió de dondequiera que estuviera y María se acercó a saludarla, yo la admiré por unos instantes y después me uní a ellas, no pude evitar acariciar su mano cuando estrechó la mía, se puso nerviosa ante el contacto y yo sentí deseos de abrazarla, pero otra vez tenía que mantener la compostura, estábamos en un lugar público y María ya se había dado cuenta que algo más había entre ella y yo así que caminamos a nuestros lugares para ver el desfile. Sin embargo, no podía dejar de mirarla, lucía espectacular y mi mente lujuriosa imaginó varias formas de quitarle ese vestido y hacerla mía, incluso en ese mismo lugar. De repente, ella se levantó y la seguí con la mirada, entró a una de las bodegas, esperé unos minutos y luego me puse de pie.

– ¿Adónde vas? – interrogó María agarrándome del brazo.
– Al baño – respondí muy segura, pero mi amiga me hizo una mueca.

Entré a la bodega y vi a Alba sentada en un sillón con su cabeza entre sus manos, inspeccioné el lugar buscando el cuarto del aseo, necesitaba tenerla entre mis brazos, besarla, acariciarla, hacerla mía, iba preparada para eso y había encontrado el momento preciso. Así que me acerqué y le pregunté cómo se sentía, ella me miró un tanto asustada y nerviosa, me encantaba ponerla así, entonces le sugerí que tenía que relajarse y se negó rotundamente a subir a la habitación argumentando que estaba mi familia y mi novia, quise reírme ante ese comentario y estuve a punto de dejarla en su error, pero no lo hice, no quería que tuviera una imagen equivocada de mí, entonces la hice levantarse y la encaminé al pequeño cuarto.

Desconocidas - Albalia (G!p +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora