44. Segunda vez

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Cogí el sobre y bajé al aparcamiento para guardarlo en mi coche, faltaban cinco minutos para las ocho, me puse un poco de colonia y subí de nueva cuenta, pero por las escaleras. La vi recargada en la pared, ¿tenía los ojos cerrados?, sí que era intrigante su forma de comportarse, otra vez estaba nerviosa, ¿por mí?, ¿o sólo por la situación? Me miró, esta vez iba un poco más maquillada que la otra noche, traía su pelo recogido en una coleta y de nuevo vestía su abrigo, pero en esta ocasión cerrado.

- Buenas noches - saludé admirándola, que guapa se veía.
- Buenas noches - respondió mientras me sonreía.

Entramos al ascensor, me gustaba ver la expresión de su rostro cuando me miraba, era una mezcla de fascinación, deseo, nervios, ansias, de muchas emociones, que francamente alimentaban mi ego. Percibí un ligero movimiento de su parte, acercándose a mí, malditas cámaras de seguridad, yo también ardía en deseos por besarla, pero tenía que advertirla antes de tener que rechazarla y que se lo tomará a mal, pero, ¿por qué me importaba eso?, ya lo había hecho con otras mujeres sin tomar en cuenta que se enfadaran o se sintiera ofendida.

- En este hotel hay cámaras en los ascensores, por seguridad - la señalé con los ojos.
- Entiendo, pero no iba a intentar nada extraño - respondió avergonzada.

No pude evitar que una sonrisa se me escapara, sabía que estaba tan ansiosa como yo, sus ojos eran ventanas abiertas, ¿acaso no veía el deseo en los míos?, como iba a verlo si prefería mirar el suelo.

Salimos del ascensor y caminamos unos metros para llegar a la habitación, me sorprendió gratamente cuando al entrar y encender la luz ella tomó la iniciativa y me acorraló contra la puerta para besarme desesperada, le respondí de igual manera, mi lengua se entrelazaba con la de ella en una lucha sin tregua, frotándose, sintiéndose, en tanto mis manos desabrochaban el estorboso abrigo que dejé caer al suelo segundos después, la separé un poco para mirarla y me quedé perpleja, traía un provocativo vestido rojo de tirantes que acentuaba el color de su piel y mi excitación aumentó, ella se había arreglado para mí.

- Wow... ese vestido sí que te queda bien, muy bien.
- ¿De verdad?
- preguntó y se dio una vuelta coquetamente
- Por supuesto, aunque a decir verdad, se verá mejor en el suelo.

Me gustaba esa combinación en ella, de niña tímida y mujer fatal. Me complacía ser yo quien sacara en ella esa parte sensual que no mostraba en público, no se hubiera puesto el abrigo si lo hiciera.

La cogí por la cintura y mi lengua recorrió su oreja exhalando en ella, sentí como se doblaba su cuerpo y me sujetaba por los codos, fui lamiendo hasta llegar a su cuello que besé en tanto bajaba los tirantes del vestido hasta llegar a sus pechos que acaricié sobre la tela, después le besé la parte de éstos que sobresalía, luego ella tomó mi cara y me besó frenética, deslicé una de mis manos por debajo de la ropa y noté que traía una tanga esta vez, así que masajeé su nalga. Después de romper el beso lamió mi cuello.

- Quiero sentirte dentro - musitó en mi oído acariciando mi miembro ya erecto y después desabrochó con rapidez mi pantalón y liberó mi erección.

Mientras me ponía el condón, ella se tumbó en la cama y se deshizo de su tanga al tiempo que yo lo hacía de mi pantalón, me coloqué encima subiendo su vestido para entrar en ella que gritó al sentirme, comencé con el movimiento haciéndola mía, haciéndola vibrar en tanto ella me quitaba la camisa y acariciaba mi pecho.

Gemí en su oreja, quería que estuviera segura de lo que me hacía sentir, de cómo disfrutaba tenerla entre mis brazos e inundar su cuerpo con el mío, sentí como deslizaba sus manos por mi espalda hasta mis nalgas que empujaba para que llegará más profundo en ella, volví a besarla y mordí sus labios, quería comérmela, ella rompió el intenso beso y gritó de manera deliciosa mientras llegaba al orgasmo y su cuerpo se estremecía, no puede evitar reírme, me llenaba de un gozo incomparable ser yo la responsable de ese grito.

- Sshhh, van a pensar que te estoy matando - dije sobre sus labios abiertos.
- Y lo estás haciendo... de placer - respondió mirándome a los ojos.

Me senté en la cama, apoyada en la cabecera en tanto ella se quitaba el vestido, revelándome la desnudez de su cuerpo perfecto, se sentó sobre mí, rozando exquisitamente su sexo con el mío, lamiendo y mordisqueando mi oreja en tanto presionaba mis pezones con sus dedos.

Desconocidas - Albalia (G!p +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora