16. Serán prácticamente 3 días

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Comenzó a caminar y lo atajé en la puerta casi estampándolo en ella.

Por favor Natalia – dije en tono suplicante, casi al borde de las lágrimas de desesperación.
– Él te tiene completa, ¿Qué más da que yo me quede con esto?
– No, no me tiene completa y lo sabes, no te puedo dejar eso, al menos no hoy, otro día, te lo prometo, cuando volvamos a vernos, te daré otra cosa hoy, por favor.
– ¿Y qué me darías a cambio?


La cogí de la mano obligándola a caminar conmigo, no quería que se me escapara, se veía enfadada y quizá podría ser capaz de cometer una locura. Abrí el cajón de mi escritorio con la mano que tenía libre, sin soltarla, ahí tenía un pañuelo, lo saqué y lo puse sobre el escritorio, cogí el pequeño perfume que estaba también en el cajón y le rocié un poco al pañuelo y se la di. Me sonrió y me entregó las medias.

– Ah, se me olvidaba decirte, no uses vestido rosa ni lila para la boda – dijo en el umbral de la puerta.
– No te he asegurado que iré.
– Buenas noches, Albi.


Salió y yo me coloqué rápido mis medias. Issac me llamó de nuevo y le aseguré que ya bajaba. Fui al baño y me arreglé un poco el pelo, el maquillaje y me puse un poco de perfume. Cuando subí al coche, Issac me dio una mirada de reproche.

– Perdón, se atascó la impresora y no podía dejarla así, el servicio es muy caro.
– Está bien, ¿adónde quieres ir a cenar?
– No sé, ¿a ti que te apetece?
– Comida china, ¿quieres?
– Sí, vamos.

No hablamos mucho en el camino al restaurante, ni durante la cena, Issac estaba mandándose mensajes con un cliente, según me dijo, aunque se le escapan unas sonrisitas que dudaba que un cliente se las provocara, quizá era lo que yo quería ver para no sentirme tan culpable por engañarlo, después de todo iba a cumplir su promesa de irnos de viaje solos los dos, sin trabajo de por medio, o, ¿lo estaría haciendo para acallar sus culpas también?

Fui al baño y me miré al espejo, pensé que tal vez debería dejar a Issac, no se merecía lo que le estaba haciendo y ya había intentado dejar a Natalia una vez y no había funcionado, así que ahora me tocaba hacer la prueba con mi novio. Suspiré resignada, el viaje sería la última oportunidad para tratar de salvar mi relación con él. Me llevó a mi departamento y me dijo que nos veríamos hasta el jueves, que era cuando salíamos de viaje.

Los días siguientes tuve mucho trabajo, pero ya no podía ver mi oficina de la misma manera, había ratos me quedaba mirando la silla donde Natalia me había follado y me había pedido que no la dejara, la sonrisa estúpida aparecía en mi cara sin remedio, como deseaba que sus palabras fueran ciertas, pero eran sólo eso, palabras que se las llevaba el viento porque no daba ninguna otra señal, si en realidad quisiera que yo estuviera en su vida mostraría algún interés, yo que sé, una llamada, un mensaje, pero nada, silencio total. Abrí el cajón y me topé con la invitación de Elena, la saque y me puse a leerla, era color crema, de un papel finísimo y una letras preciosas.

Elena Lacunza & Dilan Ortiz En compañía de nuestros padres:
Claudia & Mikel Lacunza
Eduardo & Gloria Ortiz
Deseamos compartir con ustedes nuestro enlace matrimonial,
Que se llevará a cabo el sábado 13 de diciembre en MacArthur Causeway #395, Miami South Beach a las 18 hrs.
La recepción será en el mismo sitio una vez concluida la ceremonia.
Agradecemos su asistencia.


Suspiré después de leerla, a pesar que el matrimonio no era mi gran ilusión, ya me había mentalizado que algún día daría ese paso con Issac, aunque ahora no estaba tan segura de lograrlo, pero tampoco me lo imaginaba con Natalia, no se veía que fuera de ese tipo, dado que mejor se iba a casar su hermana menor que ella. Moví la cabeza, pero, ¿qué estaba pensando? Es increíble lo vulnerable que puedo llegar a ser y como unas simples palabras me hacen perder la perspectiva. "No me dejes", recordé como si lo estuviera escuchando en ese preciso momento, con su voz distorsionada, suspiré de nuevo, dejé la invitación en el mismo lugar y seguí con mi trabajo.

A las diez de la mañana en punto llegó Issac por mí para irnos al aeropuerto, subió al departamento por mi maleta y una vez en la calle, el taxista la metió al maletero. Apenas habíamos subido al vehículo su móvil empezó a sonar, él miró la pantalla, pero no respondió la llamada y envió un mensaje.

– Perdón amor, parece que no todos en la oficina se enteraron que estoy de vacaciones – justificó mientras escribía.
– No te preocupes.

Llegamos al aeropuerto y se alejó un poco de mí para hablar por teléfono, ¿es que ni siquiera este fin de semana lo iban a dejar en paz? Empezaba a odiar su trabajo. Después de registrar las maletas me senté en la sala de espera mientras él seguía pegado al teléfono recargado en un muro. Más tarde tomó asiento a mi lado y me dio un beso en frente y luego empezó a leer el periódico, fantásticas vacaciones iba a pasar, estaba a punto de volver a mi casa cuando anunciaron que subiéramos al avión.

Afortunadamente, en el último minuto había decidido meterme unos cascos, así que cuando anunciaron que se podía encender los móviles me puse el mío, en tanto veía que Issac ya tenía los ojos cerrados, claro él estaba sumamente acostumbrado a los aviones.

Finalmente llegamos a nuestro destino, al subir al taxi le entregó un papel con una dirección, yo bajé la ventanilla del coche para permitir que el aire acariciara mi cara. Minutos después llegamos a un muy bonito vecindario y el taxi se aparcó frente a una hermosa casa con techo de dos aguas. El taxista bajó las maletas y las puso justo en la puerta. Issac le pagó y después me tomó del brazo para caminar juntos, sacó unas llaves del pantalón y abrió la puerta, tomó el par de maletas y las dejó en mitad de la sala. La casa era relativamente pequeña, pero muy espaciosa y con muebles rústicos de madera.

– Issac, ¿de quién es esta casa? – pregunté sentándome en el confortable sillón.
– De un cliente, me la prestó por este fin de semana, al parecer quiere venderla y la está promocionando a ver si alguien se interesa por ella.
– ¿Tú eres un posible comprador?
– Eso le hice creer con tal de que me la prestara, así nos ahorramos lo del hotel y lo gastamos en otra cosa, ya después le diré que no te gusto.
– Francamente es muy bonita
– respondí entrando a la cocina – pero, no nos la podemos permitir, el rumbo parece muy caro.
– Lo es, así que mejor disfrutemos de la casa por estos días, subiré las maletas, para ir a comer y dar un paseo por los alrededores.

Salí de la cocina para seguir explorando la casa, al fondo había una hermosa barra de bar, con las copas colgando del techo y varias botellas en los anaqueles, fui a curiosear y vi que había casi de todo, brandy, ron, whisky, vodka, tequila, pero todas estaban selladas, parecía que sólo formaban parte de la decoración.

Issac bajó corriendo las escaleras y salimos. Caminamos un poco hasta llegar a la avenida principal y ahí tomamos un taxi. Comimos en un bonito restaurante y estuvimos hablando por un par de horas, como en los viejos tiempos, en el garaje de su casa, en el cual había sido nuestra primera vez, un día que su padre fue a casa del mío a ver un partido en la televisión, aquello parecía tan lejano.

A la hora de volver le pedimos al taxista que nos dejara en la avenida principal y bajamos caminando por el sendero, jugando y haciendo bromas, me había olvidado de todo eso, Issac solía ser muy alegre y jovial antes de entrar a trabajar a aquella casa de bolsa que lo había convertido en un adicto al trabajo. Y no pude evitar sentir remordimientos por mi conducta, él matándose en el trabajo y yo liándome con una mujer que, para completar el cuadro, era cliente suyo, me pregunté que tanto se frecuentaban, pero decidí no expresarlo en voz alta.

Al ir cruzando el caminito que llevaba a la entrada principal de la casa un aroma delicioso a comida llegó a mi nariz, lo que me recordó que hacía mucho yo no cocinaba. Issac abrió la puerta y al entrar a la sala escuchamos música proveniente de la cocina, ambos nos miramos y yo le enseñé que de mi móvil lo traía en la bolsa de mi chaqueta. Así que, sigilosos y yo con un poco de miedo, caminamos lentamente hacia la cocina que tenía la puerta cerrada, Issac la empujó con sumo cuidado y casi me da un infarto al ver a María y Natalia cocinando y cantando como recién casadas. Me gire a ver a Issac con una cara de no dar crédito y él sólo se encogió de hombros sorprendido por verlas también ahí, carraspeó un poco y María se giró y nos miró extrañada, pero nos sonrió. Natalia también se giró y la expresión en su rostro era inescrutable, no daba el menor indicio de lo que pasaba por su mente.

– ¡Issac, Alba!, qué alegría volver a veros – exclamó María alegremente – tonti, no me dijiste que los habías invitado – dijo a Natalia dándole un golpecito en el hombro.
– En realidad no sabíamos que vosotras estaríais aquí, Natalia me prestó la casa el fin de semana – respondió Issac mirándola como pidiéndole una explicación.
– ¿Pero no era el próximo fin de semana? – exclamó Natalia seria y confundida.
– Bueno, hay suficiente espacio para los cuatro y así será mucho más divertido – agregó entusiasmada María casi dando saltos.


Yo simplemente no podía hacer ni decir nada, estaba estupefacta tratando de procesar la información en mi mente, el shock había sido más grande a cuando me la encontré en el estadio y lo que más me había molestado era haberla visto tan feliz con María, ¿cómo podía decir que no era su novia si parecía todo lo contrario? Lo único que llegué a hacer fue agarrar a Issac del brazo para sacarlo de la casa mientras le daba una mirada de odio a Natalia que nos veía seriamente.

– ¿Ella fue quien te presto la casa? – pregunté molesta afuera de la puerta principal.
– Sí – respondió parándose frente a mí.
– No podemos quedarnos aquí, busquemos un hotel, al fin y al cabo estamos a diez minutos del centro de Las Vegas.
– Pero baby, ¿desde cuándo eres antisocial?
– ¿Baby?
– pregunté extrañada olvidando por un segundo el origen de la pelea.
– Dije...Alba, por el enfado ya ni me escuchas bien.
– Te escuché perfectamente bien y me dijiste baby, ¿desde cuándo me dices así?
– Ya sé porque fue la confusión
– exclamó ignorando mi pregunta – es que primero le había dicho que vendríamos el siguiente fin de semana, pero como tengo que ir a... San Francisco en esa fecha le cambié el día a la mera hora, fue mi culpa Alba, perdón – se acercó y puso una mano en mi mentón – pero, no podemos hacerle un desaire cariño, Natalia ha sido muy amable conmigo, además, se ve que a María le caes muy bien, será como aquel viaje que hicimos con Afri y Jorge, acuérdate que la pasamos genial.
– Pero, se suponía que la razón de este viaje era para estar solos tú y yo.
– Y lo estaremos cariño, ¿o te crees que ellas no querrán estar solitas también?
– Respondió guiñándome un ojo – anda, no seas así, serían prácticamente 3 días.

Desconocidas - Albalia (G!p +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora