19. El baño

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Me dio un pequeño beso en los labios y con dificultad se levantó de la cama, mientras yo le sonreía. Me levanté después que ella y camine hacia el baño, cuando puse la mano en el picaporte sentí que me agarraba, me dio la vuelta y volvió a besarme apasionadamente, le correspondí unos instantes y después rompí el beso.

– Nat, por favor, para – dije seria poniendo mis manos sobre su pecho alejándola.
– Es que no puedo evitarlo, me encantas Alba – dijo mirándome a los ojos – pero, ganas otra vez, ya me debes dos.
– Anoche te cobraste una, ¿ya se te olvido tu amenaza?, me hiciste entrar en pánico.
– Discúlpame, estaba cegada y fue lo único que se me ocurrió para verte a solas.
– Lo pensaré, claro que si te vas ahora ayudará a aclarar mi mente.
– Chantajista.
– ¿Yo?, el ladrón cree que todos son de su condición.

Me sonrió y me dio otro pequeño en los labios, me quedé ahí de pie para asegurarme que salía de la habitación, cuando lo hizo y cerró la puerta, entré al baño. Me metí a la duhca y cuando termine de vestirme Issac entro a la habitación, me saludó a lo lejos y me dijo que se daría un baño.

Bajé a la cocina para preparar algo de desayunar y María estaba ahí tomando café y hojeando una revista.

– Buenos días, María.
– Hola Alba, buenos días
– respondió y se levantó para saludarme de beso en la mejilla – justo estaba pensando en ti, estoy viendo un anuncio de la ropa de Elena – agregó enseñándome la revista y la miré unos segundos.
– Por cierto, ahora que lo mencionas, tengo duda de algo que me dijiste el día de la presentación – dije sirviéndome una taza de café.
– Adelante, con confianza.
– Cuando te dije que Issac estaba de viaje, me dijiste que él no cambiaba, ¿por qué?
– Ah, es que el día que firmó el contrato con Natalia yo fui a la cena y estuvieron hablando de negocios toda la noche y mencionó que viajaba mucho y luego Natalia me ha contado que le llama y siempre está en juntas, por eso lo dije, ¿pensaste que yo y él nos veíamos clandestinamente?
– No, para nada, no te creo capaz de engañar a Natalia
– dije para ver su reacción.
– Jamás lo haría, la adoro – aseguró.
– Buenos días, señoritas – exclamó Natalia entrando a la cocina.
– Hola guapa, buenos días – respondió ella y la abrazó efusivamente.

Yo no respondí y le desvié la mirada con enfado, que amigas tan cariñosos eran, alguna de los dos me estaba mintiendo y dudaba que ella tuviera alguna razón para hacerlo. Abrí el frigorífico para no mirarlas y escuché que Issac las saludaba, me abrazó por la cintura, yo me giré y nos dimos un beso en los labios. Natalia carraspeó y nos sugirió ir a desayunar a un pequeño restaurante que estaba a un par de calles. Todos estuvimos de acuerdo y salimos los cuatro.

Issac y yo íbamos de la mano y María sostenía del brazo a Natalia, después la morena la subió sobre sus hombros y tuve ganas de golpearla y de paso yo darme de topes en un árbol, ¿cómo era posible que me dejara envolver por esa embaucadora de libro? Sólo era una hermosa mentirosa, como dice una canción y, muy a mi pesar, me tenía loca sin remedio, jamás me imaginé perder así la cabeza por alguien, quizá debía recurrir a la ayuda de un psiquiatra.

Llegamos al restaurante y nos sentamos en una pequeña mesa, María frente a Issac y Natalia frente a mí. La camarera nos llevó los menús, la verdad yo no tenía mucha hambre, así que sólo ordené un zumo de naranja y fruta con yogurt, en un recipiente por separado. María me miró de forma extraña y Issac empezó a explicarle lo rara que soy para comer mientras ella se reía, luego se pusieron a intercambiar anécdotas curiosas.

Yo sentía las miradas de Natalia y trataba de evitarlas lo más posible. Minutos después nos dejaron los platos y al llevarme un pedazo de piña a la boca sentí que Natalia puso su pie sobre el mío y lo subió un poco. Yo retiré el mío bruscamente mientras la miré frunciendo el ceño, ella sonrió divertida, miré a Issac, nerviosa y seguía hablando animadamente con María, al parecer ninguno de los dos se había dado cuenta. Natalia lo notó y siguió con su jueguito, yo ya no sabía para donde moverme y tuve que ir al baño para tranquilizarme, esa mujer quería destrozarme los nervios. Al regresar ya habían pedido la cuenta y suspiré aliviada.

María propuso ir a algún hotel de Las Vegas a jugar un poco y de paso ver algún espectáculo, así que volvimos a casa y Natalia sacó del garaje un Audi que había alquilado. Issac y yo nos subimos en la parte de atrás y María encendió la radio después de subir. Issac me abrazó y noté la mirada seria de Natalia a través del espejo retrovisor, pero me giré y recargué mi cabeza en el hombro de Issac no sé porque Natalia ponía esas miradas cuando ella jugaba con María en los altos.

Llegamos a un hermoso hotel y entramos al casino, ellos se fueron a una mesa de póker y María y yo a unas máquinas de esas que si te sale tres veces la misma figura ganas, pero con mi suerte lo único que logré fue perder cien dólares, en cambio ella ganó 250. Después Issac me abrazó emocionado, me cargó y me dio vueltas porque ganó dos mil, cuando me dejó en el suelo Natalia nos miraba con el ceño fruncido, pero yo la ignore y cogí a mi novio de la mano.

Comimos en el restaurante del hotel y ahora opté por sentarme frente a María, lo cual provocó que Natalia se riera divertida, nuevamente. Al terminar, compramos las entradas para un espectáculo musical y mientras esperábamos recorrimos las tiendas de suvenir y me sorprendió que Issac comprara un oso de peluche que en la camisa decía I love Las Vegas, me dijo que era para la sobrina de Ryan que iba a cumplir años pronto, no recordaba que él tuviera una sobrina y Issac me explicó que era hija de un primo que acababa de mudarse y que también trabajaba en la bolsa.

Volvimos a casa pasadas las once de la noche. Issac se puso de inmediato el pijama y se metió a la cama, yo decidí darme una ducha, me sentía muy cansada y esperaba que él se durmiera para evitar que se pusiera "romántico", no lo hacía por Natalia, sino por mí, aunque estuviera engañando a mi novio, tampoco era una cualquiera que se iba a revolcar con los dos en la misma casa.

Entré al baño, me desmaquillé y me lavé los dientes, todo muy lentamente para hacer tiempo. Aún con la bata de baño puesta abrí la llave de la ducha, gire para quitármela y colgarla y me topé con Natalia que alcanzó a taparme la boca para que no gritara. Se llevó el dedo índice de su otra mano a la boca, indicándome que guardara silencio, yo asentí con la cabeza y me soltó.

– ¿Cómo narices has entrado? – pregunté en un susurro mientras me preguntaba dónde estaría ahora Issac que Natalia pudo escabullirse al baño sin problema alguno.
– Pues sí que eres distraída, este baño conecta con las dos habitaciones – respondió y me mostró la puerta que yo no había distinguido – cuando escuché el agua correr me asomé para ver si eras tú y tuve suerte – agregó soltándome la tira de la bata que se abrió dejando al descubierto parte de mi cuerpo desnudo.
– Ahora sí te has vuelto totalmente loca, Issac está en la habitación de al lado.
– ¿Y me vas a decir que eso no lo hace más excitante?
– susurró mirándome con pasión.

Yo me quedé paralizada, se acercó y me quitó la bata, me apoyó en la pared y mi cuerpo se arqueó ante el frío del azulejo, la adrenalina comenzó a recorrer mi cuerpo mientras ella pegaba el suyo al mío y sentí su erección. Me lamió el cuello, luego subió a mi mandíbula y después a mis labios mientras se pegaba más y más a mí. La abracé por la espalda, quise besarla, pero echó la cabeza un poco hacia atrás sonriendo y sólo pude lamerle los labios, así que eso seguí haciendo, primero, el inferior de un lado a otro y luego el de arriba. Sus manos estaban masajeando mis nalgas, yo bajé su bóxer y acaricié su pene, ella correspondió de la misma manera acariciando mi clítoris con dos dedos, nos besamos desesperadamente y luego sustituyó sus dedos por su pene, pero sin introducirlo, sólo me frotaba suavemente.

Se separó para ponerse el condón que tomó del lavabo, me hizo darme la vuelta, tomó mis manos y las puso a los lados del lavabo. Yo lo sujete con fuerza, se colocó detrás de mí y se introdujo en mí, me mordí el labio para no gritar y ella comenzó a moverse sujetándome de las caderas, yo trataba de reprimir los gemidos, a pesar de que se escuchaba el agua cayendo. Natalia salía y entraba de mí sin cesar, puso dos dedos en mi boca que igual salían y entraban de ella y su otra mano subía y bajaba por mi muslo, apreté los ojos cuando sentí que explotaba en mi interior desencadenando que yo lo alcanzara segundos después.

– Estuve esperando todo el día para esto – susurró en mi oído – me trastornas Alba, cada día ansío más estar contigo – agregó y me giro la cara para besarme.

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Cuando desperté, a la mañana siguiente, Issac no estaba en la cama, supuse que se había ido a correr de nuevo, miré el reloj y casi eran las diez de la mañana, así que me levanté. Después de lavarme los dientes, me ganó la curiosidad y me asomé a la habitación de Natalia, pero no estaba, entonces bajé a la cocina. Estaba por abrir la puerta y escuché murmullos.

– Yo también te extraño mucho princesa, te prometo que lo primero que haré mañana cuando vuelva será ir a verte – dijo la ya familiar voz masculina y se me hizo un nudo en la garganta.

Desconocidas - Albalia (G!p +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora