62. Oso

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Ya era lunes y me encontraba en el aeropuerto de Londres, no tenía ninguna noticia de Alba, no había respondido mis mails ni había podido comunicarme con ella durante todo el fin de semana y mi preocupación había aumentado considerablemente, de sólo recordar lo que había pasado con Noelia mi corazón se desgarraba y sabía bien que no podría volver a vivir lo mismo, esta vez sí que me moriría, así que volvería a Madrid para corroborar que Alba estuviera bien.

Hice un último intento de llamar mientras hacía fila para comprar el billete y afortunadamente me respondió, mi corazón latió nuevamente tranquilo al escuchar su voz, le hice saber sobre mi preocupación y mi decisión, me dijo que no era necesario que viajara, después me complació el escuchar que ya había comprado la webcam, otra de las cosas nuevas y diferentes que experimentaría con ella.

Volví al hotel y cené, después subí a mi habitación y miré un poco de televisión, luego me dormí un rato para hacer tiempo a que fuera de noche en Madrid y poder, al fin verla, aunque fuera por una simple cámara. El despertador sonó y me levanté de la cama, me conecté a la red justo a la hora que habíamos quedado y ella ya estaba conectada, de inmediato la saludé y después ambos pusimos nuestras manos sobre la pantalla del notebook, como deseaba estar junto a ella y poder tocarla realmente. Le propuse mi juego y casi al instante aceptó.

El verla acariciarse mientras la guiaba era una extraordinaria experiencia y lo suficientemente excitante para que yo me acariciara también, aunque deseaba que fuera su mano la que estuviera sobre mí en lugar de la mía. La vi llegar al orgasmo y yo conseguí el mío segundos después en tanto la miraba con sus ojos cerrados y como su pecho subía y bajaba por lo descontrolada que se encontraba su respiración. Me dijo que se lavaría las manos, yo me subí el pantalón y fui a lavar las mías también. Al cabo de pocos minutos estábamos de nuevo frente a frente.

– ¿Cómo te sientes? – pregunté mientras me acomodaba en la silla.
– Relajada – respondió con una sensual sonrisa.
– Me encanta haber contribuido con eso – entonces deseé saber si ya había cumplido con su promesa – Alba, no quiero arruinar el momento pero necesito saber algo que me está rondando la cabeza desde que me fui – no podía imaginar que no la cumpliera aún – ¿has roto ya con él? – pregunté seria.
– Sí, he descubierto que me engañaba con otra, curioso, ¿no?, ambos vivíamos en una mentira.
– Lo sabía, por eso no quería que te tocara
– exclamé sin pensar debido al entusiasmo que me dio al escuchar la noticia de su ruptura.
– ¿Qué has dicho?, ¿tú sabías que Issac tenía una amante? – Dijo totalmente desconcertada – ¿cómo? – añadió en tono de enfado.
– Un día lo vi en un restaurante, sin que él se diese cuenta.

Tuve que mentirle de nuevo, odiaba hacerlo, pero aún no sabía si podría ser capaz de entenderme, debía reconocer que mi comportamiento con ella en un principio era frío y en ocasiones hasta cínico, porque no sabía bien cómo manejar esto, en cierto modo era nuevo para mí, así que no le había dado muchos indicios de mis sentimientos hacia ella, además la forma en la que me había enterado era poco honorable, hurgando en algo tan personal como lo es un teléfono, otro delito más a mi lista de actitudes psicópatas.

Empezó a recriminarme y con toda la razón, así que le dije un par de verdades y se molestó más, al grado que se desconectó sin despedirse. Inmediatamente cogí mi teléfono y llamé, pero cortó la llamada sin contestarme, volví a marcar y me respondió el buzón, seguramente lo había apagado y mi corazón se oprimió, entonces comprendí que si supiera que la había investigado no me lo perdonaría, eso debía callármelo para siempre.

Opté por enviarle mails pidiéndole perdón de mil formas diferentes, explicándole más detalladamente mis motivos, añadiendo frases que busqué en internet. Ahora no sabía si había sido buena idea callármelo, es que no era posible que ese imbécil todavía le estuviera haciendo sombra a nuestra relación y que hubiéramos discutido por su culpa.

Derrotada y cansada me fui a dormir, tenía que levantarme tres horas más tarde para ir al aeropuerto por uno de mis socios que llegaría para la junta que tendríamos dos días después.

Desconocidas - Albalia (G!p +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora