❝Demonios, Kim❞

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Kim resopló, apartando todo el cabello de su rostro y pateando la perilla de la puerta

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Kim resopló, apartando todo el cabello de su rostro y pateando la perilla de la puerta.

—¡¿Por qué no abre?!

De nuevo tomó el teléfono de la habitación, buscando llamar a recepción sin resultado alguno, maldijo en todos los idiomas que conocía, es decir, en uno.

Había dejado su celular en el bolsillo pequeño del bolso de mano de Rosé porque no cabía en el suyo, allí llevaba algunos documentos y también dinero en efectivo en caso de que fuese necesario, así que tenía todo, menos una forma de comunicarse con sus amigos.

El bus probablemente ya se había ido mientras ella estaba ahí atrapada en la habitación de hotel esperando a que el personal incompetente se dignara a revisar las habitaciones para darse cuenta de su encierro.

¿Y si gritaba? Era buena gritando.

—¡Estúpido hotel!— observó la puerta atascada— Estúpida puerta.

Respiró con pesadez y dificultad, le causaba un poco de ansiedad saber que estaba en una situación problemática y sola porque empezaba a exagerar.

Se acercó de nuevo a la puerta y dejándose llevar por su histeria, comenzó a golpearla con ambas manos y a gritar pidiendo su rescate, sus puños cerrados aplicaron más fuerza a los golpes hasta que escuchó el código y tarjeta ser puestos, entonces se alejó, dejando que la puerta fuese abierta y sintió el coro de ángeles cuando observó el rostro conocido de Jungkook observandola espantado.

—¡Aleluya!

—Demonios, Kim— dijo este, tomando su muñeca y sacándola de la habitación— gracias, señor.

—¡Me quedé encerrada!— exclamó— ¡La gente incompetente de recepción no contestaba y creí que moriría allí adentro!

El hombre que le había abierto la puerta, la miró ofendido por sus palabras, pero no tenían tiempo que perder, decidieron bajar los siete pisos usando las escaleras dado que el ascensor estaba demasiado ocupado.

—¿Por qué no contestas el celular?— ya se estaba cansando de bajar a toda velocidad.

—Lo dejé en el bolso de Rosé porque en el mío no tenía espacio— le enseñó su pequeño bolsito de mano— aquí solo caben mis tarjetas y dinero, me estaba bañando y ¡Ay!

Alcanzó a agarrarla antes de que cayera, retomaron el paso.

—Estas son cosas que solo te pueden suceder a tí, Choi Kim.

—¡Perdón!

Finalmente el primer piso, pasaron corriendo la recepción hasta donde los buses debían estar estacionados. No había nada y Jungkook maldijo al conductor.

—Le dije a ese hombre que no arrancara hasta que yo le dijera que podía hacerlo.

Kim descansó ambas manos sobre sus rodillas, recuperando el aire que había perdido en esa mini maratón de hace un segundo, Jungkook tomó su teléfono y activo el altavoz, la voz de Rosé no tardó en escucharse.

—¡Jungkook!

—¿Hace cuánto se fueron los buses?

—Apenas te bajaste, el conductor decidió arrancar, nosotros le gritamos que todavía no y le importó cero. Dime qué encontraste a Kimie, acabo de darme cuenta de que tengo su teléfono.

—Aquí está conmigo— ella saludó— ya, les encargo el equipaje de Kim, que Taehyung y Jimin se ocupen de cuidar sus cosas y tu cuida muy bien su teléfono, los alcanzaremos en mi camioneta.

—Oh, vale. No te angusties, nosotros cuidamos las pertenencias de Kim.

Colgó, observó a su menor y negó, esta le devolvió la mirada muy apenada.

—Perdón, de nuevo estoy-

—No es tu culpa, no te disculpes— rió— me alegra que no te hayas lanzado por el balcón buscando una manera de salir, al menos.

—No soy tan extremista. Pero de verdad, no me gusta ocasionar problemas, así que no tienes que llevarme.

—Por supuesto que tengo que llevarte ¿estás loca? no te dejaré aquí— la señaló—quédate quieta mientras traigo el auto y sostén esto— le entregó su teléfono— así tengo garantía de que no saldrás corriendo a coger un taxi porque me lo tienes que regresar.

—Bien, bien. Pareces mi padre, aquí me quedo.

Tenía que ir al estacionamiento del hotel, así que sabía que tardaría un poco, miró el teléfono en sus manos protegido con clave, por supuesto, solo tenía acceso a la cámara, hizo una sonrisa maliciosa hasta que se percató del fondo de pantalla de bloqueo y jadeó asombrada.

Era una foto suya frente al espejo, en ropa de gimnasio junto al que parecía ser un amigo suyo, ambos muy bien ejercitados, sudando.

Con sus piernas gruesas y sus tatuajes a la vista, siendo guapo como ya era costumbre.

—Qué hombre.

Suspiró, resignada. Activó la cámara y no hizo más que tomarse fotografías, llenandole el carrete con su rostro haciendo muecas nada atractivas y esperando que no la regañe después por ese pequeño atrevimiento.

A Kim no podían darle un teléfono ajeno porque ella tomaba confianza muy rápido.

Un mensaje saltó en notificaciones, lo leyó sin querer y de manera inevitable.

Mamá

Piénsalo bien, ya tienes treinta años, Jungkook, y es momento de sentar cabeza, no todo es trabajo en la vida.

Dejó de jugar, apagándolo y quedándose quieta tal cual se lo habían pedido y viéndo el auto aparecer.

Dejó de jugar, apagándolo y quedándose quieta tal cual se lo habían pedido y viéndo el auto aparecer

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POTENTIAL DADDY❞ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora